FanFic Hermandad de la Daga Negra * A - Lover Embraced

Lover Embraced - Capítulo 2

Al reconocerla, Qhuinn sintió la necesidad de llorar. Sentarse sobre su trasero y llorar como una jodida nenaza. Porque no era posible de que estuviera mirando a su hija. No había ninguna jodida posibilidad. Su hijita no había sobrevivido al parto. Havers habia estado alli y lo habia confirmado. Si hasta habian hecho una ceremodia del Fade para la pequeña amada vida que jamas existiría. Asi que esta preciosa hembra pretrans que tenían delante no podia ser, de hecho, su hija. Excepto que la sangre no mentia. Reconocia su sangre dentro de ella, se reconcia a el mismo, dentro de ella.

Ademas, ¿cuantos pretrans tenían los ojos como el?

Uno, verde lima, exactamente como los de Layla.

El otro azul. Del mismo azul que el suyo.

Tenia que tratar esto con calma, pensó. Lo último que quería era asustarla.

Sacando fuerzas de no sabia donde, se enderezo, respiró hondo y camino hacia ella, extendiendo su mano derecha, la de la daga.

- Hola, soy Qhuinn. Y este es mi amigo John Matthew.

Lo observó durante un instante y tembló cuando sus palmas se tocaron.

- Yo… ¿te conozco? Siento como si te conociera.

Asintió.

- Dime una cosa. El nombre de Havers ¿te dice algo?

Frunció el ceño.

- No.

Volvió a asentir.

- Es un sitio extraño para un tatuaje.

La pretrans se toco debajo del ojo al hablar, obviamente refiriéndose a la lagrima purpura de Ahstrux Nohtrum.

- Si, uno comete muchas locuras de joven.

Sonrió.

- Oye, ¿te podemos llevar a alguna parte? Mi Hummer esta justo ahí.

Se mordió el labio y eschuchó como John inhaló bruscamente y su olor se intensificó.

Oh ni se te ocurra hijo de-

- Por favor, si no os importa. Necesito volver a St. Mary’s.

- ¿El orfanato?

- Si.

- ¿Es donde vives?

- Por ahora. Doy clases a cambio de un techo y comida. No es mucho pero… si.

- Vamos.

A Qhuinn realmente le costaba respirar mientras andaban hasta su coche y estaba intentando por todos los medios que no se le notara. Su teléfono pito con un mensaje de John.

N sbe k s 1 d nstrs. Crca d cmbio.

No me digas, genio.

Necesitaba llevara a algún lugar seguro sin acojonarla y despues tenia que ir en busca de Havers para arrancarle la garganta. Con sus dientes. Que suerte que tuviera colmillos.

Su mente nublada cayó en algo que había dicho ella antes, al hablar con John.

- Oye, no es por entrometerme ni nada pero antes has mencionado algo de que… tus padres fueron asesinados por tipos como los que te estaban atacando?

- Eh, si.

- Tu… -se aclaro la garganta – ¿te habían atacado antes?

- De vez en cuando lo hacen. Pero mas que un ataque intentan asustarme para reírse un rato. Pero se defenderme. Parece que han averiguado donde vivo asi que me los encuentro mas que antes. Es bastante molesto.

Malditos lessers. Estaba deseando que llegara el dia en el que por fin acababan con ellos.

- Que me dices – Dios, estaba ronco.- Que me dices si te dijera que puedo llevarte a un lugar seguro. Un lugar donde jamas tuvieras que tratar con ellos otra vez.

Lo miró a través del retrovisor con el ceño fruncido y el le devolvió esa mirada.

- ¿Que me dices si te puedo llevar a un lugar seguro para vivir?

- Ya. No.

- Lo digo en serio. Es un lugar donde mujeres y niños están protegidos.

- De que.

- De todo. Hellr…maridos abusivos, tios palidos frikis.

- ¿De verdad?

- Sip.

- ¿Cuanto me va a costar?

- Nada. En Safe Place ayudan a hembras… mujeres necesitadas. Como he dicho, tienen niños y obviamente eres buena con ellos, asi que si quiseras hasta les podrias ayudar. Siempre necesitan a gente.

*-*-*-*

Su mente no paraba de dar vueltas. Deberia de volver a St. Mary’s, excepto que allí no la necesitaban realmente, y solo la dejaban quedarse porque sabían que no tenia a donde ir. Ojos Azules la miraba mientras ella miraba a Qhuinn, con esos ojos desiguales, que veía todos los días en su propio espejo. Se sentía segura.

Le habían prometido seguridad y ella les creía. Creia que realmente la podrian mantener a salvo. Por primera vez en su vida.

Tambien era la primera vez que sentía algo extraño… Por primera vez en su vida sentía como si estuviera en casa.

Cosa que era completamente absurda.

En el silencio del Hummer nadie dijo nada. No la estaban presionando y se dio cuenta de que iban conduciendo hacia el orfanato.

Tonta tonta tonta.

- ¿Qué pasa si digo que si, y luego decido que no me quiero quedar?

Qhuinn le dedicó otra de sus sonrisas despreocupadas.

- No eres una prisionera. Mira, nosotros luchamos contra esos tipos palidos. Asi que protegemos a quien corra alguin riesgo con ellos. Con tu pasado y despues de lo que ha pasado y lo que nos has contado, solo queremos asegurarnos de que estas a salvo, eso es todo.

- Hmmm.

Abrió la boca. La volvió a cerrar. Habia algo mas, algo que no le estaban contando pero no lograba descifrarlo. Que hacer…

De todos modos, ¿qué podia perder? Se habia estado quedando con las monjas pero nunca se habia sentido a salvo, no como se sentía aquí, con estos dos extraños.

Miró a John que asintió casi imperceptiblemente y se sonrojó, agradecida por que aun fuera de noche. Suspiró.

- Está bien.

Qhuinn asintió y le pareció que suspiró aliviado. Cambió de sentido a la primera ocasión, como si el camino hacia donde fuera, ya estuviera calculado en su mente.

- Espera, tengo que recoger algunas cosas.

- Tendras todo lo que necesites, lo prometo.

Frunció el ceño. Todo esto era demasiado raro.

- Marissa, hey, soy Qhuinn. Si, eschucha, ¿puedes acoger a alguien?

Estaba al teléfono y de repente cambio a otro idioma que sonaba como eslavo. Hungaro, o Rumano quizás, pero no del todo.

- ¿Como te llamas, cielo?

- Lilly Anna.

Se lo repitió a Marissa y colgó, solo para hacer otra llamada, hablando en ese precioso idioma de nuevo. Le quería preguntar que era pero seguía hablando y John estaba mirando por las ventanas. Seguramente pendiente de cualquier peligro.

Tenía la sensación de que debería de tener miedo o algo, pero no podia obligarse a sentir ningún temor. Aunque si que se estaba preguntando en que demonios se estaba metiendo