Como Alicia (Nevra)

Un sueño

Todo esto jamás fue suficiente...

Un corte, dos y tres, cada tontería que hacía merecía ser pagada, la culpa no se iría pero pesaba menos.

Miré por mi ventana la delicada noche, "mar de piedrecitas luminosas adornadas por el manto más enorme que conocemos. Están aquí por ti, para ti."

Recuerdo esas palabras, un sueño realmente extraño, mi pequeño lugar se llamaba "Eldarya" soñaba con él cada vez que dormía, no era real, pero desaparecía por instantes.

Tomé mi chaqueta y salí a caminar, vivía en medio de la nada, ni siquiera los ladrones venían por estos fúnebres lugares, aunque de noche era envidiablemente hermoso.

Miré hacia un lado y vi un enorme árbol, las raíces sobresalían de tanta antigüedad, pero yo estaba segura que era la primera vez que lo veía. Me acerqué. Mi corazón latía cada vez más, sentí mis labios un poco secos ¿por qué tenía tanto miedo? Comencé a temblar de la nada, quizá era el frío, sí, tenía que ser eso.

—Hola pequeña —escuché.

La voz era amigable y se notaba que antigua, tal vez era una anciana, tal vez estaba con frío y hambre... no tenía mucho dinero, pero creo que se podrá comprar algo con eso.

—¿Se encuentra bien? —di un paso, una leve luz no me dejaba ver bien, sin embargo no me detuve—. ¿Necesita ayuda?

—Sí pequeña

Era imposible.

Su voz ahora era grave y oscura, potente y segura, no era una anciana, definitivamente no lo era. Vi cómo se quitó el manto que la cubría pero antes de ver más que unas pequeñas pistas de qué o quién era, una luz me cegó por completo y escuché unas risas que poco a poco se alejaban.

¿Quién era? No vi su rostro, estaba cubierto por una especie de armadura negra, no recuerdo más, no vi nada más.

Estaba temblando y abrazaba mis rodillas, maldita sea, no era capaz de abrir los ojos por el miedo. Mis dientes rechinaban y poco a poco mis ojos se aguaron, esa risa no salía de mi cabeza, nunca la había escuchado sin embargo ya no quería hacerlo nunca más.

—¿Quién eres? —oí decir a alguien—. ¿Una humana por aquí?

¿Humana? Lo dijo como si fuera... como si fuera una palabra muy extraña.

—Vamos —rió un poco—. No seas tímida.

Jaló ambos brazos que me cubrían, vi sus dos enormes ojos, saltarines y seguros, simpáticos y un tanto lujuriosos, una bella sonrisa adornaba su blanquecino rostro con uno que otro mechón azabache que caía sobre él; y en su ojo izquierdo un parche, curioso, como los piratas.

—¿Lloras por algo?

Desvié mis ojos. Esto no era... imposible, ¿los pasillos del...?

—¿Dónde estamos? —dije rápidamente, casi fue un susurro—. Esto es... ¿un castillo?

Unas sonoras carcajadas pude oír, se burlaba pero... estaba segura de lo que decía, no era literalmente un castillo pero se parecía a ello, seguramente se lo tomó... literal.

—No es un castillo linda... pero se parece.

—Lo decía por eso... esto es... ¿Eldarya?

Se inclinó hacia mí y tomó mi mentón, estaba nerviosa, mi corazón se aceleró otra vez y podía sentir su respiración chocándome los labios.

—¿Te lo dijo alguien?

Cada vez parecía más divertido con mis expresiones, estaba vulnerable y no me gustaba, ni siquiera pude responder con palabras, me había paralizado por su cercanía.