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Una fiesta más, una menos, le daba igual a Camila. Poco a poco las cosas que en un principio le encantaron van perdiendo el color, la emoción, esas cosas con las que te maravillas pronto dejan de embelesarte, y las encuentras aburridas. Eso es lo que a Camila le pasa con las personas, que suene egocéntrica y engreída, el punto es que nadie parece llenar sus expectativas. O bueno, si que hay una persona, pero esas son cosas del pasado que por sus apresuradas decisiones no volverán.

Eso es lo que creía ella. Las cosas pueden cambiar en cuestión de segundos y esa es una de las situaciones que suceden ahora. Preparándose para irse de la fiesta más aburrida del año, ella se propone no volver para la siguiente ocasión. Sin quererlo, creció en ambientes tan correctos que la ahogaban, la formalidad y la etiqueta nunca fue su estilo. Hasta ella misma, que no siente una emoción grande desde hace tiempo, clama que le faltó cierta chispa a su noche, es como si las estrellas hubieran ido a dormir más temprano o simplemente no quisieron brindarnos su brillo esta velada, todo era tan lúgubre y sin vida como ella consideraba era su alma. No debería quejarse tanto, entre la noche y ella no hay tantas diferencias.

Despidiéndose con la mano está Camila, quien lo prefiere de esa forma para no escuchar palabras absurdas y sin significado, no quería oír las mismas palabras de siempre, esas voces molestas que simulan ser amables, gentiles, y la realidad cuando volteas se convierten en las armas más letales.

Cansada de sonreír hipócritamente Camila se dedica a buscar a su esposo entre la multitud, se le hace un trabajo difícil eso de mirar encima de las personas, la morena ama sus pies y por eso no los castiga con tacones de 20 cm, es por eso que no logra ver ni por debajo ni por arriba de nadie, ya que agacharse sería ridículo y sinceramente no quiere escuchar más cosas de ella de las que se dicen.

Su mirada pasea perdida, olvidó por qué asistió a este evento en primer lugar, los comentarios vacíos y repetitivos eran un tormento para ella. Deseó haber traído su auto, su móvil, o al menos dinero para un taxi, o que su "amiga" quien la invitó a convivir un poco con la sociedad no la hubiera dejado sola a los 5 minutos de llegar. El problema no era que se sentía como un trozo de carne en medio de leones hambrientos, Lauren conocía muchas de estas personas, desde niña a algunas, el problema era que ni en su mejor intento podía fingir que estas personas le agradaban.

Lauren es detallista, observadora, y mira lo que le gusta, con el tiempo ha aprendido a ser discreta cuando se trata de observar. Hacia tiempo que no le gustaba mirar tanto algo, mejor dicho a alguien; aquella mujer de vestido blanco ha capturado su atención por más de un segundo, y eso ya es nuevo récord viniendo de Lauren. Le parece gracioso como se mueve tratando de mirar sobre las personas, por la manera en la que su cabeza cae hacia atrás Lauren deduce que ella se está rindiendo, que aunque esté de espaldas la felicidad no es algo con que pueda definir a esa mujer de recogido griego y curvas de ensueño. Ríe sola, y luego de escanear su cuerpo siente sus manos picar, como si necesitara tocarla; y piensa mucho sobre algo, esa silueta sus manos ya la han contorneado o eso cree, una de las cosas que más llama su atención es que su mente le grita que puede que no sea la primera vez que esa mujer está frente a sus ojos. Nunca se consideró atrevida o casanova, no tenía esa confianza en si misma, pero desde hace tiempo que nadie la ha atrapado así, hasta donde recuerda ni siquiera ha visto su cara ni sabe su nombre, ella decide que eso cambiará, simplemente para hacer algo nuevo, darle un poco de sentido a su absurda noche, por si algo bueno está frente sus ojos y no dejarlo pasar.

Alisa su vestido rojo y se echa un vistazo, ojala hubiera un espejo o algo para verse, es lo que piensa en el instante en que se decide atacar por así decirlo, Lauren no está dispuesta a ir al baño solo para verse y correr el riesgo de que la mujer desaparezca, o peor, que llegue su acompañante y ella pierda la oportunidad de presentarse, porque una mujer tan hermosa no debe estar sola; no está segura de que si llegará a rozar esa piel tostada y brillante, o que esas manos hermosas que admira mientras avanza lleguen algún día a tocarla, pero por si acaso, así sea la primera y ultima vez que se vean, o tengan un grato encuentro, Lauren no va a quedarse sin ese honor de invadir los limites de esa mujer que la ha embriagado con solo ver su figura de espalda.

Merengue italiano | Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora