«Nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes» esas palabras no paraban de repetirse en mi cabeza, esas palabras que definían exactamente mi situación, esas palabras que no me gustaban nada recordar.
▸ historia corta.
▸ capítul...
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Goodbye love,
Te amo, eso susurré al verte. Aunque no pudieras oírlo, era algo que quería gritar.
Me hablaste y, aunque me pediste hasta gritando que te explicara todo, parecía que me había quedado sin lengua para hablar. Verte hablándome me bloqueaba, en mi mente solo se repetían esas imágenes en las que estabas totalmente mal, sufriendo.
—Haewon, hace mucho tiempo que quiero verte. «Y yo a ti, amor, y yo a ti»
Dejé que tomaras mis manos transmitiéndome tu calidez humana entre ellas, cerré los ojos disfrutando de ese tacto, el último que tendríamos. Besaste mis manos y no pude evitar recordar cuando lo hacías, lo poco que me lo merecía a estas alturas. Respiré hondo sintiendo como revoloteaban mariposas en mi estómago haciéndome sentir afortunada de poder sentirte de nuevo. Eras prohibido. No podía tenerte de nuevo, ¿por qué dejaba que me hicieras daño? Claro, porque me lo merecía en cierto sentido.
«No, esa sonrisa no»
Intenté no caer rendida ante tus pies. Estabas mejor, se te notaba más feliz y eso me alegraba, ¿ves que estás mejor sin mí? Yo también estoy superándolo, puede que no estuviéramos hechos el uno para el otro aunque, siempre serás mi primer amor, ese amor que por mucho que quiera nunca podré olvidar.
Una chica te observaba a lo lejos y, deseaba que fuera tu novia porque, quería verte feliz, si tú lo estabas yo lo estaba y, aunque quería ser el motivo de tu felicidad, eso nunca iba a ser posible de nuevo. Te amo, estoy enamorada de ti pero, hay veces que hay que dejar a tu amor para que pueda volar junto a alguien que le merezca más.
La miraste para después dedicarme una pequeña mirada tímida, sabía lo que eso quería decir. Sonreí al saber que al menos esa chica estaba en tus intereses. Me armé de valor para contarte la verdad porque sabía que me habías olvidado aunque yo no lo había hecho. Lloramos juntos abrazados. Me deseaste lo mejor, te deseé lo mejor. Aunque me suplicaste que podríamos volver a intentarlo, me negué diciéndote lo mucho que te había hecho daño, lo poco que te merecía.
No me merecía estar a tu lado y, me alegraba que tú también supieras que no merecía estarlo después de habértelo dicho.
