Fighters (Daryl Dixon)

Feelings

Hola! Aquí está el nuevo capítulo y el otro lo subiré como en una hora ó dos porque me falta arreglar unos detalles 💁🏻🙊
En fin, espero que les guste este capítulo 🌚💕
No olviden votar y comentar ☺️✨

         xoxo pequeñas walkers💀

Han pasado 5 días exactos desde que volvimos de Hilltop.
Aunque quisiese no pensar en Atenea es algo que no puedo evitar hacer y maldigo cada vez que su nombre pasa por mi mente. Porque soy un estúpido por haber creído en ella por segunda vez, por haberle seguido el juego y haberle respondido el beso aquella vez.

-Daryl-me llama Carol que se encamina en mi dirección, trae una blusa floreada rosa y si no estuviéramos en un apocalipsis habría parecido perfectamente una dueña de casa.

Hago un ademán para que hable mientras yo sigo reparando la moto en el garaje.

-Llevas dos días aquí, ¿acaso piensas seguir así?-me cuestiona preocupada, casi podría decir que también molesta.

Suelto un gruñido, detestaba que alguien se metiese en mis cosas aunque fuese Carol.

-¿Al menos cenarás con nosotros?-vuelve a hablar pero esta vez caminando hasta mi lado.

-No tengo hambre-le respondo tomando una herramienta del suelo.

-Lávate las manos, la comida estará lista en 10 minutos-habla Carol desapareciendo por la puerta y yo lo único que logro hacer es bufar.
Me limpio con un percudido paño las manos engrasadas con aceite y salgo camino a su casa.

No tenía ganas de hablar con nadie, en realidad siempre había sido reservado con mis cosas pero esta vez la razón era una sola; la estúpida y manipuladora de Atenea. Porque no dejo de sentirme un imbécil cada vez que recuerdo todo lo que me hizo y detesto que el resto crea que estoy lastimado por eso.

-Daryl-la voz de Rick me interrumpe.

Veo a mi amigo uniéndose a mi caminata con Judith en brazos.

-Hey-le saludo.

-¿Vas a casa de Carol también?-me pregunta.

Asiento.

-Estamos con problemas de comida-habló de pronto-necesitamos recursos, los de Caos se agotaron ayer, quizás sólo nos quede para un día más con lo que hay en la alacena.

Hago una mueca, porque todo de alguna u otra manera parecía llegar a ella. Aunque lo único que lograba era molestarme más, porque todos estos días hemos estado digiriendo comida de ella, de sus limosnas, de sus mentiras.

-Mañana iré a ver qué encuentro, podría volver al pueblo aquel en el que estuvimos hace unas semanas, quizás encuentre algo-le digo entrando a la casa de Carol junto a él y Judith.

-Bien, iré contigo. También le diré a Michonne y Glenn que nos acompañe-dice.

Yo me limito a mover la cabeza en ademán de asentimiento mientras veo cómo Carol nos recibe con una sonrisa caminando hacia la mesa con una cacerola entre las manos. Veo que todos están allí también sentados ya con el servicio en las manos y con rostros ansiosos de comer.

-Vamos, chicos, siéntense-habla Carol señalando las sillas de madera frente a nosotros.

Ya cuando estábamos todos sentados y comiendo las risas iban y venían entre las conversaciones, aunque quizás no lo supiesen estos eran los momentos que me gustaban, cuando parecía que no había ninguna mierda allá afuera tras los muros.