★Crawford Collins★

11.7K 405 23
                                    

Era sábado e iba en mi coche, en camino hacia el instituto. ¿instituto un sabado? Pues claro, ¿qué otro día sería mejor para una feria? El cole tenía que reunir fondos para no recuerdo qué, y no se les ocurrió nada mejor que una pequeña feria para niños.

Tuve la desgracia de no poder apuntarme en nada nótese el sarcasmo, pero mi mejor amiga, Alicia, se había inscrito para disfrazar a los pobres diablos que estaría en 'La Casa Fantasma'. Sí, ya sabes, ese tipo de lugar que arreglan para que se vea abandonado, con telarañas de algodón e insectos de cartulina. Esos lugares de donde los peques salen llorando y los padres de éstos reclaman por su dinero por 'haber asustado de más a sus niñitos'. ¿Emocionante? Prefiero quedarme en casa, viendo a los Lakers con papá.

En fin, la cosa es que le había prometido a Alicia que iría para 'ver su creación'. No la defraudaría, la verdad. Papá dijo que me haría bien un poco de aire fresco, y estoy segura que susurró que necesitaba más vida social, o algo por el estilo. Hice como si no lo hubiera escuchado.

Me estacioné en el aparcamiento del instituto (el cual estaba llenísimo, para mi gran sorpresa). Era obvio que hasta un pequeño evento como es una feria escolar es un gran evento para Boston.

Iba a abrir la puerta, cuando ésta se abrió sola.

—¡Al fin llegas! —chilló la inconfundible voz de Alicia.

—Lo siento —suspiré—. Me quedé dormida.

Musitó algo por lo bajo, me sonó a «justo en esta ocasión». Percibí el doble sentido de sus palabras, pero no quise preguntar.

Pasamos por la venta de tickets, y yo pagué el mío, a pesar de que Alicia me había insistido en que era una invitada V.I.P. He de suponer que en algo quería yo ayudar con la cosa de la recaudación del dinero.

Los jardines del instituto estaban lleno de stands y algunas carpas. Había letreros colgados en los árboles, indicando la atracción y todo. ¡Incluso había un pequeño carrusel en el centro del jardín! No me sorprendería si hubiera sido Alicia quien se lo consiguió.

—¿En qué aula está «La Casa Fantasma»? —pregunté.

—¿«Aula»? —preguntó, completamente ofendida—. «Pasillo», querrás decir.

—Vaya, ¿cuánto te costó convencer al director Mendes de eso? —reí. Conocía algunas de las tácticas de Alicia para el convencimiento en contra de la voluntad. Ella solía usarlas conmigo cuando yo no deseaba acompañarla de compras. Y, maldita sea, sí funcionaban.

—Sólo la carita de cachorro, nada de dinero —admitió, y parecía orgullosa de ser una manipuladora—. Y, bueno, La Casa está en el pasillo de ciencias del departamento 5.

—Ya veo.

Cruzamos el patio completo, y pude tener una buena perspectiva de toda la feria. Había bastante gente, más de la que alguna vez llegué a pensar que habría. Y sí, también había niños corriendo a todas partes; arrastrando a sus padres con las billeteras en los pantalones. Tal vez la feria si funcionaría.

Estaba en eso: apreciando las atracciones, cuando una cartulina azul con letras negras, llamó mi atención.

«¿Qué tan fuerte eres?»
Aula 027. Auspiciado por el tercer año.

Ya no pude contener mi risa. Ciertas personas eran tab predecibles…

—No puedo creer que Steban dijera la verdad, sólo pensé que era una broma cuando dijo de su stand

—¿Y sabes qué es lo peor? —preguntó Alicia, ella no parecía sorprendida, en absoluto.

—¿Qué?

One ShootsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora