Ambos se sumergieron en la espesura del inmenso bosque, en dirección a la morada de la bruja. Caminaron largo tiempo en la oscuridad cobijados únicamente por el brillo de la luna y la estrella que iluminaban su horizonte. Sin percance alguno en su camino llegaron a salvo. Ahí se encontraban, a los pies de la inmensa montaña Luna. Un pequeño armándose de valor y una Sombra impotente ante tal situación.
Juntos, uno a lado del otro, se dirigieron a la entrada que media más de dos metros. Se encontraba tal y como la recordaba hace ya mil años cuando la vio por primera vez la Sombra que acompañaba a Eric. El lugar era húmedo y frio, inclusive más que en el exterior. La oscuridad de la habitación no les permitía ver bien, pero al parecer no había nadie.
Ambos estaban muy equivocados la bruja estaba ahí, aguardando en silencio. Y tampoco estaba sola, junto a ella se encontraba el cuerpo de Godric, el cual se precipito sobre Eric tirándolo al suelo, sujetando su pequeño cuello entre las grandes manos blancas del cuerpo de la sombra.
Mientras el cuerpo de Godric estrangulaba al pequeño Eric sin piedad alguna, la Bruja Oscura, indiferente a lo que ocurría se dirigió fríamente a la sombra diciéndole:
- Sé que estás aquí Sombra. Puedes esconderte todo lo que quieras, pero sé que vienes por tu preciado cuerpo. Ríndete, porque nunca lo tendrás. Es muy valioso para mí. O es que acaso crees que no me di cuenta de la Marca. No llegaras a tiempo, de eso me encargare yo, te lo aseguro. El viejo Tobías no resistirá más, perecerá, y cuando eso suceda el secreto será todo mío.
»- La Sociedad de los Marcados me ha estado estorbando desde hace siglos y al fin ha llegado mi tiempo. El mundo entero se rendirá ante los pies de su gran soberana. Pero no te preocupes, parte de ti formara parte de mi gloria - dijo señalando al cuerpo de Godric que seguía estrangulando a Eric-. Sin él no hubiera podido lograr esto.
»- Ahora Sombra, despídete de tu amiguito Eric.
La bruja se volvió hacia donde se encontraban el cuerpo de Godric y Eric con un brillo triunfal en sus grandes ojos negros, el cual se apagó de golpe al verse sorprendida por lo que estaba ocurriendo ante sus ojos.
Eric se estaba desprendiendo de la opresión de los brazos del cuerpo de Godric. Con una facilidad y rapidez indescriptibles invirtieron papeles. Ahora el cuerpo de Godric estaba siendo asfixiado por Eric y su fuerza descomunal. La bruja se dirigió a si a él para impedir el final fatal. De improvisto la Sombra se postro frente a una ventana por la que se colaba la luz de la luna.
- Ahora es el momento - gritó la Sombra.
Eric se volvió y vio a la bruja acercándose velozmente. Se levantó y se tropezó con el cuerpo inconsciente de Godric, por lo que estuvo a punto de caer. Pero eso no lo detuvo para alcanzar la daga de plata que se encontraba sobre una mesa de piedra. La tomo entre sus manos. Al tacto la daga estaba fría como el hielo de las montañas, aun así el pequeño permaneció apacible aguardando paciente a la bruja.
La Bruja Oscura sostuvo fuertemente los brazos del niño tratando de impedir que la daga atravesara su carne. El frio metal dejo una marca en el antebrazo de Eric, de donde empezó a emerger una sangre espesa, que antes de lo esperado manchó sus ropas.
Una sonrisa se dibujó en los labios de la bruja al vislumbrar esta imagen. Confiada ya de su victoria, lo que significó un error fatal,... y final.
La fuerza de Eric sorprendió a la bruja, desprendiéndose de la fuerza de sus manos y apartándolas de él como si se tratara de los brazos de una muñeca de trapo. En ese instante, el ya no tan mocoso niño de siete años empuño la daga clavándola justo en el corazón. La bruja gimió fuertemente a causa del dolor. Todo había terminado.
Eric saco la daga del pecho de la bruja trayendo consigo el corazón aun latiendo de ella. Los ojos de la bruja Oscura estaban clavados en los del niño, una mirada suplicante que anunciaba el fin de su película.
Eric sujeto la daga con ambas manos elevándolo a la altura de sus ojos llenos de valor, y en un último ademan dejo caer la daga sobre el corazón con todas sus fuerzas rompiéndolo en un millar de pedazos de cristal negro, desprendiendo a la par un rayo de luz roja.
La bruja se desvaneció, ese había sido el final, o al menos eso era lo que Eric creía. La bruja había muerto.
Eric se quedó ahí, arrodillado, con el rostro hundido entre ambas manos, agitado por todo el esfuerzo. Una mano se postro sobre el hombro de Eric, este se volvió presuroso con la daga aun en mano. Era Godric. No la sombra de Godric. No el cuerpo de Godric. Era Godric, que había vuelta a ser uno solo.
Intercambiaron miradas y una sonrisa de alivio se dibujó en el rostro de ambos.