Harley Quinn Y The Joker [Pequeñas Historias]

• Cuidado [2]

Observó el rostro más pálido de lo normal de su  chica, llevaba horas sin abrir los ojos, había acabado con todos los imbéciles que lo atacaron, al no saber cuál fue el que se atrevió a dejarla así, acabó con todo. Excepto el doctor, a él lo necesitaba aún, si bien ya logró sacar de peligro a Harley, en caso de cualquier cosa lo mantendría vivo.

—¿Por qué lo hiciste Harley? Yo tendría que estar ahí, no tú.—Su voz salió en un susurro inaudible casi, como un suspiro, un suspiro que se llevo el silencio del lugar.
Nadie respondió, y eso, fue descascarado el corazón del Joker lentamente, podía sentir el dolor ahí, un dolor que seguro la arlequín había sentido muchas veces.—Debería dejarte ir,—Una sonrisa se curvo en sus labios secos.—pero soy demasiado egoísta como para perder lo único que me mantiene con vida. Así es, sé que me escuchas y me arriesgo a que oigas esto; si no es por ti, yo ya hubiera muerto hace muchos años, muchos años antes de conocerte para ser exactos, pero..cuando recuerdo que te tengo a ti, regreso aquí.

El día estaba horrible, tanto como su estado de ánimo, pero debía de cumplir deberes, no quería pero debía.

—Jefe.

—Voy.—Tomó la mano de la chica inconsciente y la observó, aún así, su belleza estaba intacta.—Nos vemos, más te vale haber despertado, por favor.—Lo último nadie lo oyó.

...

Sentía un dolor de cabeza horrible, no se podía mover del todo y veía borroso, eso se ganaba por levantarse repentinamente.

—¿Por..por qué estoy así?

—¡Señorita Harley no se levante! En su estado es demasiado peligroso.

—«¿Mí estado? ¿por qué hay un doctor aquí?» ¿De qué está hablando? ¿Dónde está mí Puddin?—A su mente llegaron imágenes del día del disparo, que por cierto había sido hace casi nada.—¡No me diga que a él...!

—No no. Usted recibió la bala en lugar de él, no se encuentra aquí ahora pero ya volverá. Ahora, por favor, recuestese y descanse que no está recuperada del todo.

Asintió y se fue a la cama mientras el doctor salía de la habitación.

—¿Y qué hago ahora? Si me levanto posiblemente me amarren aquí para que no lo haga eso. Y dormir ni eso, ya dormí mucho.

—¿Entonces..ya despertó?

—«¡Puddin!»—Sintió la emoción en su voz al nombrarlo.—Maldita herida del demonio dueles.—Se tocó el estomago sintiendo una venda debajo de la ropa, la puerta se abrió y se cerró en un par de segundos.

—No toques ahí. Puede pasar cualquier cosa.

—¡Puddin!—Gritó emocionada. La voz de él, en cambio estaba hecha de preocupación pura.

—Así que por fin te dignaste a despertar, ya era hora.—Se acercó a una silla que estaba frente a la cama.—¿Qué...tal te sientes?

—Me duele la cabeza, no puedo caminar sin tambalearse de allá para acá, parezco borracha. Pero se pasará. ¡Ahora dime! ¿cuándo iremos a matar? Las horas que me dormí fueron casi años. Ya quiero ir y matar a muchas personas.—Sonrió como niña pequeña quitándose el cobertor de encima para levantarse.

—Olvidalo.

—¿He?—Lo miró extrañada.—¿No?

—No.—Se levantó de la silla y tomó a Harley del brazo dejándola en la cama nuevamente.—De aquí no sales hasta que no te vea recuperada, no quiero riesgos Harley.

—Bien—Bajó la cabeza.

—En cambio yo, ya me voy.

—¿Por qué volviste?

—Quería saber como estabas, estás bien, ya me voy.

—¡Puddin!—Lo llamó.—Ven.—Le hizo una seña y él se acercó. Lo tomó del rostro y lo besó de improviso.—Yo tampoco se que haría sin ti, también eres mi motivo de vida. Por eso, desperté.

—Así que me oíste. Bueno, me arriesgue.—Se acercó a su rostro unos segundos.—Nos vemos, si haces algo imprudente, te dejaré sin salir de casa por un año.—Depositó un beso en la frente de la chica y salió de la habitación con una sonrisa nada comparada con las de siempre, una sincera.