♥ Capítulo II ♥

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Me dejo caer en la cama de lo agotada que estoy. Ya terminé de ordenar todas mis cosas (lo que se reduce a libros, libros y más libros).

Oficialmente, ya estoy instalada en la fraternidad.

Después de mi charla con Sky, vine a conocer el lugar. De hecho, no es tan malo como pensé. Las chicas de acá son muy agradables y tienen ese estilo bromista que les da el toque.

Aunque son todas muy confiadas. Hace un rato cuando estaba buscando algo para comer en la cocina, entró una chica desnuda.

Sí, demasiada confianza porque es una fraternidad sólo de chicas.

Igual, eso no es lo que me dejó impactada, sino el trasero que tenía. ¿Se lo habrá operado? Yo siempre quise tener uno así...

Salgo de mi ensoñación cuando siento unos suaves golpecitos en la puerta de mi habitación.

-¡Pase! –grito lo más alto que puedo y vuelvo a enterrar la cabeza en la almohada.

Siento que alguien entra y cierra la puerta. Alzo la vista y frente a mí hay una chica muy hermosa. Tiene el pelo negro y unos ojos verdes muy intensos.

-¿Tú eres la chica nueva, verdad? –pregunta con una sonrisa mirándome de arriba a abajo.

-Síp –digo mientras me paro frente a ella –me llamo Allison, pero dime Ally.

Se ríe dulcemente y me da un gran abrazo de oso.

-Un gusto, yo soy Ashley.

Me río devolviéndole el abrazo.

-Cualquier cosa que necesites puedes pedírmelo, yo duermo en la habitación de al lado –dice guiñándome un ojo.

-Gracias –le sonrío y me vuelvo a dejar caer en la cama.

-De seguro estás agotada, con la mudanza y todo eso... además, mañana ya empiezan las clases. ¿Qué estudias?

-Voy a estudiar letras, es algo que me encanta –respondo -¿Y vos?

-Qué lindo, no hay muchas personas por acá que les interese eso. Yo voy a estudiar periodismo para algún día llegar a ser una importante reportera –dice lo último con orgullo, lo que me hace reír.

Esta chica conseguirá todo lo que quiera con ese optimismo, de eso estoy segura.

-Así se habla.

-Bueno, te dejo descansar. Buenas noches –dice riendo. Alza la mano en forma de saludo y sale por la puerta.

-Buenas noches –murmuro por fin.

No tardo más de 5 minutos en caer rendida a los brazos de Morfeo.

Me gustaría decir que a la mañana siguiente desperté por los rayos del sol colándose en la ventana y el melodioso canto de los pájaros, pero no. Definitivamente así no amanecí.

El pobre despertador quedó hecho trizas en lo otra punta del cuarto, iba a necesitar uno nuevo.

Me levanto perezosamente de mi cómoda cama y voy hasta el baño.

¡Tenía baño propio! ¿no era genial?

Me tomo mi tiempo para darme una caliente y relajante ducha. Ya en el armario veo qué ponerme.

Necesitaba urgentemente ir de compras, no tenía nada más que un par de buzos, remeras de verano, chupines y mis preciadas gorras.

Termino poniéndome unos pantalones negros ajustados, una remera con la palabra "Smile" estampada en ella y mi gorra favorita de Kizz.

Voy a la planta baja y en la cocina encuentro a 20 chicas saltando, tiradas en el suelo y hasta arriba de la mesa en medio de una guerra de comida.

Ya qué.

Agarro un pedazo de torta que había en la mesada y se la revoleo a una chica que está de espaldas.

Santa Cachucha...

Mala idea, muy mala idea idiota.

Si yo muero, tú mueres conmigo. Estúpida conciencia.

La chica (o más bien ogro) se da la vuelta lentamente. Me saca cabeza y media y se nota a kilómetros de distancia por su cara que quiere agarrarme y partirme a la mitad.

Soy demasiado joven para morir, pasé demasiadas cosas para terminar así.

¿Y yo no?

Una chica petisa le tira un pedazo de no-sé-qué y el ogro se gira para enfrentarla.

Suerte con eso y que Dios te acompañe.

Aprovecho ese momento para salir corriendo fuera de la casa.

Eso estuvo cerca...

Ni que lo digas, casi muero por tu culpa.

Me dirijo a la universidad y ya dentro del edificio de Letras, voy a mi primera clase: Teoría y Análisis Literario.

Que por cierto, estoy llegando muy tarde.

Empiezo a correr por el pasillo principal buscando el aula 717.

700...

703...

708...

713...

715...

718...

720...

Idiota, ya te pasaste...

Mierda, mierda y más mierda.

Giro y empiezo a correr para el otro lado hasta llegar al aula.

717

¡Bingo!

Doy tres golpes a la puerta y espero.

De la sala sale un señor calvo de unos 60 años con cara de pocos amigos.

-Ha interrumpido mi clase, señorita.

Viejo amargado.

-Sí, emmm –mierda, ¿ahora qué le digo? –Soy nueva y no sabía dónde estaba el aul...

Y no me dejó terminar de hablar.

-¿Es de primer año?

¿Qué le pasa a la gente que les encanta cortarme a mitad de frase?

-Sí, es que...

Otra vez me interrumpió.

Viejo amargado, le revolearía con una chancleta.

-Que no vuelva a ocurrir –dijo con voz grave y se hizo a un lado para que pasara.

Bad Boys vs. Bad GirlsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora