Capitulo 3

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Llegue a tal lugar, en donde las almas rotas vienen para satisfacer sus deseos. Donde mi compañero estaba siendo encarcelado.

Suspiré, era un lugar extraño para mí. Tenía chicas bailando eróticamente mientras su cuerpo era coloreado de diferentes colores.

Saqué mi teléfono, para así ver mi disfraz.

Usaba una peluca color oscuro. Largo ondulado. Lentes de contacto azules y mis labios eran color rojo, como el fuego. El maquillaje era perfecto.

Llevaba un vestido negro corto, como era el cielo en ese momento. Estaba claro que nunca sabrán que soy un chico.

Entre a dicho lugar, y al pisar el sucio suelo, miradas clavaron mi piel.

-¿Necesita algo, Madam?- me preguntó un hombre, de unos 22 años, el cual me miraba como si fuera una presa fácil. -Aquí estoy para complacerla.-

-Lo siento, pero no eres mi estilo.- dije, fingiendo una voz femenina.

-Bueno, ¿a qué viene para acá? Es muy raro que chicas vengan a tal lugar.- dijo mientras señala el lugar.

Hubo una chica solo usaba ropa interior, el cual me ofreció una bebida. La rechacé. No soy de esas personas que beben al menos que sea algo especial.

-Si no viene a divertirse, ¿entonces a qué vino? Este club es para cumplir sus fantasías.- preguntó una vez el hombre.

-¿Sabes en dónde está el dueño de este lugar? Quisiera hablar con el.- respondí formalmente mientras miraba como la gente se divertía en este "club".

-Estas hablando con el, Madam.- respondió, y me sorprendí, ahora que lo veo bien. Se me hace alguien conocido.

-Bien.- me acerqué a su oreja, para así susurrarle. -Honnokah.-

El me miró extraño. Sabía perfectamente que significaba eso, así que no me hizo esperar más y me llevó hacia una gran puerta.

La abrió y un olor repugnante llego a mi nariz. Nos adentramos a un pasillo lleno de puertas. Supongo que aquí hacen de las suyas. Porque los sonidos hacían que mi piel sudara.
Llegamos al final del pasillo, tenía una gran puerta con dos gigantes a cada lado de esta. Miraron al hombre, y abrieron la puerta.

-Jefa, tienes una invitada.- dijo al adentrarse a una habitación, en donde estaba lleno de dinero, organizados en paquetes.

-¿Una invitada? Eso no se ve todos los días.- una voz femenina, que hacía que mi piel se erice. Esto no me trae una buena señal. -Deja que pase, me gustaría conocerla.-

El hombre me dejo el paso, así poder ver cara a cara a esa dama. Llevaba un antifaz color violeta, que hacía juego con su blanca piel, y se perdía con su vestido cheongsam negro con flores púrpuras. Cuerpo frágil como el cristal. Mirada penetrante como si fuera a devorarte.

-Digame, ¿qué desea?- preguntó mientras se paraba de su asiento. -Estaba ocupada con unos asuntos, pero estoy a sus servicios.-

-He escuchado que aquí venden de lo mejor. Desearía ver su mercancía. - propuse sin dejarla de mirarla. Debo ser fuerte, un movimiento no calculado, todo estará jodido.

-¿Cómo qué clase de mercancía desea?- respondió con la pregunta haciendo que pensara bien mis palabras.

-Tráigame lo mejor, yo decido si comprar o no. ¿No querrá perder un cliente?- pregunté mientras jugaba con mi peluca, fingiendo interés.

Ella silbo, haciendo que llegaran los dos gigantes. Uno con una caja y el otro sujetando cadenas. Provenían del cuello de la víctima. Su piel morena como el chocolate. También llevaba un antifaz negro, supongo que es para que nadie sepa de su identidad.

Maldito Jongin, ¿esto eres en realidad?

-Veo que tienes interés sobre nuestra mejor ganancia. - dijo al notar que no dejaba de mirar a Jongin.

-¿Cuánto vale tenerlo por una noche? - y será la última, porque no lo volverán a ver aquí.

-500,000 Wons.- respondió, es demasiado dinero. Pero no importa.

Saque de mi cartera el primer paquete de dinero que encontré y se lo aventé hacia la mesa. Lo cual le sorprendió a Jongin. No se esperaba todo el dinero que traje.

-Quédese con lo que sobra, pero me llevó al moreno.-  dije mirándola desafiante.

Ella miró al gigante y este fue hacia el paquete. Contó todo el dinero, y solo asintió. El otro empujó a Jongin hacia mi. Entregándome incluso la llave de la cadena.

-Fue un placer hacer negocios contigo.- estrechó su mano con la mía , poniendo su fin al negocio.

Sonreí victorioso.
Todo salió como quería, solo faltaba salir de este lugar.

Me acerqué a Jongin. -¿Preparado para correr?- le susurré. Él asintió. Le di la llave disimuladamente. Y nos largamos de ese lugar.

-¡Nos estafaron! - gritó la jefa al saber que el dinero era de mentira y yo me quede con el premio mayor.

Y nos echamos a correr, como si nuestra vida dependiera de eso.

~❖~

Hemos llegado a la habitación, en donde yo limpiaba las heridas del pobre Jongin.

-Gracias, ciervo.- susurró, luego de varios quejidos.

-No hay de qué.- respondí seco.

-Nuestro ciervo es muy inteligente, vestirse de mujer para que no lo reconozcan, ni siquiera pensé que eras tu. - hablo con sinceridad. Mientras limpiaba su hermoso cuerpo de las huellas no deseadas.

-De nuevo, gracias por salvarme de la víbora, aún que ten cuidado.- al decir eso mi curiosidad había nacido.

-Porque suele ser una tramposa.-

La Trampa Del Ciervo.❖ [LuHan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora