Enero 3/5

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Sólo escucho voces, muchas voces, no tengo fuerzas para nada. Quiero abrir los ojos, despertarme, mover la mano, o los pies, lo que sea.
No puedo hacer nada, me siento indefensa, mi corazón late demasiado rápido, no estoy bien.

Siento una punzada de dolor muy fuerte en mi pecho, cómo si me pincharan el corazón con una cuchilla, y me siento pesada, mis sangre parece plomo corriendo por mis venas.

Mi cabeza está adormecida, por lo que siento sé que estoy en un hospital, siento la camilla debajo de mi cuerpo, cuerpo que está cubierto con una bata.

Intento moverme, pero es imposible, es cómo si no tuviera un cuerpo, hace mucho frío.

Decido no luchar más, no hacer más fuerzas de las que puedo, y descanso.

Luca:

Mila es tan dulce y a la vez fuerte, tan frágil pero a la vez dura. Veo caer su cabello castaño corto sobre sus hombros y sonrío, es precioso.
Sus ojos...esos que son cómo los mios, no me sorprende.

Ahora está...¿Pidiendo un helado?
Hago todo lo posible para que no me vea, voy a parecer un acosador.
La veo mirando a un chico que acaba de llegar al lugar, no me sorprende.
Rápidamente intento descifrar los pensamientos del muchacho, pero no puedo. Era uno de los nuestros.

Es una lástima que no pueda saber lo que piensa ella, Mila. Su manera de actuar, para mí, siempre fue una incógnita... pero a la vez era tan predecible.

-Sé que me va a odiar- me digo a mí mismo mientras pienso en lo que voy a hacer.
Pero las ordenes son ordenes, y no puedo desobedecer, aunque me encantaría.

Lo de su hermano me favoreció mucho para acercarme a ella.
Yo odio los problemas y peleas, en eso no había mentido, pero su hermano simplemente se abalanzó sobre mí. Sin explicación alguna.

Sinceramente, mí corazón se partió en dos hoy cuando la ví tan indefensa, delante de ese estúpido, que por lo que ví en sus pensamientos, sólo quería jugar con ella. No lo pude evitar, sentí rabia.

Aunque no pude hacer nada, entiendo perfectamente que aunque es mí asunto...no debo interponerme.

Intenté ser gracioso sobre el comentario fingiendo que no me había dado cuenta del vínculo fraternal de ella y su hermano, pero, salió mal.
No encuentro la forma de tratar con ella, supuse que haciendo de chico malo podría ser, pero parece que tendré que cambiar la táctica.

Ahora me queda intentar ser yo mismo.

La veo mover su corto cabello, hablando y expresándose, aunque ella está sola. ¿Estará bien?

Se levanta de su asiento y camina hacia los baños, cerca del chico que observaba cuando llegó. No me da buena espina para nada.
Ella mira lo mira a los ojos y él le regala una sonrisa estremecedora.

Se calla de golpe, no la veo muy bien, parece mareada.
Ni bien lo ve, empieza a tambalearse. esperemos que no sea lo que pienso que está pasando.
Cuando por fin se desmaya yo estoy afuera arrancando el auto para ir detrás de la persona que la lleve a algún hospital.

Cinco minutos después, sale ese chico con ella entre sus brazos. Esto ya lo había vivido una y otra vez, sabía como controlarlo. Pero eso no evitaba que me ponga nervioso.

La llevó a una enfermería que estaba cerca de el lugar donde venden helados.
¿Por qué un desconocido la llevaría? ¿Qué otras intenciones tendrá? Eso me va a tomar trabajo extra.

Yo los sigo, sé lo que está pasando, y no es nada bueno.

Cuando entran en la enfermería. Me bajo del automóvil y finjo tener una fuerte migraña para que me atiendan en el cubículo de al lado.
Lo escucho hablar con la enfermera.

Un Rato Más...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora