Capítulo 9: La decisión

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Addison POV

Sentía que mi cabeza iba a explotar.

Zumbaba y zumbaba amenazando con una jaqueca nivel Dios, pero de todas formas reuní las fuerzas para levantarme de la cama y comenzar con el día.

Chloe estaba pasando por lo mismo que yo, lo veía en su mirada cuando se sentó en la cama, con el cabello revuelto y los ojos hinchados.

- ¿Crees que nos haga desayunar juntos? -Le pregunté con miedo a que me respondiera de la forma en la que no quería, pero Chloe no es de las que se guardan la verdad, especialmente con respecto a mamá.

- Sí, aunque quizás salen con la carta de darnos espacio de nuevo.

- Ya nos dijeron eso el Viernes y el Sábado, y lo único que hicimos fue llorar a moco tendido y vagar por la casa sin hacer nada -Me muerdo el labio preocupada. Todavía no se nos quitaba el pánico que teníamos con respecto a la situación, y al menor indicio, comenzábamos a hiperventilar o a llorar estruendosamente. 

No estábamos tomando para nada bien la llegada de la señora que nos abandonó.

- ¿De todas formas qué están haciendo ellos dos por el pueblo? Ya sabes... ¿Juntos? -Pregunta Chloe molesta, tirando unas camisetas a la cama.

- ¿Crees que vuelvan a estar juntos? -Pregunto a la vez que voy ordenando las camisetas.

Chloe no tenía más respuestas que taparse la boca y mirarme con ojos asustados. Sentía como que estábamos volviendo a tener 13 años cuando nuestros padres discutían todo el tiempo y mamá decidió irse de casa.

Después de eso se volvió casi una tortura vivir en el lugar en el que estábamos.

Sabíamos que papá estaba pasando por etapas, según lo que leímos en Internet, y así fue como nacieron nuestras primeras dos reglas, aunque todavía no decidíamos a escribirlas como tal.

Regla N° 1: No hacer preguntas.

Al principio, cuando mamá recién se fue él estaba en shock, definitivamente no lo creía y seguía con su vida como si su esposa estuviera en un viaje de negocios y que pronto regresaría con recuerdos para pegar en la nevera y camisetas nuevas para todos. Así que decidimos no hacer preguntas y sólo dedicarnos a vivir la vida normal, aún cuando nos hacía falta mamá.

Justo en ese tiempo a ambas nos vino el período y tuvimos que aprender por nosotras mismas; después de todo, "no podíamos molestar a mamá cuando estaba en un viaje importante de negocios que podría depender nuestro futuro".

Incluso logramos sobrevivir a las miradas curiosas de los vecinos y de nuestros amigos en ese tiempo. Nunca fuimos populares, pero sí teníamos un grupo de gente normal con los que salíamos de vez en cuando y lo pasábamos bien.

Después de la separación, todo eso tuvo que desaparecer.

Luego del shock, papá pasó a la negación y fue ahí cuando las cosas comenzaron a complicarse de verdad.

Su personalidad fue cambiando, estaba un momento bien y al otro mal, y cuando le preguntábamos o le ofrecíamos ayuda, se molestaba y se encerraba por días. Dejó de comer y por lo tanto, nosotras igual. Ninguna de las dos sabíamos cocinar, así que estábamos con el ensayo y error.

Nos habremos intoxicado unas dos veces y aprendimos a ir al hospital por nuestra propia cuenta, ya que ni siquiera papá era capaz de hacer eso por nosotras; lo cual, nos llevó a la siguiente regla...

Regla N° 2: Adaptarse rápido.

Aprendimos a cocinar, aprendimos a atendernos por nuestra propia cuenta, aprendimos a robar sus tarjetas para pagar nuestra educación y aprendimos a mantener una casa decente. Crecimos tan rápido que lo único que nos faltó fue aprender a manejar, pero en eso no sentíamos que era una necesidad básica.

No digas para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora