Reconciliación

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-Clarke, la he pedido- musitó Bellamy mirando hacia donde Octavia y Jasper mantenían viva la hoguera.

Clarke se sorprendió con esa frase. La pilló totalmente desprevenida.
Pensó que si Bell volvía a dirigirse a ella, sería para hacerle algún otro reproche o comentario airado. Que le hablara como antes, como si nada hubiera pasado y siguieran siendo los amigos de siempre, no entraba en sus planes.

Cuando se repuso de la sorpresa, buscó las palabras que le parecieron más adecuadas -dale tiempo, Bellamy- empezó en tono tranquilizador- puede que haya sangre en tus manos, pero no es la de Lincoln.

-En parte sí- respondió el, con expresión de culpa y los ojos llenos de lágrimas.

-Quizá en parte, pero tú no querías que eso pasara- le dijo ella, convencida, y las lágrimas empezaron a rodar por las mejillas del chico-intentaste detenerlo. Octavia te terminará perdonando- sentenció. Y no lo decía por decir.
-La pregunta es si serás capaz de perdonarte a ti mismo.

-El perdón es algo difícil para nosotros- confesó él. Hasta entonces había estado mirando hacia donde estaba su hermana, pero al decir eso, miró a Clarke directamente, y ya ninguno de los dos supo si se refería al enfado de su hermana o al suyo propio.

Se dedicaron una de sus elocuentes miradas, antes de que él decidiera que ya era hora de terminar con todo aquello. Estaba más que claro que la necesitaba de vuelta, ya no podía seguir enfadado con ella. Ya no quería. La echaba de menos. Demasiado.

-Estuve tan enfadado contigo por marcharte- empezó

-Aquí vamos de nuevo- pensó Clarke, preparándose mentalmente para un nuevo chaparrón de reproches contra ella. Decidió guardar silencio y aguantar el tipo. Él necesitaba desahogarse y si esa era la única manera en la que le dejaría ayudarle pues le permitiría hacerlo.

-Ya no quiero sentirme así- dijo él pillándola, una vez más, por sorpresa. Clarke no pudo reprimir un esbozo de sonrisa al oir aquello, e inmediatamente se le llenaron los ojos de lágrimas ante la perspectiva de recuperar a su amigo, su comentario le había dado esperanza.

-No eres el único que trata de perdonarse a sí mismo, sabes?- dijo honestamente y con una sonrisa triste que a Bellamy le llegó al corazón -quizá lo consigamos algún día.

Él se secó las lágrimas, tenso. Al librarse del enfado, habían vuelto a aflorar en él los sentimientos que le despetaba Clarke. Hacía tiempo que los notaba silenciosamente crecer en su interior. Pero siempre los había reprimido porque era algo imposible. Ella jamás se fijaría en él de esa manera.

Tenía que admitirlo, la princesa era demasiado buena para él. Y ahora más que nunca. Se había forzado, casi inconscientemente, a ser mejor, a merecerla, pero todo lo que había pasado con Pike... La había vuelto a cagar, todo lo que había conseguido hasta hacia poco se había ido al cuerno cuando Clarke decidió quedarse con Lexa en Polis y no volver con él.

-Pero nos necesitamos, Bellamy. Con lo que estamos haciendo ahora, la única manera de que consigamos salir adelante es juntos- dijo ella, poniendo el énfasis de su alegato en esa última palabra que tanto significaba para ellos, su palabra clave. Parecía que cuando uno de los dos se la decía al otro, podrían enfrentarse a cualquier cosa y todo iría bien.

Él asintió en silencio. Se miraron y noraton que todo el enfado y el rencor se habían disipado y volvían a ser los de siempre.

Clarke ya no pudo reprimirse más y se lanzó a sus brazos. Él le devolvió el abrazo al instante, apretándola fuertemente entre sus brazos.

En la playaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora