1 - Pesadilla

555 71 40
                                    

Mi peor pesadilla se cumplió.

Aquí estoy, sentada frente a frente con la persona que me separara de lo único que más me importa en esta vida. Nina, la señora de servicios sociales, me observa con compasión. Sus hombros están ligeramente encogidos y su rostro tiene una extraña mueca de disgusto.

—Emma —la señora baja la vista hacia el papel que tiene sobre su escritorio— Hills, Emma Hills. Lamento mucho lo de tus padres. —Asiento con la cabeza. Ella hace una corta pausa— Bien, cuéntame un poco como fueron las cosas con respecto a tu hermano, es decir, los tramites que realizaste hasta el momento.

—Mis padres murieron hace 4 meses. En el momento del fallecimiento, yo tenía 18 años de edad, hace poco tiempo cumplí los 19. Tengo la tenencia temporal de Jack. Hace un mes pedí la custodia legal. Supongo que por eso me citaron. —Le comento segura de mi misma.

La reacción de Nina no es como yo espere. Ella niega con la cabeza y cruza sus manos sobre el escritorio, nuevamente encogiéndose de hombros.

—No exactamente. Emma, se comprobó que trabajas 20 horas semanales, como sabes, eso no es suficiente. Tengo entendido que tienes en tu poder la casa de tus padres, pero no puedes habitarla por cuestiones legales, entonces entenderás que como actualmente residen en un hotel no ayuda mucho para que obtengas la custodia de tu hermano, lo siento, pero tendré que denegarte la tenencia de Jack. Lo pondremos en un hogar de acogida. —Siento como mis ideas y planes se derrumban— Ira con una buena familia, te lo prometo. Podrás verlo cuando lo desees, nadie te alejara de él. Mira —abre una carpeta y la extiende hacia mí—, esa es la familia que lo acogerá. Llévatela— señala la carpeta con su dedo índice—, y lee todo tranquila, es la mejor opción para Jack. Mañana pasaremos a recogerlo y... —No la dejo seguir hablando, furiosa me pongo de pie y me dirijo hacia a la salida.

Antes de irme me doy la vuelta, tomo la carpeta de arriba del escritorio y le hablo a la señora que va a separarme de mi hermano.

—Conseguiré un empleo, una casa y volveré por él. Ya perdió a sus padres, no dejare que me pierda a mí también. —Sin decir más salgo de la habitación. Siento que mi cabeza va a explotar.

Tengo que recoger a mi hermano. Salgo en busca de un taxi, pero claro, no tengo dinero. Así que camino algunas cuadras hasta encontrar una parada de ómnibus. Por suerte llego rápidamente a la misma y tomo el autobús que me deja frente al instituto de Jack.

***

Esperando que Jack salga, mi cabeza no deja de jugarme malas pasadas. Cuando pedí la custodia de mi hermano, supuse que alguna traba pondrían para que eso no se concretara, es decir, tengo diecinueve años y nada seguro, pero jamás pensé que lo alejarían de mí. Tengo que luchar por él, voy a hacerlo, aunque me cueste la vida. Mis padres no estarían orgullosos si no luchara por Jack.

— ¡Manita! — Grita Jack corriendo en mi dirección. Me agacho y él salta hacia mí, lo tomo y alzo en mis brazos.

— ¡Hola pequeño mono! —Bromeo por su forma de colgarse de mí. El ríe y me muestra su pequeña lengua— ¿Quieres ir por una hamburguesa? —Jack chilla de la alegría. Una enorme sonrisa decora su rostro, le faltan muchos dientitos y eso lo hace ver más tierno.

— ¡Si manita! Quiero papas grandes, hamburguesa doble y una coca cola extra grande. —Ambos reímos por su comentario. Jack tiene cuatro años, casi cinco, pero es tan inteligente, que parece un niño de 10.

Fuimos hasta la hamburguesería. Le compré todo lo que me pidió, que nunca es tanto, él sabe bien nuestra situación económica. Yo nunca le negué nada, porque él nunca pidió demasiado.

— ¿Jugaste mucho hoy, monito? —Jack golpea su pecho con sus pequeñas manos hechas puños y hace ruidos como si fuera un chimpancé.

— Sí, jugué mucho. —Saca una hoja y la pone sobre la mesa. Es un dibujo, una chica y un niño tomados de la mano, sobre sus cabezas hay una nube, en la cual se encuentran dos personas más. Jack con su dedito, empieza a señalar la hoja—Estos dos somos tú y yo. —Dice señalando a la chica y al niño—Los de arriba son mami y papi. —El nudo en mi garganta crece aún más.

—Peque, tenemos que hablar. —Jack me mira fijamente y hace un puchero con su labio inferior.

—La última vez que dijiste eso mami y papi se fueron a las nubes. —Gracias a los nervios, comienza a morder sus uñitas. Tomo sus manos y las aparto de su boca, tomándolas entre las mías. Son tan pequeñas— ¿Tú también te iras? —No puedo contener las lágrimas y comienzo a llorar— Manita no llores, si te tienes que ir llévame contigo, no me dejes solo aquí, por favor. —Su llanto se mezcla con el mío.

Tomo a Jack y lo siento sobre mi regazo. Este niño es lo único que me queda. Es mi vida ahora.

—Jack, mírame. —Le pido y él lo hace— No me iré a ningún lado, estaré siempre contigo pero no viviremos más juntos en el hotel. Tú te iras a vivir a una casa distinta, con una familia muy grande y buena, pero yo siempre estaré para ti. Mira, tengo una foto, ¿Quieres verla? —Él asiente y yo tomo la foto de la familia que se encuentra en la carpeta que me dio Nina— Ella es Elen y él es Dean, la niña se llama Beatriz y el niño Eric. Estarán contigo haciéndote compañía hasta que me den tu custodia legal. —Intento explicar, señalando a todos los integrantes de la fotografía.

—¿Será como la última vez? ¿Un tiempito y ya?—Pregunta al tiempo que seca algunas lágrimas que caían por sus mejillas.

Esa pregunta me partió el corazón. Después de la muerte de mis padres estuve internada un mes en estado grave y un mes en observación. Dicho tiempo, Jack se quedó con una familia de acogida, pero él salía del kínder y pedía que lo llevaran a verme. Así fueron todas sus tardes por dos meses. Por ese motivo, el no sintió tanto mi falta, ya que estaba conmigo casi en todo momento.

—No, esta vez será un poco más de tiempo, pero no te alarmes, nunca te dejaré solo, lo prometo. —Le planto un beso en la frente y envuelvo su torso con mis brazos para poder abrazarlo.

— ¿Tienen un perrito? —Pregunta Jack inocentemente y algo eufórico, se separa un poco de mí, rompiendo nuestro abrazo, para poder verme a los ojos. Suelto una carcajada.

—No lo sé, si no lo tienen te regalaré uno, ¿Que dices príncipe? — Acaricio su cabello.

Rompe en llanto y yo me quedo muda. Empiezo a sobar su espalda para tratar de calmarlo. No hay palabra alguno que pueda decirle para sanar su corazón.

Luego de unos minutos, habla.

—Digo que sí, pero promete algo— Las lágrimas de él cesan un poco.

—Claro, dime y haré todo lo posible — Respondo convencida.

—Nunca me abandones, quiero verte todos los días y nunca dejes de quererme y jamás, pero jamás, te vayas como mami y papi. — Me pide Jack.

Mi corazón termina de romperse. Abrazo a mi hermano con fuerza, con miedo a perderlo, con miedo a aceptar la triste realidad.

—Lo prometo Jack, para siempre.

Por más que me cueste aceptarlo Jack requiere muchos cuidados. Como cualquier niño, él tiene necesidades que yo no puedo cubrir. Me dolerá dejarlo, me dolerá no cobijarlo por las noches, no cantarle o contarle un cuento. Pero más me dolería no haberle dado la oportunidad de progresar, de tener ropa abrigada en invierno y comida caliente en su mesa todos los días.

Yo progresare por él. A la universidad no puedo ir, tengo una beca, pero es en la otra punta del país y para ir a una de aquí necesito dinero, y lamentablemente, ahora carezco de el.

Encontrar un empleo, una casa e ir a la universidad, esas ahora, son mis obligaciones. Mi vida de adulta joven tendrá que esperar, sacrificare las salidas, fiestas y gastar el dinero en cosas innecesarias, por Jack, porque al fin y al cabo las buenas cosas llegan con esfuerzo.

Todo por ti Jack, todo por mí, todo por nosotros.

¿Elamor? Es solo una distracción, yo no creo en el. Enamorarme no está en misplanes, absolutamente no. Ya lo hice una vez y salí perdiendo, los errores no deben repetirse dos veces.

Dangerous Deception ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora