Nuestros padres no llamaban.
No decían nada.
No nos enviaban mensajes, ni cartas.
Nunca les habíamos importado.
A ellos no.
Pero a los padres de Teressa por ejemplo, sí. Ella era como una hermana más para Lisa, y para mí era la persona que me mantenía con los pies en la tierra —a veces—.
Mi mejor amiga.
Mi pequeña.
Mi princesa.
Mía.
Nunca le confesé mis sentimientos a Teressa, solo Lisa sabe lo que siento por ella e hizo la promesa de no contárselo. Ah... La amaba desde que estábamos en el jardín de infancia. Esa niña de pelo rizado, ojos verdes y pecas. Callada, tímida... Y ahora es toda una mujer.
Pero creo que debería decirle mis sentimientos, ¿verdad? Antes de que sea demasiado tarde.
—Oye, Tessa... Creo que tenemos que hablar.
—¡Yo iba a decirte lo mismo!
La miré con los ojos ligeramente entornados y paré de hacer la maleta, mirándola confuso. Con eso le daba pie a que me dijese lo que tenía que decirme.
—Adelante.
Ella sonrió levemente. Podía notar el nerviosismo circular por sus venas, por cada poro de su piel. Sus manos temblaban mientras cogía la camiseta, la doblaba y la metía en la maleta.
—Austin me ha dicho que me quiere.
—Bueno, creo que es obvio que todos te queremos.
Ella se echó a reír.
Yo esperaba que no se refiriese a ese querer.
—Me quiere como más que una amiga. Tampoco es como una hermana. Tiene... sentimientos reales por mí, ¿entiendes?
En ese momento sentí mi corazón resquebrajarse poco a poco, haciéndolo aún más doloroso.
—¿Y tú qué le dijiste?
—Pues... que yo también le quería. ¿¡No es fantástico!? Igual si no hubiera sido por este viaje no me lo hubiera dicho nunca.
—Ah... Claro, es genial.
Abatido, así estaba.
Destrozado, así me sentía.
Ella me abrazó con fuerza rodeando mi cuello con sus diminutos brazos. Es absurdo.
—¡Gracias, gracias!
Me dio un beso en la mejilla, cerró la maleta y se fue.
Mientras tanto, yo me quedé ahí parado.
Como una estatua. Intentando procesar la información...
Pero no podía procesar nada; estaba roto.
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Youth
AdventureCuando seis amigos se reúnen después de tiempo sin verse, deciden hacer una locura: escaparse de casa para vivir su vida.