2 - Pequeña hormiga

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Un año y ocho meses después.

La casa de mis padres se vendió poco tiempo después de me quitaron a Jack. La mitad del dinero fue puesta en el banco a nombre de mi hermanito, para que a su mayoría de edad pueda tener acceso a su parte de la herencia.

Con la parte que me correspondía compré un pequeño, pero acogedor apartamento, en un modesto barrio. No es la gran cosa, pero es mío. Incluso hay una habitación para Jack.

Hace año y medio comencé a tener dos trabajos. De día era mesera y de noche recepcionista en un importante bar de la ciudad.

Conforme pasa el tiempo, una duda crece dentro de mi cabeza: ¿Quitar a Jack de su nueva casa, sería lo correcto?

Al principio lo visité cada día, con el tiempo, dos veces por semana y ahora, con suerte, lo veo una o dos veces por mes, mi carga horaria en el trabajo aumentó mucho en los últimos meses. Él está feliz con su nueva familia, todas las noches hablamos por el móvil y siempre me cuenta anécdotas de su día en casa, con sus hermanos o en el instituto. Estoy feliz por él, su vida es bastante normal y puedo decir que se recuperó muy bien después de la gran pérdida que debió afrontar.

La gente que me conoce me dice que no hay nada como el hogar y la familia de sangre, pero no puedo verlo de esa manera, ya que cada vez que veo a mi hermano sonreír al despedirse de Elen y Dean, sus padres de acogida, mi temor crece ¿Y si le hago daño apartándolo de allí? Creo un vínculo hermoso con sus padres y nuevos hermanos.

Qué ironía.

Cuando mis padres murieron, quería que Jack se quedara conmigo, pero transcurrió mucho tiempo desde eso, y ahora, sigo manteniendo fija esa idea y sueño, pero no sé cuántas ganas tenga él de que eso ocurra.

Le arrebataron a sus padres y ahora yo le arrebataría a las personas que lo hicieron feliz en los últimos años ¿Sería muy injusto de mi parte?

Era algo, que claramente, debía hablar con él.

—Emma Hills. —Una voz masculina llama desde el interior de una habitación.

Mi maldito estomago iba a salirse por mi boca. ¿Por qué? , tres palabras, entrevista de trabajo.

Nerviosa y con miedo, me pongo de pie y camino hacia el despacho del ayudante del jefe. No es a la primera entrevista que asisto, pero es el lugar más coqueto y formal.

Allí vamos, deséenme suerte.

                                                                                   ***

— ¿Cómo te fue Emma? — Inquiere Sara apenas contesto su llamado.

—Hola, ¿Cómo estás? —Digo en forma irónica— Recién salí, estoy caminando hacia la parada de autobús, mmmm, la entrevista estuvo difícil. —Respondo bufando.

—Oh vamos amiga seguro te llamaran, eres la persona más capas que conocí en mis años de vida. —Sonrió por su comentario tiernamente alentador.

—Mañana empiezo la capacitación, Sara. —Le comento sin demostrar entusiasmo alguno. Después de todas las cosas que pasaron en mis 20 años, la ilusión no es buena.

— ¿¡Qué!? Te felicito vas a quedar, este trabajo es para ti. —Pongo mis ojos en blanco y suspiro.

—Gracias, me encantaría quedar, pero ser asistente no es mi sueño, es temporal, lo sabes. —Le recuerdo.

No quiero ser pesimista, no soy la clase de persona que siempre ve el lado malo de todo. Me siento frustrada, cansada y desanimada.

Dejé mi vida de lado, me concentré en el trabajo, en generar dinero para poder tener a Jack, pero en ningún momento me detuve a pensar si mi hermano seguiría con ganas de estar conmigo o cuán difícil seria para él, desarmar lo que le llevo un año y ocho meses construir; Si tienes mi edad, no es tan difícil, pero si tienes casi siete años, es una eternidad.

Dangerous Deception ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora