Las garras

8.8K 765 41
                                    

Los hombres que estaban plantados en el Sótano de la casa de su madre, no le daban a Peter buena espina,  sobre todo el alto fornido y de expresión hosca. Y eso era genial para él. Peter amaba los problemas y estaba seguro de que esos dos tenían de sobra. 

    No era necesario, pero Peter corría de aquí a allá mientras ellos hablaban; más bien lo hacía para demostrarle lo poderoso que era y que querer dañar a su familia sería su último error.  

    -¿Se tele transporta?-

    -No, solo es muy rápido- 

     -Necesitamos tu ayuda- Dijo el de la expresión ruda con una voz que Peter no esperaba. Él hablaba como si ya se conocieran, pero no era así, Peter recordaría un hombre como aquel.

    -¿Por qué habría de ofrecerles mi ayuda?- Pregunto Peter con su tono indiferente y osado. 

    -Bueno... esto va a gustarte. Si nos ayudas, mi cleptómano amigo, podrías entrar a una prisión de alta seguridad en el Pentágono. - Dijo el otro hombre, el desalineado de largo cabello. 

    Peter dejó lo que hacía por un momento. Y eso quiere decir que dejó de jugar ping-pong, beber soda, ver la televisión, leer una revista, y revisar los documentos del auto rentado de los extraños. - ¿Por qué he de creerles?- Preguntó el entonces curioso chico de cabello plateado. 

   -Muéstrale- Dijo el más bajo, quien lo analizaba con sus cansados pero inteligentes ojos azules. 

    El alto levantó su puño, del cual comenzaron a emerger unas largas garras de color amarillento haciendo un desagradable sonido al atravesar su piel. 

     - Que asco- Dijo Peter antes de aceptar incondicionalmente. Aceptó porque, ciertamente, la idea de burlar al gobierno era tentadora, pero también, porque cada mínimo aspecto de ese hombre, lo excitaba increíblemente.Ni hablar siquiera del morbo que las garras le causaban. 

The silver WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora