Bueno, las personas normales se suelen despertar por la luz del sol, o por ellos mismos. Pero como yo no soy normal, y mi vida tampoco lo es, me desperté gracias a que Aiden había puesto su culo en mi cara.
-Aiden, please – dije medio dormida. Este solo se levantó y se fue de mi habitación.
Me quede como media hora mirando como una psicópata un calcetín que estaba tirado en el suelo. Después de eso junte fuerzas para poder levantarme, era un día lluvioso y no quería salir de la cama, estaba muy cómoda, pero tenía que salir.
Mientras me duchaba escuche unos gritos provenientes del piso de abajo.
-¿Pero quién mierda grita tanto a esta hora? – dije para mí misma, hasta que recordé... Rubius.
Una boba sonrisa se forme en mis labios al recordar lo que paso ayer. Es más perfecto de lo que es en los videos. Esos ojos color miel que volverían loca a cualquier chica. Ese cabello castaño, tan suave como al algodón. Dios, es perfecto...
-¡AH! MIERDA – grite cuando de repente me cayó shampoo en los ojos – me cago en la puta que pario a Rubén – dije mientras me lavaba la cara con rapidez, por culpa de el mis ojos arden, ¿O es mi culpa por estar distraída pensando en lo perfecto que puede llegar a ser ese pedazo de subnormal?.
Después de casi una hora en el baño peleando conmigo misma yescuchar los gritos de Rubius, salí y me vesti:
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Comprobé si tenía todo lo necesitaba para salir y una vez comprobado salí, deje la casa bajo llave, como siempre y tome el ascensor. Llegue a la recepción y como ya es de costumbre, la vieja amargada estaba con su carota de pocos amigos, vaya humor que debe de tener esa tía.
Fui directo a donde iba a comprar las cosas, quería terminar rápido para irme a casa antes de empiece a llover. En el camino algunos suscriptores llamaron mi atención para tomarme fotos con ellos y hacer videos, a lo cual yo accedí gustosa. Aprovechando la situación, saque mi móvil del bolso y comencé a grabar algunas cosas con mis suscriptores, son muy majos todos. Grabe casi todo lo que hice, para que al llegar la noche mis pokemons tengan un nuevo video.
Compre varias cosas como ropa, cosas de cocina, mas comida, algunos juegos para la Xbox y una nueva cámara HD, que graba de puta madre. Tomé un taxi para ir a casa, ya que me era imposible llegar con todo lo que cargaba encima.
Le pague al joven y salí del auto como pude con las bolsas en manos, brazos, cuello y boca, no estoy de coña. Me costó abrir la puerta de recepción, pero con un pie logre abrirla de una patada. La gente me miraba raro, pero los ignore. Cuando estaba por presionar el botón del ascensor una voz me grito.
-¡PEQUEÑAJA! ESPERAME – me voltee con dificultad y pude ver a Rubius corriendo hacia mí, ya que por lo que vi, Mangel lo estaba siguiendo. Al verme se estaba descojonando.
-¿Qué es tan gracioso? – dije algo seria, pero en el fondo me quería reír.
-Casi no te ves de tantas bolsas que llevas, ven te ayudo – me quito la bolsa que tenía en la boca y la del cuello – casi te matas por ponerte esa ahí, idiota.
-No encontraba donde más ponerla, dah – dije algo obvia.
-Hola, Astrid – me dijo un Mangel algo cansado por culpa de su amigo, que lo había hecho correr.
-Hey, ¿Por qué tan cansado? – pregunte, dándole al botón del ascensor. Todos subimos a él y estos comenzaron a discutir.
-Pregúntale al gilipollah ehteh – dijo cabreado apuntando a Rubius.
-No es mi culpa que el helado se te haya caído, Mahe – dijo Rubius en su defensa.
El ascensor abrió sus puertas y estos seguían discutiendo, me parecía divertido, pero decidí pararlos.
-Basta – dije pero al parecer no me escucharon - ¡BASTA, JODER! – me miraron algo asustados – parad los dos. Mangel, no es culpa de nadie que tu subnormalidad sea más grande tu polla. Rubius, deja de hacerle bullyng al pobre Mangel.
Estos solo se dieron un abrazo mientras fingían llorar, gilopollas.
-¿Quieren entrar? – dije abriendo la puerta de mi departamento, dejando a la vista todo lo que se encontraba dentro. Ellos se miraron unos segundos y después, sin darme cuenta, ya estaban prendiendo la Xbox. ¿En qué momento paso eso? Bueno ya que, tenía a mis ídolos en mi casa, esto es genial.