Enero 2/5

37 8 1
                                    

La clase transcurrió normal, sin molestias. Este profesor sabía explicar bien y bla bla bla. En fin, clase me gustó, estuvo interesante. Tanto que por un momento casi olvido la presencia de este chico.

Cuando terminó la clase, la reciente víctima de la cólera de mi hermano se levantó y salió casi corriendo. Era obvio que no quería estar ahí o que necesitaba ir de prisa a otro lugar.

Salí al receso, caminando por los pasillos de la escuela. Este edificio siempre me hizo acordar a un hospital moderno. Contaba con una buena iluminación, los salones tenían 3 paredes de material y 1 de vidrio, tenía biblioteca y teatro. Me encantaba.

  Pensando y caminando, llegué al comedor de la escuela, ya era inercia.
-Lari, Fernand me calificó con un 7, y a vos?

¿Hasta en eso coincidimos? escuché.

-¿De verdad igual que yo?- indagué, pero ella parecía estar mirando otra cosa hasta que escucho mi respuesta.

-¿Cómo sabias?-me dice, era gracioso ya que ella me había dicho eso hace tres segundos.

-Me lo acabas de decir, tonta- replico, golpeándola en la cabeza con la palma de la mano. Últimamente estaba demasiado distraída.

Sus miradas y esa forma de moverse, con cautela. La forma en que revisa su celular constantemente...solo podía significar algo.

-Lari ¿Estás saliendo con alguien?- sabía que sí, pero no iba a admitirlo.

No dijo nada y se sonrojó, bien...ya tenía mi respuesta.

El almuerzo transcurre con normalidad.

Yo estoy sentada al lado de Diame, estamos hablando de libros, cómo siempre, mientras que Lari, Caro y Zoe nos miran cómo si fuéramos locas. Un ratito más tarde nos encontramos hablando todas juntas, me gustaría no perderlas nunca.

   Necesito ir al baño, así que me levanto y empiezo a caminar por el pasillo, la escuela es muy grande así que tardo un rato largo en llegar a el pasillo donde está el baño.

  Camino rápidamente, ya quiero entrar.
Una vez en la puerta del baño, el agarre de un par de brazos sobre mis hombros me hace retroceder.
Volteo bruscamente ya que sabía perfectamente quién era, y no me agrada bastante. Y no, no es el nuevo, es él...

-¿Qué quieres?-digo, estoy demasiado enojada, en realidad estaba dolida.

-Nada, solamente quiero pedirte perdón- se encoje de hombros y pone una mirada de perro abandonado, es totalmente manipulador.

-Creí que dejé bien en claro que no quiero que te acerques a MÍ- digo, todavía sigo lastimada por lo que hizo, el no tenía derecho a hacerme eso.

-Perdón, fui un tonto por dejarte ir, te prometo que voy a cambiar- ¿eso era lo que había escuchado?- Todavía te amo.

-¿De verdad, "cariño? Me haces reír.-tomo aire, intento parecer distante- Sabes, te perdono con la condición de que no te me acerques. ¿No vas a cambiar nunca vos? Te aseguro que agarrando del brazo así a alguien, vas a terminal mal.

Y ahí estaba mi acento argentino, mi país natal. Mi madre era de allí, y en momentos de discusión o donde me siento amenazada, simplemente sale de mi boca.
Quizás sea porque todo dicho con ese acento, sonaba seguro y un tanto egocéntrico.

Pero ahí estaba, pensando en mil cosas, mi casi ex-novio me había pedido perdón, no sé cuánto tiempo más voy a tardar en superarlo.

      Quiero que sea ya, ahora.

No soporto más estar así, lo hubiera pensado antes de ni siquiera haberme dado una oportunidad para demostrar todo el amor que tenía para dar. Yo fui feliz con él, pero siempre me hizo dudar sobre si era o no suficiente, un manipulador total. Era una felicidad tan frágil, que una mentira la derrumbó.

Un Rato Más...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora