Parte 1 Obertura

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La casa se encontraba en una de los zonas más importantes de Gangnam. Era una inmensa propiedad, rodeada de un muro alto de color blanco y una única entrada, un portón negro lo suficientemente grande para que los autos pasaran. Sin embargo, para poder acceder a la casa había que identificarse con los dos guardias de seguridad que se encontraban custodiando la entrada.

Choi Seung Hyun soltó un pequeño suspiro, mientras sacaba su mano con un cigarrillo entre los dedos y se las arreglaba para tocar el botón que comunicaba con los dos guardias que se encontraban dentro de la protegida caseta de seguridad.Uno de los guardias lo miró a través del vidrio de la caseta antes de activar el comunicador.

-¿Si?- el tono del guardia no era nada amigable. Seung se tomó su tiempo para contestar, dándole una calada profunda a su cigarrillo, mientras dirigía una mirada penetrante al guardia, el cual bajó la mirada después de un momento. En la cara de Seung se dibujó una ligera sonrisa de suficiencia. Él sabía que su actitud probablemente había sido una reacción espontánea ante el tono desagradable del guardia, quien de alguna manera había desafiado su primitiva naturaleza alfa. "Muy primitivo, Seung. Contrólate. No estás aquí para intimidar", se regañó mentalmente.

-Soy el detective Choi Seung Hyun. Pertenezco al departamento de policía metropolitana de Seúl. Me están esperando-dijo con calma, para después llevarse el cigarrillo nuevamente a los labios con displicencia, darle una última calada y después apagarlo en el cenicero que estaba dentro del coche. Sabía que a su compañero, Daesung, no le agradaría en absoluto encontrar el par de colillas que se habían juntado en el pequeño lapso de tiempo que llevaban separados. Dae, como le decía de cariño, había emprendido una campaña para tratar de mejorar los malos hábitos del detective sin demasiado éxito. Sin embargo, no había perdido la esperanza y cada vez que podía le lanzaba aquella mirada de "No puedes seguir con este ritmo de vida si quieres llegar a viejo" y a relatar, como quien no quiere la cosa, los casos de cáncer de pulmón de algunos conocidos. Pensó por un momento en tirar las colillas fuera del coche, pero se dio cuenta de que su plan era poco práctico e antihigiénico. Quizás si su trabajo no fuese tan estresante, consideraría reducir el nivel de nicotina. Aunque, siendo sincero, eso era poco probable porque  disfrutaba demasiado del cigarro.

El guardia, que había vuelto a observar al detective Choi, se apresuró a dejarle libre el paso y a señalarle dónde tenía que estacionar. Si en un principio su actitud había sido altanera, había pasado a adoptar una actitud totalmente opuesta, con un dejo de servilismo excesivo que a Seung le pareció ciertamente irritante. Siempre le ocurría eso con las personas. Cuando se enteraban de cuál era su trabajo, el trato hacia él siempre cambiaba. Si bien era cierto que muchas personas antes de conocerlo lo trataban de forma deferente, debido a su condición de alfa y a su apariencia (un hombre alto de alrededor de 1.80, cabello negro, rasgos varoniles y mirada penetrante), la mayoría de las personas terminaban comportándose de manera excesivamente cuidadosa y cortés con él cuando se enteraban de que trabajaba para la policía y no sólo eso, sino que trabajaba precisamente en el área de Homicidios y Crímenes Violentos. Incluso a veces su madre, su hermana y el esposo de su hermana lo trataban de esa manera que tanto lo exasperaba. Aquella actitud lo hacía tener sentimientos contradictorios, puesto que si bien su instinto primitivo ronroneaba con cierta satisfacción ante la actitud sumisa de los demás, su lado razonable le decía que la gente sólo le estaba dando por su lado para complacerlo. Pero no se podía quejar, en ocasiones su condición de alfa, su apariencia y su estatus de detective, le habían ayudado para que los criminales cedieran más fácilmente. Y por otro lado, eso permitía también tener un buen equilibrio con su compañero Daesung, quien era un beta de fácil sonrisa y que siempre creaba una sensación de comodidad. La vieja táctica del policía bueno y del policía malo, que aún siendo demasiado trillado, funcionaba.

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