Capítulo 1

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"¡Entonces el malvado zorro agarro a la pequeña coneja y trato de comerla!" dijo una coneja gris que estaba sentada en la cama de su hija.

"¡No!" gritó Judy, una coneja asustada que estaba escuchando al cuento de su madre. Estaba cubierta por una manta de lana, concentrada a la vez que preocupada mientras escuchaba la historia de su madre.

"¿Qué... qué hizo la coneja entonces?" Judy preguntó a su madre 

"Nada, se murió" 

"Oh..." Judy estaba confundida.

"¿Qué aprendiste en esta historia?" Pregunto su madre esperando la respuesta correcta

"Que nunca debemos confiar en los zorros" Dijo Judy orgullosa, sin una pizca de duda.

"Esa es mi niña" Entonces besó a su hija, le dio las buenas noches, y se fue cerrando la puerta detrás de ella.

QUINCE AÑOS DESPUÉS

"¡Mamá, ya llegue!" Exclamó Judy, sosteniendo dos bolsas de plástico llenas de productos que su madre necesitaba.

"Oh bien, ¿conseguiste todo? Dijo su madre mientras salia de la cocina.

"Sí, todo lo de la lista" Respondió Judy mientras ayudaba a su madre con las bolsas. "Oye mamá, quería preguntarte algo. Vi una roca, una muy rara"

"¿De verdad?" Preguntó su madre sorprendida, pero obviamente no le creía a su hija.

"Tenia algo escrito en ella"

"Sí, claro. ¿Puedes pasarme la mantequilla por favor?" Preguntó ignorando a Judy

 "¡Mamá! ¡No estas escuchando!" Judy estaba empezando a enfadarse. "¿Puedo al menos revisarla? Ya sabes... traerla a casa... examinarla... " Preguntó a su madre inocentemente. "¿Mamá?".

"Si, si claro" La madre de Judy estaba siempre distraída en la cocina, y eso no le gusto a Judy. Por supuesto, a veces, como la adolescente que es, ella quería explorar el mundo, y su madre no se lo permitía . Así que, mientras estaba distraída, era la oportunidad de Judy para hacer lo que ella quisiera.

Por consecuente, decidió traer la extraña roca a casa con ella. Era azul, no muy grande, pero era realmente pesada. Con esfuerzo, finalmente llego a casa con la misteriosa roca entre sus patas. Entro en su cuarto y cerro la puerta detrás de ella. Aliviada, y algo feliz, colocó la roca en su pequeño escritorio. Agarro su vieja y confiable lupa y la examinó cuidadosamente. Era el momento perfecto, hasta que su madre entró en la habitación.

"Judy, no puedo encontrar mis lentes en ningún lado.¿Sabes dónde pue-" Su madre observo a Judy "¿Qué es esa cosa en tu escritorio?" Pregunto estrictamente.

"Es la roca de la que te hable ¿recuerdas? Te pregunté, y dijiste que-"

"¡Judy!" Su madre grito y la hizo saltar ligeramente del susto. "¡¿Cuántas veces tengo que decirte, no traigas cosas como esas?! ¿No conoces la palabra bacteria? Eres... ¡esto es inaceptable! ¿Qué voy a hacer contigo?"

Judy estaba sin palabras. Su madre nunca le había gritado así antes. Se sentía desprestigiada. Ella solo tenía curiosidad sobre esta roca, su madre seguía gritando, su sangre ardía, recorriendo todo su cuerpo . Su cara roja como un tomate.

"¡Mamá!" Judy de repente empezó a llorar "¡Deja de gritar! No hice nada malo"Exclamó, claramente no se sentía culpable por hacer que su madre se preocupe y se enoje. "¡No quiero vivir el resto de mi vida cocinando y limpiando como tú! ¡No quiero estar aquí atrapada por siempre!.

"¡Tú perteneces aquí!"

Esa fue la gota que colmó el vaso. El rostro de Judy estaba roja y su rostro no podía expresar más enojo. ¿Por qué  su madre no podía entender sus prioridades? ¿Sus metas? Se sentía como si su mundo se estuviera cayendo pedazo a pedazo. Judy no podía soportarlo más.

"Tal vez no quiero pertenecer aquí" dijo justo en frente del rostro de su madre sin ningún tipo de vergüenza. No esperaba que su madre le respondiera, agarro la roca y la lupa y salio de la casa. Empezó a correr, correr lo más rápido posible. Se limpio las lagrimas de su rostro, intentando verse fuerte.

De pronto, se detuvo y miro atrás. Respirando fuertemente, asintió para si misma en cuanto se dio cuenta de que estaba lo suficientemente lejos de su hogar. No había nada alrededor suyo en este momento. Se sentó en un árbol de limón cercano. Estaba exhausta, tanto física como mental. Miro a la roca en sus patas. Frunció el ceño mientras la examinaba de nuevo. Ahora estaba segura, realmente tenía algo escrito. Intento leer las palabras escritas, pero no podía. La voz de su madre resonaba en sus orejas. Cerro los ojos y tomo un profundo respiro. Exhalando, dejo ir todos sus problemas por un minuto. Intento leer la roca otra vez.

                 "Llévame a un lugar, muy lejos de aquí. Llévame al lugar, al que pertenezco"

Cuando levanto la mirada se quedo boquiabierta. No había árbol de limón. No se podía ver nada en la lejanía. Estaba sentada en la fría tierra, rodeada por grandes rocas que flotaban en el cielo. Montañas que no tenían rastro de vegetación en ellas. Se levanto.

"¡Ouch!" Grito adolorida, en cuanto piso algo. Miro hacia abajo y levanto el extraño objeto. Era un diamante. Uno brillante y reluciente. Miro hacia el cielo. Estaba gris. Sin señal de azul, solo nubes.

"¿Dónde estoy?"






Perteneces a lado míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora