La luna plateada

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Logan estaba recostado en lo que solía ser la habitación de Cyclops. Pensando, preparándose para lo que les esperaba al día siguiente.  Aún seguía cuestionándose si sacar a Magneto sería una buena idea. Logan lo conocía demasiado para saber lo idiota que podría llegar a ser. 

    No podía quitarse de la cabeza al niño, que en el tiempo en el que estaba, parecía más un niño. Se sorprendió al sentir como su corazón se encogía al verlo, tan irritante  como siempre, de aquí para allá, siendo engreído. Logan  estaba seguro de la suerte que todos sus amantes corrían. La muerte. En el futuro, Logan llegó a creer que Peter podría ser la excepción, porque creía que nada podía matar a Peter. Pero luego llegaron esas asquerosas maquinas del infierno. 

    Con sus pensamientos, una ráfaga de aire penetró en la habitación, haciendo que Logan se sobresaltara ligeramente, levantandose para ver a Peter sonrriéndole juguetonamente con los brazos cruzados y recargado en la pared de madera fina. 

    -¿Qué quieres niño?- Preguntó Logan con su voz áspera que nunca se iba, ni con aquel Peter tan joven, recién salido de la adolescencia, no como el que conocía del futuro, más fornido y maduro. Si es que QuickSilver podía llegar a ser maduro. 

   -¿De donde me conoces Logan?- Preguntó con su voz llena de seguridad e impaciencia. Logan había aprendido a no juzgar su hiperactividad, ya que sabía que para él, todo parecía ir mucho más lento que para todos, por lo que en realidad, era mucho más paciente de lo que se pensaría. 

    - Eso no te importa- Logan no quería contárselo. Del horrible futuro del que venían, ni de sus... aventuras que tuvieron juntos. Era difícil que alguien le siguiera el paso a Logan en el sexo, pero si alguien podía, ese era Peter. Ese pensamiento  repentino estremeció a Logan. 

     En un parpadeo, Peter ya estaba sentado en la cama junto a él, sin su playera de Pink-Floyd, con su bello y deseable torso desnudo sonrriendole coquetamente. Logan se levantó ennfurruñado dispuesto a salir de la habitación pero Peter le bloqueó la salida. Logan volteó los ojos enfadado. 

    Peter puso una mano en el pecho de Logan con alevosía, pero éste no se inmutó. Estaba acostumbrado a la forma descara de actuar de Peter, pues éste daba por hecho a que nadie nunca le negara nada, por su personalidad  que muchos llegarían a encontrar "adorable". Aunque a Logan siempre le pareció fastidiosa. 

   Logan también sabía cual era la mejor manera de quitárselo de encima. No es que no le viniera bien un poco de sexo,  pero aunque no le agradara, debía tener un poco de ética. En ésa época, probablemente era como veinte años mayor que Peter, y el era un adolescente.  Así que Logan sonrió, lo que sacó de quicio a Peter. No fue una sonrisa de complicidad o de aceptación de las que el chico estaba acostumbrado. Fue una de burla, lo que hizo sentir insignificante al pobre muchacho. 

   -Mejor vete, necesitas estar descansado para mañana- Le dijo mientras se acostaba otra vez, casi sintiéndose mal por el muchacho. -O mejor dicho, trata de dormir, si es que tienes miedo-

   Peter río mientras se encaminaba a la ventana- Creo que no me conoces Logan. Yo nunca tengo miedo. De nada- Luego le guió un ojo y desapareció en la noche, como una brisa. 



The silver WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora