Desesperación en llamas

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Las paredes ya no parecían pintorescas... las sentía tétricas, tristes. El ambiente tenso y agobiante, debo admitirlo, me incomodaba mucho, y tenía miedo de que me dirigieran la palabra.

—Esto no es normal —con escuchar esas palabras de Leiftan mis manos comenzaron a sudar terriblemente, se ponían pegajosas y temblorosas—. No se ve un resfriado o algo mundano.

Kero reposaba en la cama, sus labios estaban secos, su piel pálida, demasiado. Las sábanas a su alrededor lo hacían ver más enfermizo, los cuadros de las paredes intentaban alegrar en ambiente sin ningún éxito.

La actitud de todos lo empeoraba.

Sentía que en cualquier momento me señalarían, dirían que es mi culpa, sobre todo la persona, aquella que me dijo desde el principio acerca de la leyenda.

—Hay una leyenda, la más antigua de Eel —Miiko tenía su barbilla entre sus dedos, como si eso la ayudara a pensar—. "La mujer de almas"

—No veo la relación —dijo Valkyon—. Es una leyenda bastante antigua, se dice que es sólo un cuento para niños.

—Lo sé —la miré, muy cansada, muy desesperada, muy triste; así se veía, sus ojos no expresaban más que dolor—. Pero es lo único que encaja, Valkyon.

—A decir verdad, no es una historia que haya escuchado por completo, unos detalles, pero nada que me dé una luz que encaje con todo.

—Es bastante antigua, Leiftan. Desde mucho antes que se formara este lugar.

Todos se sentaron, yo incluida, es una historia muy entretenida pero el simple hecho de pensar que en realidad aquello podía ser real me ahogaba.

Intenté alejarme un poco, si no me veían no se darían cuenta de nada, sospecharían poco o tal vez nada.

Miiko cerró sus ojos y suspiró, miró a Kero una vez más, con tristeza, porque a este paso moriría dentro de poco.

—Hace mucho el alma del cristal nos creó, se dice que fue a través de almas llegadas desde otros lugares, para darnos una segunda oportunidad de vida.

«Poco a poco el alma fue creando lazos, pero hubo uno que resaltó, pasaba tardes enteras hablando, jugando, trabajando con esa persona.

La esencia del cristal quería compartir su poder, y a la vez descansar de él. Para poder hacerlo decidió regalar parte de la vitalidad de Eel a su fiel compañera.

Con esto si ambas se unían eran capaces de hacer que Eel viviera, pero un día la joven que guardó en su poder la mitad de toda nuestra energía murió, y nadie sabe dónde estará vagando su alma.

El alma del cristal se materializó, creó a los líderes de las guardias con sus fieles compañeros, a cada uno les regaló energía, la cual, en caso de que fuera necesario deberían cederla a costa de su muerte.

Ese día se supone no llegaría, hasta el momento.»

—Entonces, el cristal ya no es suficiente —dijo Ykhar—. ¿Eso significa que ustedes tendrán que reemplazarlo? —sus ojos estaban desesperados, como si a través de ellos viera el horror del futuro.

—Efectivamente.

Esto era malo, muy malo. Eel se desesperaría, todos entrarían en colapso... todos, tarde o temprano, morirían.

—¿Y si eso no es suficiente?

—Eel...  —paró un momento, estaba triste, sabía que todo lo construido se desmoronaría—... los habitantes de Eel perderán energía, morirán de a poco.

Como Alicia (Nevra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora