5; Creo que te amo

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Creo que te amo



Luna


    El sábado había sido un día mágico, pero el domingo se pasó volando y, por desgracia, llegó el lunes, junto a su monótona rutina: escuela, trabajo, ensayo, casa. Y así hasta que volviera a ser sábado.

    Ya vestida con el uniforme del Blake South College, bajé a la cocina: no había nadie. Aproveché lo mencionado para tomar una bandeja, un vaso y un plato de la alacena; abrí la heladera y extraje algo de comida y una jarra con jugo de manzana, el favorito de mi amigo. Cuando terminé el desayuno, lo puse sobre la bandeja y, cuidadosamente, abrí la puerta trasera, por la cual entraban y salían los empleados de la mansión Benson, para luego irme al depósito.

    Al llegar, toqué la puerta tres veces, avisándole a Simón que iba a entrar, y, como era costumbre nuestra, pasé sin que me dijera que lo hiciera. Pero aquello fue un grave error.

    —Ehhh... ¡Luna! B... buenos días —me saludó Simón, nervioso y avergonzado.

    Reí nerviosa: ¿por qué pasaba esto? ¡Había visto a Simón sin camisa en la playa millones de veces, cuando éramos pequeños! Pero es que Simón, al parecer, había crecido tantito...

    —Hola, Simón —dije—. Pues... te traje el desayuno.

    Le sonreí, pero esa sonrisa se esfumó al ver algo al lado de Simón. El hecho de que estuviera sin camisa ya no me afectaba tanto...

    Una maleta.

    —Simón, ¿qué onda con la maleta?

    Simón suspiró.

    —Me iré a vivir con Nico y Pedro —me contestó, medio feliz, medio triste.

    ¿Qué? ¡Eso significaba que vería muy pocas veces a Simón! Pero bueno, él había hecho demasiadas cosas por mí como para no alegrarme por él. Además, tampoco me moriría sin verlo todo el tiempo, como en Cancún...

    —¡Guau, Simón! Eso está padrísimo.

    Simón sonrió y negó con la cabeza, para luego acercarse a abrazarme.

    —Sabes que nos veremos siempre en el Roller, ¿no, Luna?

    —Claro que sí. Y sé que tu estarás bien, Simón, al igual que yo.

    —¿Neta? —me preguntó tiernamente.

    —Neta... ¡Ya me leí Bajo la Misma Estrella! Ahora comprendo todo...

    Simón se volvió a reír. ¡Me gustaba mucho su risa! Era muy tierna... Él era tierno.

    —Creo que te amo —susurré muy, muy bajito, no muy consciente de mis palabras y pensamientos del momento. Quiero decir, hace un tiempo que me gustaba Simón, pero... ¿de ahí a amarlo? ¿Amarlo como una pareja de toda la vida? ¿De dónde había salido eso?


Simón



    —Creo que te amo —dijo Luna en un susurro inaudible.

    Qué.

    ¡GRACIAS APARATOS AUDITIVOS POR FUNCIONAR COMO LA GENTE! ¡GRACIAS!

    Pero esta vez no me quedaría de brazos cruzados, no actuaría como si no la hubiera escuchado.

    —Luna, ¿es eso cierto?

    La aparté un poco para mirarla a los ojos. Ella se quedó paralizada.

    —Simón, yo... ¡YO ESTOY LLEGANDO AL BLAKE! ¡Lo siento, será para otra ocasión! Adiós, Simón...

    —Adiós, Luna, suerte en la escuela... —le dije, algo decepcionado—. ¡Ah, pero no te salvas, ¿eh?! ¡Hoy hablaremos de esto en el Roller!

    —Sí, sí... —dijo, y desapareció.

    Aquel sería el día: le diría a Luna lo que sentía.


(...)


 Lo sé, lo sé: quedó demasiado corto. Pero creí que hasta ahí quedaría mejor, e intentaré que el siguiente capítulo sea largo e IMPACTANTE. So... ¡Gracias por leer!

Ash.

VERANO⇝ Lumón [#WarriorsAwards2016]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora