Running out of time

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Las risas empiezan a molestarle, los constantes golpes de los clientes del bar comienzan a incomodarle e incluso las voces de sus amigos le parecen lo más horripilante del mundo. Se dirige hacia el baño, aliviado porque la puerta bloquea parte de la música y le permite pensar con más claridad. Abre el grifo con mano temblorosa, y un escalofrío le recorre de pies a cabeza ante el contraste entre el agua fría y la elevada temperatura de su cuerpo. Se apoya en el lavabo, aferrándose al barato mármol de este cuando el baño comienza a moverse. Centra su mirada en el desagüe, sus nudillos se vuelven blancos de la presión que está ejerciendo para no ser derribado por el repentino bajonazo.  

Se tira así más tiempo del que debería, y una vez recuperado el equilibrio se dedica a sostenerle la mirada a su reflejo, con el rostro enrojecido del sofoco; clara señal del latido frenético de su corazón. La ha visto. Está seguro de que era ella. Esa melena morena con capas desigualadas la reconocería en cualquier lado. Y por eso no ha podido evitar meterse en el baño, sin saber como afrontar un encuentro con ella en semejantes condiciones. Unos ruidos mal disimulados le sacan de sus pensamientos. Su mirada se centra, y deja de intentar atravesar el cristal para observar el reflejo de lo que hay detrás suya. Ve la puerta abrirse, y como una joven de piernas kilométricas, aspecto frágil, y maquillaje arruinado por el sudor sale del reducido cubículo, estirándose un vestido que no cubre más allá de medio muslo. Siente un acceso de náuseas cuando ve salir a un tío musculoso, todo lo contrario a ella, que dirige una de sus manazas al trasero de la muchacha, que le aparta con una sonrisa divertida antes de reparar en el silencioso testigo.

Este la taladra con la mirada, imaginando rasgos familiares donde no los hay. La chica sacude la cabeza, colocándose el pelo, y cualquier parecido con Arabella desaparece de su cabeza. Esa no es Arabella. Arabella no hace esas cosas. La puerta del baño se cierra, dejándole a solas con musculoso, el cual descarga una fuerte palmada en el hombro del chico, como si se conocieran de toda la vida.

— Las mujeres son como un videojuego, ¿me entiendes? Juegas un rato con ellas, y cuando te aburres las sacas de la consola e insertas otra, ¿me entiendes?.

¿Sinceramente? El chico ya no sabe diferenciar entre el ladrido de un perro y el inglés. Para él, ese hombre esta haciendo el mismo sonido que un gorila, enorme, peludo y feo. El pensamiento le arranca una carcajada delirante, que el hombre se toma como un cumplido por su estúpida filosofía de vida adornada con una muletilla que deja en evidencia la gran incultura que tortura esa cabeza llena de serrín. El sujeto mezquino de cerebro, pero generoso de músculo, se ríe estridentemente, mientras aprieta el hombro del joven.

— ¿Cómo te llamas, chico?

La vaga idea de algo relacionado con su nombre llega a su nublada mente, y él, por pura inercia; acostumbrado a responder a preguntas así murmura un "Alex" que musculoso interpreta mal.

— ¿Axel? Vaya padres más raros tienes, yo nunca llamaría a mi hijo como una marca de deshodorante, ¿me entiendes? Si que debes de ser un goma rota, Axel. — el silencio se prolonga mientras el emisor observa a su compañero de diálogo intentar enfocar la mirada sobre su reflejo. — Vaya tío, estás realmente pasado de rosca, ¿me entiendes? Dios mío, ¿a dónde piensas llegar en este estado? Deberíamos buscar a tus amigos y que te lleven a casa antes de que te de algo. Eh, ¿me entiendes? ¿Dónde están tus amigos? — pregunta musculos, zarandeando con suavidad el delgaducho cuerpo, que no se cae al suelo gracias al lavabo al que sigue aferrado.

Arabella. Tengo que ir a ver a Arabella. No es la chica de ahí fuera, no, ella debe de estar en casa a estas horas. Joder, suéltame o llévame a casa. Y todo eso se transforma en un:

— Arabella. Yo... tengo que... Arabella.

— ¿Quién es Arabella? ¿Es con la que estabas? — Alex se sacude el brazo del tío de encima, saliendo del baño mientras este le reclama que deshaga sus pasos y le espere. 

I know you're nothing like mineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora