21. Mi casa.

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10:20 AM

Después de estar llorando y que mucha gente se acercara y yo sólo les dijera que estaba todo bien, aunque un señor me regalo un cafe, me dirigía a la salida del aeropuerto.

Todo el mundo me miraba, yo estaba devastada.

Cruce la salida y vi un taxi, con un rostro al cual habia conocido.

-Creiste que te iba a dejar acá? Y sin saber el final de la historia?

-No llegue... El avión despegó.

El señor salio del auto y me ayudo a entrar al taxi.

-Shh...no llores...tranquila... A dónde queres ir?

-A mi...casa.

Esas palabras se sentían tan lejanas. Mi casa, ahora era mia.

En el recorrido no emiti una palabra, si hablaba volvería a llorar y creo que ya no tenía mas agua en el cuerpo de tantas lágrimas que habían caído.

Frenamos en la puerta de casa y la mire co nostalgia.

-Cuánto es?

-Serían $20.

-Pero, lo hice esperar y el viaje debe haber costado más.

-Si, pero con ayudarte, aunque no hubiera funcionado, estoy bien. Perdón por no manejar más rápido.

Sonreí de lado.

-Hizo lo que pudo y eso esta bien. Gracias.

-Hasta luego.

Vi como el taxi se iba y salude.

11:00 AM

Me sente en mi cama y después me tape con una manta.

Tome la carta en mis manos, todo el tiempo estuvo en mis manos y a pesar de la desesperación y la angustia no la solte.

Quería que fuera un sueño, donde te despertas y estas dormido, en tu cama, respiras profundo, te das cuenta que no es real y volves a intentar dormir. Quizás no concilias el sueño pero sabes que era falso, todo falso.

Escuché como se habría la puerta de entrada, una chispa de esperanza se prendió, baje a toda velocidad.

En el último escalón de la escalera levante la vista.

Matias y no estaba sólo.

Facu, Emi, Fer, Ciara, Ani, Sere, Bruno e Ian estaban ahí.

Corri y abracé a Matias, su papá se había ido con mi mamá.

-No llegue...el avión...el avión...se fue.-dije con voz quebrada.

-Shh...tranquila.

Agarro mi cara e hizo que lo mirara.

-Vas a estar bien.-dijo, sus ojos estaban rojos, había llorado.-Vamos a estar bien.

Teníamos 15 años, 15 putos años.

-Enana...

Ian y Fer se me acercaron, me abrazaron e Ian, con dulzura, limpio una lágrima que descendía por mi mejilla.

De Dulce A Fría Donde viven las historias. Descúbrelo ahora