Vete

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Decepcionada, imbecil, idiota, estúpida, etc. Esos eran los adjetivos que me definian en este instante, ¡oh! casi lo olvido, e ignorante. Me habían vuelto a engañar, pero esta vez de una manera mas cruel. Me habían ilusionado, estaba volando en las estrellas para que louego me azotaran contra el suelo. Nunca pensé que George fuera asi, un hombre tan frívolo que había cambiado tanto. Le odiaba, a el y a su música, odiaba Estados Unidos y a Brian por haberlo cambiado, por haberlo convertido en un hombre sin escrúpulos que lo único que hacía era destrozar las cosas y personas mas importantes en su vida. Allí estaba él, ya no le escribía a sus padres, lo hacía yo, cuando es él quien debería hacerlo todos los días. Habían pasado dos meses y ni siquiera nos habíamos visto, tenía una estrategía la cual concistia en evitarlo cada vez que pudiese hacerlo. Cuando los chicos iban a entrevistas o a hacer sus conciertos me quedaba en casa junto a Martha, la mascota de Paul.

Me habia hartado de George y sus excusas y mentiras, así que decidí darle la oportunidad que Paul me había estado pidiendo desde hace años, así que acepte  ir al parque con él. Allí estaba yo, en el Central Park viendo a Paul viniendo hacía mí con dos helados. Eran las 4 de la tarde y no había mucha gente.

-Aqui tienes- me tendió mi helado. Sonreí

-Gracias, mi favorito. Vainilla-Le di un chupetón al helado. Estaba tan delicioso que no quería que se acabara

Paul rió

-No te lo comas tan rápido, te estas llenando de helado

-Ups, lo siento- le dije avergonzada

-Tranquila, yo te limpio- y me pasó el pulgar por el labio inferior.  Apenada me sonroje.-Estas roja- me dijo

-¿Enserio? Qué cosa tan rara- me toque mis mejillas las cuales estaban calientes. Aunque no estaba enamorada de Paul, estaba decidida a olvidarme de George, y si para ello necesitaba a Paul,lo iba a utilizar. Sonará egoista, pero estaba tan desesperada en sacar a George de mi mente y corazón que siendo sincera, no me importaba lastimar a quien sea- Es hermoso este parque, me encanta. Cuando era pequeña, mis papás y yo soñábamos despiertos con vivir en una cabaña en una pradera. Verde y hermosa, con un gran arbol para sentarme en las tardes como estas a pensar y meditar- Y sonreí. Noche tras noche pensaba en mis padres, les extrañaba. Aveces me sentía perdida sin ellos, pero tenía que crecer.

-Me gusta tu idea, es muy encantadora- Dijo Paul- Y dime...extrañas mucho a tus padres

-¡Claro que sí! Aunque no tanto como antes. Claro, nunca los olvidaré. Les quería demasiado, pero hay cosas que es mejor dejarlas ir, mirar al futuro. Ya sabes

-Si, tienes razón. Yo todavía extraño a mi mamá. Era una mujer encantadora. Al llegar del colegio, luego de hacer la tarea, me hacía galletas. Eso era fijo, todos los días de todas las semanas, me hacía galletas. Y aunque trato de hacerlas, nunca me quedarán igual que las de ella. Era una excelente cocinera.

-Hubiera querido conocerla, de seguro nos hubiesemos llevado bien

-¿Por qué? ¿También eres buena cocinando?

-No excelente, pero si mas o menos. Por lo menos no se me quema la comida

Reimos

-Cuéntame Penny, cuando nos vinimos a vivir aquí, ¿no te sentiste sola? Porque casi que todos los días estabas con nosotros

-Por supuesto. Pero para evitar ese sentimiento constante de soledad, puse a trabajar mi mente en otras cosas. Hize un curso de estilismo, uno de escritura, otro de arte y uno de secretaría. Me bandeaba los gastos, trabajé en muchas cosas y ahorré.

Forever Together-George HarrisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora