Capítulo 6

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Diagonal izquierda en frente.

Diagonal derecha atrás.

Frente.

Derecha.

Repasar las direcciones del espacio... definitivamente, Leila debía irse al estudio a practicar algo que ella YA sabe.

Poniendo los ojos en blanco alargó el brazo para indicar la posición izquierda.

Leila soltó un gruñido cuando Miriam les indicó que se sentraran en el suelo.

-¿Cuánto dices que falta para que acabe la clase? -preguntó la impaciente Leila a Kim que se encontraba a su lado.

-Leila, tenemos menos de veinte minutos aquí en clase. En resumen faltan aproximadamente una hora con treinta minutos para que termine.

Leila soltó un bufido.

-Más le vale a Miriam que salgamos antes.

-No seas así. Tú eres la que debería contagiarles el entusiasmo a los principiantes -dijo Kim pasando un brazo por el hombro de Leila y señalando a su alrededor.

-Para eso están los chicos de segundo y tercer año.

Kim fulminó con la mirada a su amiga. De verdad que la quería, pero a veces se pasaba de... chistosita (por no decir otra cosa).

La atención de las amigas se volvieron al frente cuando Miriam se paró frente a sus alumnos.

-Muy bien, chicos. Hemos avanzado mucho en todo este tiempo, y sin mencionar la "CPP" creo que ya vamos progresando.

La "CPP" eran las siglas para Caída del Primer Parcial; se rumora en el Instituto que en la vida tantos alumnos habían fallado tanto en algún exámen de música.

Su exámen requería gracia, carisma y puntillas firmes -buen equilibrio-, sin embargo los alumnos principiantes no lo hicieron muy bien que digamos, mas Miriam lo aceptó porque, pff, son nuevos... pero si no te salen bien las puntillas o aún ni sabes qué hay que hacer para tener gracia, mínimo aprende distinguir la derecha e izquierda.

Miriam pasaba por una crisis nerviosa.

Leila y Kim soltaron una risilla cuando recordaron haber tumbado accidentalmente a varios de sus compañeros en el exámen porque ellos solían equivocarse de dirección.

-Me alegra mucho que nos recuperáramos pues en dos semanas inician los conciertos en el Instituto... -prosiguió a decir Miriam.

-¿A qué se refiere con conciertos, maestra? -dijo una chica de primer año a la vez que alzaba la mano.

-Oh, el Instituto cada año organiza una serie de conciertos a lo largo del ciclo escolar, para mostrarle a todas las personas los avances que llevan en la clase y para cultivar esta maravillosa cultura de la música clásica.

Leila hizo media sonrisa.

-Y, como decía, inician en dos semanas con un concierto de piano y flauta, si no mal recuerdo; la academia de Ballet se presentará hasta dentro de siete semanas. Considero un muy buen tiempo para montar una pequeña pieza y así tener nuestro debut con un grupo grande.

-¡Sí! ¡Hagámoslo! -Leila se levantó de un salto y alzó el brazo con el puño cerrado.

Al ver que nadie más festejaba con ella (salvo Miriam que sonreía de oreja a oreja) terminó sentándose despacio.

-¿Les quedó alguna duda sobre los cinciertos?

-¿Cómo quiere que bailemos frente a mucha gente si a duras penas logramos levantarnos de la "CPP"? -preguntó una chica que parecía ser de tercer año.

-Mi querida Frida, no hay que pensar en eso. No pensemos en fracaso y no tengamos la mentalidad de que daremos un muy mal concierto. Por eso les comento ahora, para tener más tiempo y, si se puede, ensayar diariamente.

Leila veía alrededor para analizar los gestos de cada compañero.

Los chiquillos de primero: "no tengo idea de qué hago aquí"

Los creídos de segundo: ..."¿cuánto falta para la salida?

Los tontos-cretinos-y-amargados de tercero: "estamos acabados", "hola, extraordinario", "tengo hambre", "neh ¿para qué esforzarse?".

Las que tienen tiempo estudiando con Miriam: "¡yei! ¿cuándo empiezo?".

Leila bajó la cabeza, frustrada.

-Bien, entonces... piénsenlo y la siguiente clase me confirman. No olviden estudiar. Pueden retirarse.

Todos se levantaron a excepción de Leila y una que otra amiga de ella. Increíble que algo que ellas deseaban hacer para debutar en su Instituto no lo fueran a realizar por culpa de unos cretinos.

Una vez que se levantaron y estuvieron a punto de irse, Miriam les llamó.

-Chicas, quiero preguntarles algo... ¿cómo van con el concierto en Si menor que estamos viendo en el estudio?

Los ojos de Leila se iluminaron.

-¡¿El de Rieding?!! -preguntó entusiasmada Karla.

Miriam asintió.

-Vamos bien, o sea, podemos mejorar en muchas cosas pero créeme que estamos avanzando muy deprisa.

Miriam sonrió enormemente. Eso era lo que deseaba escuchar, y Leila lo sabía.

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En la clase, en el local de Miriam, las chicas comentaban acerca del recital que está próximo. Para ellas.

Leila acababa de llegar cuando Sam se le acercaba por un lado.

-¿Sabes de lo que están hablando?

Leila dejó caer su mochila.

-Supongo que siguen hablando del recital.

-¡Tendremos una presentación! ¿Y por qué Miriam no nos ha dicho algo acerca de eso? -saltó Sam aumentando la voz un poco.

-Tranquila -Leila suelta una risilla-. En el Instituto tenemos programado un recital los alumnos de la academia de Danza Clásica, pero como los demás no están muy seguros de participar las chicas que practicamos con Miriam vamos a darles una pequeña demostración de lo que Miriam ya nos ha enseñado -dijo Leila con sus dos manos en la cadera.

-Genial. No tenía idea de que había más chicas de Miriam en el Instituto al que vas.

-Ni siquiera ella sabía que ibamos a seguirla hasta allá.

Rieron ambas.

Miriam llegó al cabo de diez minutos después de que empezaba la clase. En sí las chicas ese día no tuvieron clase pues estaban discutiendo acerca del restraso de la maestra, sobre pequeños asuntos que tenían pendientes y de algunas fechas para las que debían prepararse.

Al final de todo Miriam se quedó con las chicas que la ayudarían con el recital del Instituto.

-Chicas, de antemano, les agradezco mucho el no dudar y apoyarme para el recital.

-No hay de qué, Miriam. Estamos en toda la disposición para participar -dijo Leticia, que era una de la alumnas con "más antigüedad" que Miriam tenía.

-Gracias, nenas. Los ensayos serán durante en la trade y en el Instituto seguiremos con la clase normal ¿de acuerdo?

Las alumnas asintieron gustosas.

Cuando Leila salió ya estaba oscuro y ella, a pesar de eso, se fue caminando.

Al llegar a la esquina se topó con una mirada muy familiar.

Corazón HipócritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora