Capítulo 5

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Siempre he sido estudiante de Ciencias de la Salud, y aunque no me puedo quejar de mi clase, ya que es muy trabajadora, si que siento que no pertenezco a ella, es decir, que no somos una clase de verdad, si no una "clase" en donde todos compartimos aula porque no nos queda de otra pero no somos una piña, ni una familia, aún recuerdo como hace unos años, tenía la mejor clase del mundo, todos nos llevábamos bien con todos y siempre nos ayudábamos, básicamente todos éramos uno solo, sé que es pedir mucho, pero aún así echo de menos esa clase, porque sabía que si algo pasaba todos nos ayudábamos, es una pena que eso haya cambiado, ahora la mayoría de la gente en mi clase es pija y encima están hechos los "grupitos", en verdad me da rabia que pase eso, con lo divertido que sería llevarnos todos por igual...

Aunque bueno, es natural, no todos coincidimos en la forma de pensar, entonces es normal que hayan grupos distintos, aún así me gustaría que hubiese más relación entre todos.

Gracias a eso, yo me siento sola, tengo amigos en el grupo, aún así, no paro de pensar en lo diferente que soy, en toda mi clase me considero el "bicho raro" porque soy la única en mi clase con mis gustos y aficiones, odio esa sensación de soledad...

Odio la soledad, la soledad nos trae sufrimiento porque no compartimos con nadie ninguna experiencia, lo único que nos hace de bien es la capacidad de conocernos mejor a nosotros mismos, lo irónico es que las personas huimos de ella cuando en realidad nos hace mucha falta actualmente, debido a las nuevas tecnologías, estamos conectados en todo momento con millones de personas, por eso el mínimo momento desconectados nuestro mundo se desmorona por miedo a nuestros más oscuros pensamientos, no somos capaces de organizar nuestras ideas y tenemos miedo de descubrir nuestros sentimientos, yo deseo que algún día pueda sentir el sabor de la compañía cuando mi soledad es absoluta, ya que es la mejor sensación del mundo.

Cuando más se nota el espectro de la soledad es cuando no tenemos a nadie a quién contarle nuestras alegrías o penurias, sintiéndonos así el ser más diminuto e insignificante del planeta, injustamente esa es la cruda realidad, nos hacemos ilusiones con una persona y confiamos en ella pero resuelta que luego cuando más la necesitamos no está, por eso, siempre que me siento sola, pienso en todo aquello que me ayuda a olvidar ese dolor y concentró mi atención a esos maravillosos recuerdos, para que así, cuando levante cabeza seguir adelante para construir nuevos y alegres recuerdos con aquellos que considero mis amigos.

Instantáneamente la imagen de Gus aparece en mi mente, desgraciadamente tu no existes..., pienso dirigiendo mi mirada a la pizarra de la clase, todos los días deseo encontrar a alguien como tú, es lo último que pasa por mi cabeza para volver a centrarme en la clase.

Los Pétalos CaídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora