Capítulo 19: Terminamos.

2.8K 208 16
                                    

Al día siguiente

Después de despertarme y poner mos pantuflas, salí de mi recámara y bajé por un vaso con jugo a la cocina. Ni siquiera ví la hora, sólo lo hice sin pensar en nada.

Abrí la nevera y saqué el jugo de naranja, luego de servirme escuché pasos y no tomé importancia porque pudo haber sido cualquier chica de servicio.

-¿Qué haces despierta a estas horas? -preguntó sereno, haciendo que rodara los ojos.

-Tenía sed y vine por jugo, es todo -estaba dispuesta a subir a mi recámara de nuevo y él me detuvo con su enorme brazo-. ¿Ahora qué?

-Debo explicarte lo que pasó hace rato en casa de Madalaine.

-Mejor déjame subir y después hablamos de eso, estoy cansada.

-Yo quiero hablar ahora, ________.

Suspiré y me senté en la silla junto a la isla de la cocina.

-Te escucho -me limité a decir.

-Cuando llegamos y se me acercó no te voy a negar que me puso algo nervioso, y cuando entramos para dejar al niño en su recámara me hizo algunas propuestas indecorosas. No quería decírtelo porque no sabía cómo reaccionarías a eso, y más si veías como estaba reaccionando yo. Sí, lo sé, fui un estúpido por ruborizarme pero entiende por favor que no es fácil el asunto cuando es tu ex prometida la que te hace todas esas propuestas -finalizó sin expresión alguna.

Ahora yo sólo pensaba en que no pudo haber dicho algo más estúpido.

-James, si quieres volver con ella, hazlo, por mí no te detengas. Pienso que sería lo mejor, así yo me regresó a pelear por mi dinero y tú te quedas con ella. Y así forman una familia feliz -me levanté y quería salir pero de nuevo me detuvo.

-No me refiero a eso, _________. Sólo que es difícil pasar por esto, pero yo no quiero que te vayas. Eres mi novia -su rostro estaba oscuro y cabizbajo.

-No puedo seguir siendo tu novia mientras sigas sintiendo cosas por ella, James -hice una mueca-. Lo mejor es que terminemos -dije.

-No quería que pasara ésto... -dijo triste-. No, por favor...

-Cuando dejes de sonrojarte por ella y su perfecto cuerpo... -suspiré-. Voy arriba.

Subí las escaleras y me encerré en mi habitación viendo el reloj está vez y apreciando que eran las seis de la mañana.
Decidí dormir otro rato, con dificultad.

Más tarde.

Me levanté con un dolor de cabeza insoportable.
Le pedí a Amanda unas píldoras y gracias al cielo había.
Después de almorzar sola, me tomé dos y el resto del día me dispuse a hacer nada.

James llegó horas más tarde y yo estaba por subirme a mi cuarto cuando de nuevo me interrumpió.

-Debemos hablar -se quitó su saco y se sentó en el sillón junto a mí.

-James, ya te dije todo, y tú también me dijiste todo y mejor deja así las cosas porque siento que sólo abrirás tu boca para decir algo aún más estúpido y empeorar todo.

-Es que... Mira, escúchame, por favor, de nuevo por última vez.

Asentí con mi silencio.

-Perdón, perdón, perdón, perdón. Si admito cuán estúpido fui, por quedarme callado, por no decirte nada al principio.
Claro que es difícil seguir viéndola, y es muy guapa y atractiva pero ella no logró nunca lo que tú -me tomó la mano-. Me engañó con mi mejor amigo, y sé lo estúpido que me ví anoche devolviéndole la sonrisa y no diciéndole nada cuando mi novia estaba justo en frente observando la escena y en verdad lo lamento, no sé qué decir, no hay excusa, sólo... Perdón, ¿si? Perdóname, por favor.

-Sí, James, te perdono -sonrió-. Pero eso no quiere decir que volvemos -abrió los ojos tanto que pensé que iban a explotar.

-¿Entonces?...

-Sigues sintiendo cosas por ella, se ve. Tú me compraste a mí, James. ¿Cuánto valgo para ti? ¿un millón? ¿Cuánto le diste a mi tío por mi libertad? -agachó la cabeza-. No te había dicho nada, pero, en verdad ya no quiero estar aquí. Me siento frustrada, mi dinero se está yendo a la basura, es el trabajo de mi padre, ¿lo entiendes? Quiero luchar para quedarme con lo que me pertenece, y créeme que no me importa el dinero pero no puedo dejar que mi tío se salga con la suya.
Me siento una inútil aquí, no hago nada más que esperarte hasta que llegues. Me dí cuenta que me quieres, pero también que no puedes superar a Madalaine, y también pensé que quiero volver a casa.

Levantó su cabeza y frunció el ceño.

-Te quiero, James. En verdad te quiero, pero estamos viviendo una vida de casados que yo aún no quiero. No quiero que me tengas aquí a la fuerza, quiero estudiar y prepararme. Tengo casi veintiuno, tú casi veintisiete. Ya no sé qué más decir... Sólo que... Estoy cansada de esto y de ver como aún piensas en Madalaine.

Suspiró tan fuerte pudo y se levantó del sillón.

-Sí te quieres ir, bien, empaca tus cosas. Cuando estés lista me dices y le hablaré a Román para que te lleve al aeropuerto y te vayas en mi jet de regreso a tu casa -se giró y subió las escaleras dejándome sola en el recibidor.

Me sentía mal. No quería irme, no quería abandonarlo, pero... A la misma vez sí.

No quería observar como es que sigue mirando sonrojado a Madalaine porque yo si lo estaba queriendo más de lo que debía. No quería que un día de éstos me botara diciéndome que en realidad nunca había dejado de quererla, y que me recordara que me había comprado para evadir su soledad.

No estaba pensando con la cabeza fría, y tal vez estaba exagerando, o tal vez no.

Sólo no quiero salir más lastimada cuando ella vuelva a su cabeza.

Sólo quería irme lejos y olvidar los momentos que habíamos pasado juntos.

Quería olvidar que lo había conocido...

Mi propiedad. |James Maslow|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora