La noche de Sara y Marcus pasó como un luminoso y hermoso flash.
Risas, leves empujones y chistes malos.
Eran él y ella en su máxima expresión, habían olvidado lo que se habían dicho, los senos de Sara y Marcus a su trabajosa madre.
No había nadie que les dijera lo que estaba mal, corrían de un lado a otro, se sentaban en silencio y se reían de vez en cuando, así, sin razón.
Ninguno se podía decir que se querían, ninguno sentía aquello, pero la atracción estaba escrita en sus ojos y en la electricidad que los recorría cuando se rozaban suavemente.
Se hicieron las 2 am, cada uno se iría por su lado, se miraron a los ojos sin un poco de remordimiento y se tomaron de las manos, una sonrisa iluminaba los dos rostros.
—¿Por qué viniste?—la voz de Sara salió como un susurro.
—No lo sé, realmente.
—Tengo que confesarte algo.
—Habla, tonta.
—No quiero que me gustes.
El silencio se hizo presente de nuevo, los grillos se escuchaban a lo lejos y Sara decidió acercarse lentamente al rostro de Marcus, sus labios tocaron su mejilla pero él no resistió.
La tomó del cuello y la besó.
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HOLAAAAAAAAA, TANTO TIEMPO, PERO AQUÍ ESTOY YA VOLVÍ, Y TOTALMENTE DECIDIDA A TERMINAR LO QUE EMPECÉ.
ESPERO CONTAR CON SU APOYO, LOS AMOOO XXX

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Trazos en la pared
Historia Corta"Todo comenzó con sus nombres escritos en la pared. ¿Quién imaginaría que tendrían conversaciones enteras en ella?"