Teníamos planeado salir esa noche rumbo a cualquier otro lugar, Riunuzuke me había logrado convencer. Pero la noche se puso demasiado fría y una llovizna comenzó a caer, por lo que lo convencí que mejor esperáramos a la mañana, además de todo esto, los caminos ya no eran tan seguros como antes y merodeaban muchas personas en la noche que buscaban gente que robar.

Después de cenar, subimos a mi cuarto y de inmediato nos dormimos, en parte por cansancio y por otra parte por un deseo tremendo de que el sueño nos desviara la mirada de cualquier cosa que pudiera aparecer cobijada por la oscuridad.

El sueño era tan pesado y por un momento se me olvidó la situación, dormía bastante bien y comencé a soñar, pero en ningún momento soñé con la muerte o con cosas malas como en noches pasadas, solo me veía a mí estando en Tokio, caminando por las calles. Sueños simples, que lo más seguro no recordaría en la mañana.

En medio del placido sueño, un pequeño ruido, tal vez en un principio era el viento o algún animal de esos que merodeaban por ahí, no importa. Me desperté por tal ruido e inconscientemente me levanté y eché un vistazo por la ventana.

Riunuzuke roncaba, pero de vez en cuando se agitaba demasiado y decía una que otra palabra ininteligible.

Me quedé unos minutos parado, escuchando lo que se pudiera escuchar y me pareció oír cierto rumor en la cabaña, me di cuenta de que provenía de abajo y fui a ver que lo provocaba.

Bajé y ese ruido venía de la cocina. No dudé en entrar.

De nuevo se repetía, un olor infernal y moscas, algo se balanceaba en la oscuridad y...de inmediato algo de lo que me había platicado Riunuzuke vino a mi cabeza "la estranguló y la colgó", y ahí enfrente de mí estaba una figura, meciéndose, colgada.

No pude moverme por unos minutos, solo la miraba y ella a mí, o al menos eso me parecía, dos luces que me escudriñaban en medio de la oscuridad.

Grité lo más fuerte que pude, con la esperanza de que mis mismos gritos me despertaran, pero no era así, gritaba y gritaba tan fuerte como podía hasta que sentí una mano en mi espalda.

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Claro de LunaWhere stories live. Discover now