Ojos negros

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-Despierte por favor... le están esperando- Dijo la sirvienta  
-Ya entendí, Ya entendí- Bostecé -Hace bastante frió...- la blanca nieve cubría el paisaje que vislumbraba desde la ventana
-El señor lo espera en la casa principal para desayunar; el agua está completamente caliente así que ya puede comenzar a arreglarse. Con su permiso- dio una leve inclinación y se retiro. 
Era 16 de diciembre por la manana, tan fría que parecía que podrias quedarte petrificado, la nieve caía desde lo más alto y cubría toda la segunda residencia. 

El agua caliente recorrió mi cuerpo y me lleno de energía, mi mejor traje, los zapatos más limpios, un cabello bien alineado y una densa y deliciosa capa de perfume, me arregle lo mejor que pude ya que era una ocasión especial, nadie desayuna con él a menos de que sea sumamente urgente; salí de mi habitación. 

Cuando llegue a la mansión principal me recibieron con tanta amabilidad que comprendí la diferencia abismal entre el y yo, mentiría si dijera que alguna vez había pisado ese lugar, ni siquiera el día en que me contrataron; el majestuoso edificio se erguía con imponencia en el centro de todo, con solo ver esa construcción bastaba para intimidarte y comprender porque no podías pertenecer a su mundo sin embargo ese día, por primera ve entré. En la mesa del comedor principal el señor se encontraba disfrutando de un majestuoso desayuno, con una mano libre me pidió que me sentara frente a él. Todo era de primera calidad, sus cocineras exclusivas eran  alumnas de la mejor universidad culinaria del país, nada de que sorprenderse innegablemente; cuando el señor termino su bocado, comenzó a hablar tranquilamente:
-Cuanto lo siento, me he adelantado a comer-
-No, no la culpa fue mía por no despertarme a tiempo- incline la cabeza para ofrecer una disculpa.
-Tengo un trabajo sumamente importante para ti- su voz y mirada me vieron con firmeza 
-Dígame señor, en que le puedo servir-
-Tu tarea es bastante sencilla esta vez: acompañaras a mi hijo mayor en su primer asesinato- Hablo de la forma más natural que mi mente quedo aturdida y las palabras no lograron salir de mi boca. -El llegara dentro de tres días por la tarde, lo podrás encontrar en el hotel del pueblo, hospedado en la habitación 16 a un costado de la puerta de servicio, reúnete con el y llévale estos documentos- Coloco frente a mí una carpeta llena de papeles y fotografías -Tendrán un día para salir de ahí y comenzar el trabajo-
- ¿Me permite hacerle unas preguntas señor? -
-Adelante-
-Me ha dicho que es su primer asesinato verdad-
-Así es- comió un poco de fruta picada
- ¿Cuántos años tiene su hijo? -
-Acaba de cumplir los 18- Un adolescente, del cual desconocía todo por completo.
- ¿Alguna otra pregunta?-
-Solo una más... ¿Cuál es el nombre de su hijo? -
-?????????-
-Gracias señor me retiro, que disfrute el desayuno, me mantendré en contacto con ustedes para darle informes de la misión, con u permiso- El solo inclino la cabeza sin gesto alguno
La reperutalmente impresionante, la responsabilidad que conllevaba me hacía querer salir corriendo del lugar.
-Una cosa más Kaoru- me detuve instantáneamente -Confio plenamente en tu capacidad, por lo tanto, si mi hijo no cumple con su cometido te ordeno que lo mates y huyas enseguida del lugar-
-Correcto-
-Puedes retirarte-
¡¿Matar a su hijo?! ¡¿Que carajos está diciendo este hombre?! no lo entiendo... aunque dada mis circunstancias, en este trabajo es mejor no entender la situación porque eso te convertiría en un blanco fácil y ese es un peligro que nadie debe correr, cuando eres un asesino de la mafia no puedes pedir mucho...
El día paso tranquilamente, como siempre fui a la biblioteca principal del pueblo, continué con la lectura de una curiosa y apasionada novela de amor que había logrado capturar mi atención, aquella era una pieza olvidada que me había sacado unas cuantas lágrimas, alguno que otro suspiro y una terrible intriga:
La heroína era una chica con un exterior sumamente disciplinado que mantenía a diario con una bella sonrisa y una cordial y melódica voz aunque por dentro era una sombra fría que carecía de sentimientos hacia los demás, el héroe era un joven bastante apasionado a su trabajo con una actitud justa y certera que conmocionaba a toda secundaria que pasara por sus manos, sin embargo el había olvidado su pasado y desconocía sus raíces lo que lo convertía en un niño sumamente miedoso a obtener algo que prontamente le pudieses ser arrebatado, por lo tanto el había decido alejarse de cualquier relación sentimental en la que 'pudiese verse involucrado, un día de otoño en el parque se conocieron, sus ojos chocaron espontáneamente y el tiempo se detuve en ese instante, cualquier sentimiento que les causase sufrimiento se había parado como el tiempo; comenzaron a frecuentar aquel parque hasta que se volvió en un habito diario dejando pasar una tras otra estación, ellos podían decir con exactitud el color que tomaba cada árbol en cada temporada, también podían nombrar fácilmente los olores que rodeaban en aquella tranquila atmosfera, pero lo más asombroso era que ellos tenían la capacidad de distinguir los sentimientos, las angustias y pesares del otro con una sola mirada a pesar ellos jamás habían hablado una sola vez... se encontraban 'profundamente enamorados; las estaciones siguieron su curso natural y el preciado otoño regreso a su esplendor, una vez más las hojas caían de la copa de los árboles, el olor a café tostado con muffins de frutas secas inundaba el parque, el sol tenía un toque naranja brillante que hacia resaltar los grandes y hermosos ojos verdes de la heroína, también aquella luz dejaba ver el grandioso cabello dorado del héroe, ambos consideraban que esta era la estación más bonita del año, hasta que lo tristemente esperado llego... un día el dejo repentinamente de ir al parque pasando semana tras semana y dejando atrás al bello otoño trayendo consigo un frio que era poco amistoso para las almas con soledad, la heroína siguió yendo día tras día con la esperanza de encontrar una vez más el rostro que llenaba de paz su vida, como era de esperarse el sol ya no salía, la nieve cubría las aceras, los arboles ya no tenían hojas y la gente pasaba de prisa con innumerables prendas para cubrirse del frio, era la estación del año más solitaria para sentarse en un rato en aquel parque... un viernes 24 de diciembre ella fue despedida de su trabajo, con la desesperación que eso le traía cayo sentada en la misma banca de siempre en el mismo parque de siempre, con angustia busco la cara del joven sin embargo el seguía sin haber llegado una sola vez desde aquel día, las lágrimas de ella comenzaron a caer rápidamente sobre sus mejillas una tras otra sin descanso, su nariz se tornó roja y tomo su cabeza con sus manos cubriéndose los oídos susurrando: "Por favor solo una vez más, déjame verte una vez más"... una melódica voz apareció justo a un costado:
-Señorita, no llore-
Ella volteo rápidamente y frente a sus ojos un bello cabello dorado se asomaba de un gorro negro, sorprendida de ver que el amor de su vida se encontraba frente a ella las lágrimas se convirtieron en un llanto incesable de felicidad, el la consoló por mucho tiempo, mientras tanto hablaron sobre ellos, se presentaron y se convirtieron en amigos, cuando la noche cayo ambos tuvieron que despedirse ella rápidamente le dijo:
-¿Volverás una vez más?-
-¿Tú quieres que vuelva?-
-Yo...-
-No... lo hare-
-Comprendo- agacho su rostro
-Sin embargo, ¿Te gustaría pasar una semana de aquí para allá solamente conmigo? -
-¡¿Eh?!-
-¿Te gustaría?-
-Estaría.. encantada-
Después de aquella platica la semana de diversión comenzó, desayunaban, comían, cenaban juntos, poco a poco el alma fría y solitaria de la heroína se comenzó a llenar de alegría, poco a poco el chico comenzó a hablar de su pasado, poco a poco ambos comenzaron a cambiar, lloraron juntos, se dieron consejos, se ayudaron... y así la semana llego a su fin. Fue la semana más hermosa de sus vidas, lograron entender cosas que jamás habrían podido.
Ese último viernes llegaron al parque solitario, todas las familias se encontraban preparándose para festejar el año nuevo, sin embargo ellos no tenían una familia, no tenían amigos y decidieron quedarse sentados ahí hasta ver los fuegos artificiales que se lanzaban al cielo en señal del comienzo del año nuevo, mientras tanto hablaron de sus sueños y esperanzas, de lo que querían dejar de hacer o de lo que querían comenzar, el tiempo paso de prisa, cuando la chica miro el reloj en su muñeca se dio cuenta de que faltaba exactamente un minuto para la media noche...
-Están por comenzar- dijo ella
-Sí, tienes mucha razón- ella lo miro a los ojos estupefacta, vio como unas cristalinas gotas caían sobre las mejillas de el -Jamás me había sentido así... ya sabes, el dolor de amar a una persona y saber que jamás podrás estar con ella... que terrible-
Los fuegos artificiales iluminaron el cielo estrellado de aquel frio invierno, ella no pudo mirarlos ni un solo momento, sus ojos estaban hinchados de llanto por las palabras nostálgicas de él, Cuando su última lagrima cayo los fuegos artificiales aún continuaban, no había pasado ni un minuto, el tiempo se había detenido, el junto amabas manos para pedí un deseo y en voz baja lo susurro.
-Me encantaría decirte que pedí- volteo a verla -Pero desde el fondo de mi corazón deseo que esto se cumpla... ¿me podrías dar un abrazo? - ella asintió, en ese mismo instante le dio un sobre blanco y le susurró al oído: "No lo abras hasta que me haya ido", la abrazo tan fuerte que ella comenzó a llorar silenciosamente, él se dio la media vuelta y camino alejándose poco a poco
-Yo sé que un día... nos volveremos a ver- frente a los ojos de ella una ventisca helada hizo desvanecer el cuerpo de aquel hombre yéndose tan lejos y dejándola atrás llorando desesperada... El tiempo retomo su curso
-¡TE LO PROMETO! ¡UN DIA NOS VOLVEREMOS A VER!- lloro inconsolable, hasta que sus lágrimas dejaron de salir...

Tiene mucho tiempo que no logro avanzar de aquella página, no sé cuál es su final, tampoco conozco lo que la carta decía, pero comprendo mucho mejor cada vez que la vuelvo a leer, comprendo lo bello que es amar y ser amado a pesar de todas las adversidades, que hermosa ilusión aquella.
Todo fluyo normal durante los tres días que me restaban para poder comenzar el trabajo, cuando llego el momento tome una pequeña maleta que ya había preparado con anterioridad, solo contenía dos mudas de ropa, un revolver y tres cartuchos de carga y mi preciada novela, me amarre el cabello largo que tenía, era muy llamativo al contrario de mi personalidad, teñido de un controversial grisáceo.
Tomé el carro que me estaba esperando a las afueras de la segunda mansión y me dirigí al hotel del pueblo, en realidad era una pequeña casa de huéspedes con no más de 10 habitaciones cada una en número par, estaba en la salida del pueblo, bastante alejada y con muy poca clientela. Estacione el carro un poco lejos, camine y entre por la puerta de servicio, la habitación estaba al lado. Cuando abrí la puerta, vi una silueta delgada sentada frente a un tocador, tenía el cabello negro hasta los hombros, en las manos portaba unas afiladas tijeras, esa persona volteo y con una voz baja y melodiosa me dijo
-Eres Kaoru ¿No?... ¿me ayudarías a cortarme el cabello? - unos grandes y oscuros ojos me miraron con tristeza... prontamente supe, que poco a poco perdería la cabeza por él.

-FIN DEL PRIMER CAPITULO-

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