La Casa Del Zodiaco

El pasado de Piscis

H-Hola. S-Soy Pilar, pero puedes decirme Piscis.

Nací el 21 de Febrero, un día frío, raramente. Desde pequeña fuí muy querida entre mi familia y amigos, digamos que incluso algo "mimada". Mi padre era un celebre cantante y mi madre una artista en lienzos. Siempre recibí una muy buena atención de ellos dos, ya que era hija única. Puedo asegurar que ellos dos se amaban demasiado, ya que nunca en mi vida los había visto discutir. Soy suertuda, supongo.

Desde pequeña estuve inclinada hacia el camino de las artes varias. A los cinco años ya me imaginaba a mi misma cantando en un gran escenario con millones de luces apuntándome, los alaridos de emoción de la gente llenando mis oídos y las cámaras grabando mis movimientos y reprodusiendolos en una enorme pantalla; o a mis pinturas colgando de una blanca pared en un largo pasillo junto a muchas otras, de otros grandes artistas. Era, y aún soy, alguien muy soñadora, creo yo. Y estos sueños no fueron complicados de conseguir, al menos para mí. Mis padres, al dedicarse a aquello, me guiaron en mis metas, dándome un enorme empujón. Diez años tenía cuando hice mi primer lienzo "profesional", y en cuanto al canto... en aquellas ramas del arte no era la mejor, por lo que lo dejé lentamente. Pero la pintura, la pintura siempre estará en mi corazón.

Iba a una escuela pública, que no era de la mejor calidad, pero bueno, al menos allí tenía varios amigos. ¿A quién engaño? Aquella escuela era... una mierda, básicamente. Toda mi infancia estuve rodeada de amigos, se puede decir que era "popular" aunque suena algo tonto decirlo a esta edad. Jejeje~. El único problema con la popularidad era el hecho de que no tenía amigos cercanos, es como si todos se te acercaran por tu "fama". A pesar de eso, siempre fui una persona gentil con todos, sin que me importaran las críticas de mis amigas, diciendo cosas como: "¿Por qué ayudas a ese perdedor?", "Aléjate de ella, está contaminada". Pero no me importaba, mis padres me habían educado lo suficientemente bien como para saber que no hay que hacerle cosas así a la gente. Eras tan incrédulas.

Un día, el primer día de primavera, para ser exactos, vi como unos matones golpeaban a un chico de cabellos negros. El chico trataba de defenderse, poniendo sus ante-brazos frente a su rostro, amortiguando los golpes que le brindaban, aunque no era muy efectivo. Notaba lágrimas cristalinas caer de sus ojos y sus dientes rechinando entre ellos de lo fuerte que los apretaba. 

No lo soporté.

Comencé a gritarle que se detuviera, que no siguiera haciendo daño al chico, que ni su nombre conocía. Luego de una larga pelea, el chico logró defenderse, lo que me asombró demasiado. Mientras otros niños re reían, jalé al chico del brazo y lo ayudé a ir a la enfermería.

Desde ese entonces no me separo de él nunca, es la mejor persona que conocí en mi vida. Todos aquellos niños hacían mal en ignorarlo, ya que él era perfecto. Tierno, lindo, caballeroso, ¡¿Qué más se puede pedir de un hombre?! Sí, es cierto que perdí a muchos de mis amigos y poco a poco me fueron olvidando cual ropa vieja. Pero no me importó, porque lo valía. Valía la pena perder a todos esos buenos-para-nada por una persona como Camilo.

Que bonito nombre, Camilo. Suena tan dulce, que hace que un cosquilleo recorra mi cuello, como si un gato persa se paseara por mis hombros.

Tan fuerte es el cariño que le tenía, que luego de cinco años, aún sigo junto a él, ya como adolescentes "maduros", ya que Camilo es como Peter Pan, nunca crece. Pero lo adoro. Lo sentimental y sensible que es me enamora, me da diabetes de lo dulce que puede llegar a ser. Y yo sigo su juego, jugueteo por allí, jugueteo por allá. 

A día de hoy, vivimos los dos en una casa juntos, acompañados de otros diez chicos de nuestra misma edad - o, al menos, muy cercana a ella -. S-Siempre fui alguien muy tímida, pero ellos consiguieron que abra mi corazón, más de lo que lo hago al resto de gente.

Los amo-doro, demasiado.

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700 palabras justas :v

Listo, ahora a hacer lo que tanto quería. ¡Curiosidades!