Parte 3

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Por otro lado, nuestro pequeño héroe rubio todavía estaba dormido en su habitación aferrado a la capa de Ike que la utilizaba como una sábana, era una especie de felino jugando con una bola de estambre. Pasados un par de minutos se levanta y se estira quitándose la pereza, se había quedado con la capa en la mano y solo sonríe de oreja a oreja cuando recuerda todo lo que hizo Ike cuando se la entrego, sentir la delicada piel del mercenario como le pasaba por todo su cuerpo, la dulce voz que lo acunaba, esos labios que tanto anhelaba querer probar, mientras todos esos pensamientos se le venían a la mente sus mejillas se comenzaron a tornar de un suave color rosa, toma nuevamente la sábana entre sus brazos y la abraza como si su vida dependiera de ello, olfatea la capa como si se tratase de un sabueso, podía sentir la deliciosa fragancia que venía de ella y pues era como una especie de droga que no podía vivir sin ella.

Se levanta de la cama y deja la capa en ella, toma una ducha y comienza a revisar sus cajones para encontrar ropa nueva, pues, recordó que no tenía nada de ropa, solo estaba su ropa interior y fue lo único que se puso, trataba de buscar aunque sea la más mínima prenda, encontró un pantalón pero no tenía una camisa limpia o mucho menos una túnica. Mientras el rubio todavía seguía buscando qué ponerse, encuentra una prenda, pero que no era la suya, al ver de qué prenda se trataba se sonroja hasta las orejas, pensando en sí ponérsela o no, toma aire y solo se va a cambiar. Cuando ha salido con la ropa puesta, se mira en el espejo, viendo de un lado a otro como se veía – Me sorprende que me quede la ropa de Ike... aunque creo que se debe haber encogido y la dejo acá – se dijo a sí mismo. Así es, nuestro héroe de Hyrule llevaba las ropas del mercenario de Crimea. Link tenía que buscar al mercenario antes de que alguien lo viera así, sabía que iba hacer inútil pero tenía que encontrarlo y evitar que un gran número de personas lo vieran, era hora de desayunar y la mayor parte de los luchadores estaba en la cafetería, si la memoria de Link no falla, Ike dijo que iba a estar en la cocina. Decide salir de su cuarto, pero sin antes acordarse de cierto detalle... la capa, tenía que dársela de vuelta, Link se ríe ante un pensamiento que se le cruzó por la mente, ya que tenía las ropas del mercenario... ¿por qué no usar la capa de él también? Toma la capa y se la pone sin dudarlo dos veces, le quedaba un poco grande casi le llegaba a los tobillos, su vuelve a ver en el espejo y se sonroja una vez más al verse vestido de esa forma.

Sale de la habitación y solo salió corriendo por todos los pasillos bajando las escaleras hasta llegar a la cocina, varios luchadores que se encontraban en alguno de los pasillos veían al joven rubio y solo comenzaron a murmurar cosas, Link solo trataba de ignorar los comentarios. Llegó a la cocina y abre la puerta de poco a poco – ¡Hey Ike...! – A Samus se le bajaron los ánimos cuando se dio cuenta de que no se trataba de Ike, sino que de Link, varios de las personas que habían allí no le quitaban la vista al más pequeño – Link, sino me equivoco... estas buscando a Ike, ¿verdad? – Preguntó Zelda con sus ojos abiertos como platos y con la quijada hasta el suelo, no fue la única, pues todos los que estaban en la cocina tenían esa misma expresión en su rostro. El rubio solo asintió y buscaba al mercenario con la vista, cuando se dio cuenta que ya no estaba, Snake se pone en pie y se acerca al héroe rodeándolo por el hombro – Hey Link... ¿Puedo preguntarte algo? – Dijo malicioso el espía – Hem... claro, ¿por qué no? – Dudó al responder – ¿Por qué llevas la ropa de Ike? – Levantó una ceja con curiosidad – Hem. Bueno... es una larga historia... – No importa, tengo tiempo – insistió Snake – Bueno es que yo... – ¿es que acaso estas tratando de poner caliente a Ike? – ¡¿QUÉ?! ¡No! Es solo que yo... – ¿Entonces qué haces con la ropa de él? – D-déjame explicarte entonces... – Mmh... Me parece que tratas de seducir a Ike así, ya sabes poniéndote la ropa de él y luego incitarlo alguna cosa sexual que tengas en mente... no sé, puedes decirme sin pena, soy todo oídos...– sonrió con lascivia. Link al escuchar todo eso se sonroja y solo sale huyendo de la cocina, pues ni siquiera supo que responder a eso, así que solo se fue corriendo yéndose para el siguiente lugar que Ike le había dicho.

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Mientras Ike seguía intentando entrar al gimnasio por una estúpida regla que habían puesto hace poco – ¡¿Pero por qué?! ¡¿Sólo por qué no llevo mi capa no puedo entrar?! – Lo lamento Ike, pero así lo ha dicho el jefe, perdón, hasta que no tengas todo tu vestuario completo no te dejaré entrar – explico por última vez el entrenador – ¡Agh! ¡Bien! – se da la vuelta y se iba a ir para su habitación para ver si tenía alguna otra capa de remplazo. Llego a su habitación y comenzó a buscar por todas partes y nada, no encontró ninguna otra capa de remplazo dejo salir un suspiro resignado chasqueando sus dientes y se fue de su habitación azotando la puerta – necesito encontrar a Link... –


La capa de Ike.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora