Enero 1/5

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Hoy es mí primer día de clases, siento que algo bueno va a pasar este año. Nunca fui demasiado optimista, pero sí feliz.
Desde pequeña aprendí a contentarme con lo poco o mucho que me dió la vida.

Todavía no abro los ojos, porque, aunque sé que es tarde, quiero seguir durmiendo un rato más. Un rato más para seguir acostada, calentita, sin preocupaciones.

Anoche no descansé muy bien. Me ví envuelta en sueños demasiado raros o demasiado lindos, sin punto medio, como es usual en mí.
Pero lo más curioso es que no recuerdo con exactitud de que se trataban. Igual, siempre me pasa, es normal.
Me considero una persona demasiado soñadora. Como dije, siempre estoy consciente de que algo puede salir mal
¡Qué aburrida sería la vida si todo sale como uno espera!
Ese es el punto. Yo vivo esperando una sorpresa de la vida, preferentemente buena.

Me encuentro perdida entre mis pensamientos, tratando de recordar esos sueños. En cambio consigo desperdiciar el tiempo acostada, pero no me quejo.

Siento que entran en mí habitación, no le hago caso, seguro es mí mamá que me viene a despertar, y como dije antes, no quiero levantarme. Ella es una persona bastante complicada, pero eso no quita que la ame. Tan solo era una adolescente cuando me tuvo, ella y mí papá se hicieron cargo de mí siempre e intentaron darme lo mejor posible, a mí y a mí hermano.

Se acercan a mí cama, eso creo, escucho pasos.
Apostaría que es mí mamá, necesito inventar una buena excusa para no ir hoy al colegio.

-Ya estoy despier....-llego a decir antes de quedar empapada en agua.

No digo nada, me quedo helada. Sea quien sea no se tomó la molestia de calentar un poco el agua. Aunque no titubeo ni un segundo en sacar conclusiones.

Por la forma de reír sé que es mí hermano mayor Erik, él es...¿cómo decirlo sin ofender?
Una molestia en la vida de cualquiera, eso es, una persona un tanto desagradable.

Me levanto de la cama de un salto rápido y le doy un grán abrazo. Para mi suerte, él ya llevaba el uniforme de la escuela, así que no podía cambiar su ropa.
Conclusión, va a tener que ir mojado a la escuela, se lo merece.
Por su cara supuse que no le gustó nada.

Salió sin decir nada, supongo que maldiciendo hasta mi sexta generación.

Gané. Pero no me interesa, una maldición más de su parte no me afecta, total...¡Ay! olvidé la hora, se me hace tarde, voy a llegar tarde. Bueno, mejor tarde que nunca.

Busco mi uniforme, que consiste en una falda; una camisa con corbata, medias a la rodilla y zapatos.
Sinceramente no veo la hora de que cambien el uniforme, siempre me pareció injusto que los hombres puedan llevar jeans y las mujeres falda.

-Esto es un asco, voy a morir de frío- pienso entre tantas cosas y otra vez me pierdo entre pensamientos sin sentidos.

Otro dato sobre mí, mi concentración es nula. Es curioso, puedo estar horas estudiando, pero cuando llega el momento de escuchar hablar a alguien, ahí falla.

Entro en la ducha y me doy un baño rápido. Ahora me voy a secar el pelo, porque, tengo la melena de león.

Eso es otra cosa, para algunos es horrible, para otros es hermosa, a mí me da igual, pero bueno. Me seco el pelo lo más rápido que puedo, y me lo plancho.
Me miro en el espejo y observo el castaño de mi cabello, ya me está aburriendo.

Me cambio y me maquillo un poco, ya que no pienso dar una mala impresión el primer día de clases después de vacaciones.

Mis vacaciones no fueron nada de otro mundo, salí con amigas, estuve con mi familia y la mayor parte del tiempo estuve con mi novio, con el cuál rompí por razones que prefiero no recordarme.

Un Rato Más...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora