Capítulo 2: El profesor Graham

25 3 2
                                    

Addison POV


- Ya pensaba que te iba a dar un paro cardíaco -Digo viendo salir a mi hermana con el rostro pálido.

- No estuvo tan malo, no tanto como haber estado sentada en el suelo durante una hora -Me dice en cambio, ayudando a levantarme. Hago una mueca al sentir cosquillas en mi cola, después de haber estado tal y como ella había dicho.

- Tenemos unos 15 minutos antes de la próxima clase. ¿Quieres que vayamos a reconocer sala o algo?

- Na'... vamos a sentarnos afuera, ¡aprovechemos el sol!

Sin esperar respuesta me arrastra de la mano, siguiendo el mar de gente que se dirigía hacia el patio principal del instituto. Chicos y chicas ya se encontraban allí, aprovechando los últimos rayos del sol de la temporada. Papá nos había dicho que aunque el pueblo estuviera cerca del mar, no solía ser famoso por su cálido clima en esta fecha si no, todo lo contrario.

Nos sentamos una al lado de la otra en una mesa, mientras mirábamos a la gente de vuelta. Se notaba que el instituto completo sabía que unas gemelas ingresarían y de seguro eramos el tema principal en las conversaciones. Muchas personas nos miraban y no intentaban ocultarlo cuando nuestras miradas se cruzaban.

- No se preocupen, me miran a mi y no a ustedes -Dice el mismo chico al que habíamos pillado antes de que Chloe ingresara a clases, el cual venía acercándose a nosotras-. Suelo causar esa impresión cuando me peino, ya saben.

- ¿Y tú eres? -Digo, con el ceño fruncido.

- El chico que fue regañado enfrente tuyo.

- ¿Regañado? -Pregunta Chloe, mirando de uno al otro.

- Olvídalo -Algo incómodo, se arregla su cuidado peinado-. De todas formas, me llamo Michael Smith. Tú debes ser Addison.

- ¿Le hablaste de mi? -Le pregunto a Chloe antes de que ella me niegue con la cabeza.

- Tranquila, he realizado las tareas al igual que todo el instituto. Clara no suele guardar muy bien la información personal del alumnado, así que de seguro sus horarios ahora lo tienen hasta el fontanero y su esposa, la cocinera, y como Chloe entró conmigo a literatura, pude adivinar cuál era cuál -Termina de contar, orgulloso de si mismo y no pude si no menos sonreír junto a Chloe. Era como un niño pequeño al cual le preguntan acerca de las tablas de multiplicar que ya se había memorizado.

- No creo que sea seguro que la recepcionista dé información de ese modo -Dice Chloe, recomponiéndose más rápido que yo. De seguro ya estaba acostumbrada después de haber pasado una hora y media junto a él en clases.

- Nop, no lo es. Ya voy -Digo, levantándome del asiento de un salto.

- No te preocupes, ya voy yo. Soy más simpática -Me dice en cambio, bajándose de la mesa con más delicadeza que yo. La veo dirigirse rápidamente a la recepción, sin percatarse que todo el instituto la miraba al pasar.

- Sé que son iguales pero ella es... algo -Dice Michael, quizás sin intención de haberlo dicho en voz alta.

Decidida a hacer como que no lo escuché, me quedo mirándolo. No es igual a su hermano, ya que él tenía el pelo castaño claro y su hermano casi negro... o quizás era la luz del pasillo. Sus ojos eran iguales, ese verde musgo que no quise demostrar lo tanto que me habían gustado. Si supiera Chloe, me mataría.

- Hola nena, ¿por qué tan sola? -Me dice con una voz sensual, notando cómo lo miraba.

- Ni lo sueñes -Le digo en cambio, volviendo a sentarme en la mesa y sacando el móvil de mi bolso.

No digas para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora