Puertas abiertas

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-Te dije que volverías a saber de mí - dijo Lukas
-T...Tu... - quedé totalmente fría en cuanto lo vi, sentí como mi alma se caía al piso dejando solo mi cuerpo
-Perdón por comenzar así- dijo arrepentido
-¿¡Qué!? - solté de golpe con mucha sorpresa, sobresalté porque Lukas estaba siendo cortés y después de lo que sucedió, recuerdo que fue peor ya que se convirtió en un verdadero patán
Lukas estaba pidiendo disculpas. ¿A caso él... cambió? ¡No! El me humillo frente a toda la escuela y por culpa de eso no volví a ser las misma.
-¿Podemos hablar? ¿Por favor?
¿Por favor? Este no es Lukas. Sin que dijera algo más, me tomó la palabra y entró. tomó asiento en uno de los muebles que estaban en la sala de estar, al costado del comedor que estaba junto a la cocina en donde estaba mamá, y si ella lo veía en donde estaba ahora, de seguro él ya no volvería perfecto a su casa.
-Sube - lo jale de repente con fuerza y sin verlo
En cuanto entramos a mi habitación solté a Lukas y cerré la puerta de un portazo.
-¿Pasa algo hija? - a lo lejos pregunto mi madre

-¡No mamá! ¡Nada! - volteé y me di con el asombro de ver a Lukas sentado en el borde de mi cama con una inmensa frescura como si nada estuviera pasando -¿Quien te dijo que podías sentarte?
-¿Tanto me odias? Ya paso hace mucho, olvídalo ya
¿Hablaba en serio? ¿Que ya pasó? ¿Que lo olvide? Se pasa de estúpido.
-¿Y tu que tienes? ¿Que haces aquí? Solo vete y no vuelvas ya - le dije de la misma manera que él lo hizo
-Vamos quiero arreglar las cosas contigo - suspiró
-¿Arreglar qué? No ha nada que arreglar Lukas
-Pero déjame hablar
-No, tu no tienes nada de qué hablar conmigo - subiendo el tono de mi voz cada ves más
-Déjame hablar por favor
-¡No! ¡Tu no mereces que te escuche ni nada p...!

-Si me sigues gritando así tu mamá te escuchará - me interrumpió posando su mano sobre mis labios para luego susurrarme -Tranquila...
Estábamos a pocos centímetros de distancia y me di cuenta como el me abrazaba por la cintura para acercarme a él. Inmediatamente me dí cuenta de lo que tramaba y me solté de golpe con un salto de sus manos, quedando frente a un espejo en el que noté un tono escarlata en mis mejillas que se debían al enojo que sentía por culpa de Lukas.
- Si quieres hablar hazlo de una ves - me resigne a escucharlo
-Bien... pues... luego de lo que te hice, en un principio pense que era algo sin importancia y... - ¿hablaba en serio? -...como recuerdas, anduve con Fatima pero ella era peor que yo... - ¿acaba de admitir que es mala persona? -Y sí, se que te hice daño y que fui cruel contigo, pero bueno, ella me engañó y ahí sentí como el dolor se apoderó de mí y entendí lo que sufriste por mi culpa, y la verdad es que eso no es nada agradable y por eso quería pedirte disculpas por todo lo que te hice pasar. Estoy realmente arrepentido y quisiera tu perdón, pero si no quieres perdonar lo entenderé. Por favor piénsalo, piensa al menos en la posibilidad de disculparme.

Salió de mi habitación y se fue de mi casa. No se despidió ni nada, no podía mover ni un músculo, estaba completamente impactada.
Reaccioné cuando oí que la puerta de mi habitación se habría.
-¿A caso era él? - dijo muy seria mamá

-El... vino a disculparse
-¿Disculparse hija? Después del daño que te hizo no se merece si quiera que le dirijas la palabra
-Lose...

-¿Y qué le dijiste?

-No.... no me dejó responder - baje la mirada
-Hija... - se acercó y abrazó
-Por que volvió... por que tuvo que hacerlo... - dije con la voz cortada pero ninguna lagrima caía
Mi madre me abrazó por unos minutos y me sentí un poco mas aliviada.

-Tranquila mi amo. Descansa, ¿si? Es lo que necesitas ahora

Con una cálida en su rostro me abrazó por última ves para luego dejarme sola en mi habitación con millones de recuerdos rondando por mi mente.

Después de largas horas de pensamientos llenos de dolor logré dormir aunque no por mucho tiempo. Al despertar no tuve que hacer nada ya que las clases habían terminado.

-¿Andrea? - pregunto una voz conocida desde la puerta de la puerta
-¿Quien es? - pregunté para asegurarme de quien era
-Somos nosotras - abrieron las puerta y las vi a todas
-Hola - traté de mostrarme tranquila pero no pude
-Tu mamá... nos contó que Lukas vino anoche y lo que le dijiste - dijo Fiorella

-No se que debo hacer...
-Hay Andrea... pero que es lo que te dijo Lukas exactamente - dijo Paola

-Cuando llegué a casa salude a mama y todo, la verdad estaba muy cansada y quise subir a mi cuarto para descansar pero en las gradas tocaron la puerta y... - les conté todo lo que pasó

Escuchaban muy atentas pero me interrumpían en distintos momentos.
-¡¿Admitió que era mala persona y dijo "por favor"?! - atónita preguntó Liseth

-Si... no se si creer que me dice la verdad y que esta realmente arrepentido

-Pues que te lo demuestre - dijo Melanny

-No lo se...
Estuvimos conversando todo el día sobre lo que debería hacer pero estaba muy tensa como para tener suficiente atención del tema, así que salmos a caminar.

Muy cerca de donde estábamos se encontraban unos juegos a los que nos metimos y pasamos todo el tiempo en ellos. Ya había oscurecido y teníamos que regresar a mi casa.
-Chicas, gracias por apoyarme - las abracé a todas juntas pero como lo permitieron mis brazos
-No te preocupes - dijo Jhazmeli -Siempre contarás con nosotras
-Las quiero - formamos un pequeño círculo para abrazarnos dejando un pequeño espacio en el centro.
-Vamos a mi casa que yo les invito la cena - propuse a lo que todas estuvieron de acuerdo

Cada una llamó a sus madres para pedir permiso y quedarse a cenar y sin que yo supiera hicieron lo mismo para quedarse a dormir, mientras tanto yo llamé a mi mamá para avisarle sobre que se quedarían a cenar y acepto gustosa.
Estuvimos jugando unos minutos más por lo que ya se había hecho algo tarde, así que fuimos de camino a mi casa. Cuando estuvimos a unos metros de la puerta una escalofrío recorrió mi cuerpo pero no le tomé mucha importancia.
Mientras buscaba mis llaves ellas reían porque no las encontraba y parecía ser que las había olvidado dentro de casa. Nuestras risas desaparecieron en cuanto escuchamos que alguien gritaba adentro. Me acerque para poder escuchar algo y me gané con el pase de que la puerta estaba entreabierta.

-¡Lárgate! ¡Ya bastante daño le hiciste a mi hija!
-No me iré de aquí señora, no hasta que ella llegue

Un plato cayó al suelo y se rompió en mil pedazos, lo que me alarmó señalando que una pelea podría iniciarse.

Vida AdolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora