Esa misma tarde regresó Riunuzuke, llegó con unas maletas e insistiéndome que me fuera con él a otro lugar, lejos de la caja.

Sentados en el suelo enfrente de una pequeña mesa, lo vi directamente a los ojos, su mirada era intensa y dejaba ver cansancio y algo de desesperación.

-Tenemos que irnos de inmediato.- Su mano temblaba.- En verdad que, creo que si no nos marchamos ahora mismo difícilmente amaneceremos vivos.

- Al menos cuéntame que fue lo que has visto o lo que sabes de esa caja, pero ahora sí, con todos los detalles que puedas darme.

- Bueno...

Lo interrumpí.

- Antes de que comiences quiero que sepas que he desecho la caja. Solo quedaron algunos trozos.

- Pues, creo que eso no importa ya, tal vez si lo hubieras intentado antes pero es difícil saberlo.

- Bueno, ve al grano y dime lo que sabes.

Riunuzuke carraspeó y dando un sorbo intenso a su bebida, comenzó.

- Demonios, creo que nunca me hubiera imaginado una cosa más delirante que la que te voy a contar, en verdad, estas cosas uno no cree que pasen en la vida real, tal vez solo en los relatos que por ahí andan.

"En verdad me pregunto si tú has visto lo que yo he visto y soñado, pero si aún no..., que suerte tienes.- Acomodándose- La primera vez que la vi, fue en mi casa...ese día pensaba ir a visitar a mi madre, porque me había llegado una carta en la que la sirvienta me decía que no se encontraba bien de salud. Ya no pude hacerlo, debido a la fuerte tormenta que se soltó, precisamente acostado y escuchando el viento, pensaba en ella y rogaba que mejorara su salud. Aun así ya tenía todo preparado para que en la mañana saliera a verla. Solo en ella pensaba, te lo aclaro porque, muchas veces dicen que cuando uno oye cosas extrañas, es porque uno comienza a pensar en ellas, y no, para nada, en el momento preciso en que estaba conciliando el sueño, se escuchó un golpe muy fuerte en el cuarto que siempre tengo listo para las visitas. Di un brinco en mi cama y después se escuchó otro golpe, en la pared, no sabía que pensar, lo primero que me imaginé fue que alguien estaba ahí, solo eso, estaba seguro de eso, pero no imaginé como pudo haber entrado. Sin arma alguna me levanté y caminando despacio en la oscuridad me acerqué a la puerta y salí al pasillo. Tanteando la pared, llegué justo a la manija de la puerta; no fue mucha distancia y la giré sin pensarlo dos veces, para ese momento aún no sentía absolutamente nada, solo interés, una gran curiosidad de ver que era...y, de inmediato no lo vi, pero escuchaba un ruido, era un sollozo débil... y...

Riunuzuke quedó mirando a la chimenea como pensando que más decir y continuó.

- En verdad que nunca olvidaré esto, de un momento a otro pude ver dos puntos rojos, que se movían de igual manera, ese maldito olor, tan fuerte, que me tuve que tapar la nariz. Retrocedí pero seguí viendo fijamente los dos puntos, que poco a poco se acercaban y ¿sabes?, moscas salieron por todas partes, no me movía y justo enfrente de mí las luces se colocaron. En medio de la oscuridad pude distinguir una silueta y era de una mujer con un vestido blanco pero hecho jirones y completamente sucio, como si de la misma tierra hubiera salido. Y... eso no era todo, ver su rostro, o no verlo en sí, si no notar su forma fue lo que me hizo salir corriendo...no tenía rostro, solo era...una mancha verde.

Después de hablar, Riunuzuke me quedó mirando y gotas de sudor corrieron por su frente.

-No fue la última vez que la vi, tal vez la habré visto unas tres o cuatro veces más.

-Ahora háblame de la caja.

-Bien, la compré en una tienda de antigüedades como ya te había dicho antes y, desde que la adquirí ya sabía que había una historia detrás de ella, pero...pensé que eso la hacía mucho más interesante.

- Bien, no te culpo por eso, quien imaginaría que fuera a pasar algo.

- Si, exacto. Bien, lo que sé de la historia de la caja la mujer de la tienda me la contó. Según ella, la caja había pertenecido a un matrimonio. No era tan antigua hasta eso, ella la consiguió porque sus abuelos eran conocidos del matrimonio. Era una adolescente que se casó completamente enamorada de un comerciante adinerado de Tokio, Yukito Kenishu; ella venía de...no me acuerdo el nombre del pueblo, pero estaba entre las montañas, un pueblo alejado y algo desconocido. El hombre no quiso irse a vivir con ella a dicho pueblo- Acomodándose y sirviéndose algo de agua que estaba en una jarra- entonces, ella se fue con él a Tokio. El hombre nunca le dedicó tiempo, pero, ella estaba perdidamente enamorada de él, nunca dudó de que él también la amara, pero...- dando un trago- fue mentira, totalmente traicionada. El hombre tenía más de una amante. El problema es que a pocos meses de casarse, ella se embarazó y el hombre, al poco, llevó a una de sus mujeres a su casa, la mujer los encontró y el hombre trató de que ella viviera enterada de que él tendría más mujeres y la obligó a aceptar esa situación. La mujer se negó y él la golpeó. La muchacha escapó y se fue a su pueblo, llevándose la caja musical, que él le había regalado y en donde habían puesto unas pulseras que ella había comprado.

Guardando una pausa y mirándome fijamente, Riunuzuke sonrió.

- El punto es que el hombre, preocupado porque ella le fuera a causar problemas y fuera a dañar su reputación, la persiguió hasta su pueblo con un solo propósito.

- ¿Cuál?- pregunté.

- El de matarla. Y eso es lo que sucedió, en su casa, la estranguló con una cuerda y la colgó. Y claro...antes de irse, se llevó las pulseras. A ella la encontraron unas dos semanas después, en el suelo, pues la cuerda estando húmeda y vieja no aguantó, los vecinos se dieron cuenta por el fuerte olor que salía de la casa.

La historia me había conmovido por la forma en que murió la muchacha.

- Demonios, nunca me imaginé que esa caja tuviera esa historia.

Riunuzuke soltó una carcajada y azotando el baso en la mesa dijo:

- Eso no es todo, es solo el principio...el esposo, después de matarla, según lo que ella me contó, murió cayendo a un barranco con todo y su caballo, esa misma noche.

- ¿Y cómo sabes que en realidad fue causado por la mujer?

- Pues, no sé. La primera vez que me lo dijo la mujer le creí sin algún fundamento. La segunda vez que la vi, me dijo algo que de seguro también te hará sospechar sobre la caja y que en verdad esa caja tiene a esa maldita mujer. Ella me comentó que, sus abuelos, que le dejaron la caja, murieron quemados un año después de que la consiguieron; su madre, murió cuando nació su hermano menor y su padre falleció en el mar; los dos el mismo año y ella aseguraba que tenían pesadillas y actuaban de manera extraña. Ella no había prestado atención a la caja, hasta que puso su negocio y buscó que vender en la casa de sus padres que estaba llena de rarezas. Ella lo atribuyó todo lo que pasó a la caja, pues al tenerla me aseguró que tenía pesadillas similares, decía que esa caja producía alucinaciones y pesadillas, hasta que te llevaba a la muerte. Y yo estoy convencido de que tenía razón.

- Demonios Riunuzuke, tal vez sea una gran coincidencia...

- ¡Carajo aun no me crees! – Se paró ya algo desesperado-.Cuando comencé a tener las pesadillas y la vi por primera vez, después de eso, regresé a la tienda...estaba cerrada, toqué y en lugar de la señora o alguno de sus hijos, me abrió un joven, que decía ser pariente lejano y que había ido ahí para cuidar la casa. Dijo que la señora falleció de un infarto, el hijo murió en las construcciones del canal y la hija fue atropellada por una carreta en el centro de Tokio.

Guardé silencio. Si entendía que era una gran casualidad, pero me negaba completamente a atribuirlo por un espíritu vengativo o alguna cosa por el estilo.

Si fuera esto cierto, ¿por qué mataba a gente que no tenía nada que ver con su muerte?

mattUQ|W

Claro de LunaWhere stories live. Discover now