Motivos para no merecer tu amor

7; El amor no se irrita

Claro que tuvimos peleas, claro que no éramos perfectos, pero lo malo en ello era que yo solía ser la causante de cada problema y malentendido.

Tú conocías a Roberth, él era el hijo de uno de los grandes empresarios amigos de tu padre, lo conocí a él gracias a ti, en un de las tantas fiestas que tu familia ofrecía.

Tu padre decía que debías relacionarte con la gente correcta si querías tomar su lugar en empresas Kinerssy así que cada vez eran más frecuentes las reuniones sociales y de trabajo en las que estaban Roberth y su padre.

Poco a poco el comenzó a coquetear conmigo, sonrisas, conversaciones, miradas, y frente a ti.

Eso te molestaba muchísimo, pero aunque yo te quería y quería evitar problemas, de todos modos le seguía el juego y coqueteaba con él.

En ese tiempo nunca me imaginé que pasaría lo que pasó.
Yo no me creía capaz de hacer lo que hice.
Era muy ambiciosa y a veces conseguía otras cosas de otros chicos.
Cómo la fiesta del crucero, cuando tú no podías pagarla conseguí a alguien más que sí lo hiciera, pero hasta ahí, lo ilusioné un poco pero jamás lo besé. Tenía mis límites.

Pero conforme pasaba el tiempo tú me exigías más y más que deje de hablar con Roberth, que ya no lo vea más y yo te convencí de que había hecho eso cuando era todo lo contrario.

Incluso cuando me propusiste matrimonio, yo salía con él, pero sabía que no lo amaba, me atraía, sí, pero no sentía por él lo que sentía por ti.

Era como una especie de juego.
Salir a escondidas para vernos.
Mentirte sobre lo que había estado haciendo o con quién y mentirle a su vez a él diciéndole que iba a dejarte.
Aprovechar todo el dinero de él sabiendo que haría lo que fuese por conseguir mi amor.

Era un juego, pero se me salió de las manos, totalmente.

Yo sabía que él se iba a ir a Italia pero estaba segura de que entonces todo se iba a acabar y yo iba a ser feliz contigo.
Pero cuando él me propuso que nos escapemos juntos... Nunca conté con ello.

Estaba confundida, abrumada.

Y tu cada vez estabas más molesto, celoso, posesivo y controlador, creo que sabías que yo te engañaba pero nunca pensaste que sería capaz de dejarte.
Ni yo misma me creía capaz de ello.

Porque veía todo el dolor que ello te iba a ocasionar.

Pero las peleas empeoraron, los dos pasábamos enojados, irritados todo el tiempo, al igual que tu familia, me reprochaban todo, me reclamaban y hacían una gran cosa donde no había nada.

Además de ello mi madre enfermó de diabetes y yo necesitaba mucho dinero para sus tratamientos.
Nos iban a quitar nuestra casa.
Me iba a quedar sin nada.

Así que tomé una decisión rápida, iba a estar contigo hasta el último momento antes de nuestra boda y durante esa semana iba a conseguir todo el dinero posible para cubrir las deudas que papá dejó tras su muerte y ayudar a mi madre con su tratamiento.
Luego me iría a Italia con Roberth y empezaría de nuevo.

No tenía opción, un año antes de ello mi hermana había escapado de casa dejándome a mí con toda la responsabilidad.
Sola.

Y simplemente se excusó dejando una escueta nota.

«Necesito irme hermanita, sé que no lo entenderás pero es lo mejor, cuida a mamá por favor, está enferma y te necesita, confío en ti, tú eres fuerte. Regresaré, te lo prometo. Discúlpame.
Att: Melanie»

Esa nota cambió todo y me obligó a tomar decisiones importantes en mi vida.
Provoqué mucho dolor, mucha furia y confusión, distorsioné nuestro amor y ahora me arrepiento.

Porque no sólo es el hecho de irme, es el haberme ido sin darte explicaciones y haciéndote sufrir por puro gusto.
Por saber que podía.
Porque me gustaba sentir que tenía el control sobre tus sentimientos, me gustaba ese poder, lo admito.
Y me dejé llevar.

Y cuando quise retractarme ya no pude y pensé que lo mejor sería decirte que no te amaba y nunca te había amado para que no pienses que yo iba a regresar, para que ya no me llames o escribas porque eso podría cambiar mi decisión y yo no iba a permitir eso.

El séptimo motivo para no merecer tu amor es que el amor no se irrita y yo te di muchísimos motivos para enojarte conmigo, para odiarme, vivíamos en un constante ambiente hostil.
Discúlpame por favor.
Sé que no tengo excusas...