★Derek Luh★

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¡Andrea! ¡Baja un momento!- me gritó mi abuela desde la planta de abajo. Tiré las muñecas con las que jugaba al suelo y bajé apresuradamente las escaleras llegando a la cocina.

-Dime, abuela- dije con una sonrisa. Mi abuela era de unos sesenta y siete años, parecía más joven de lo que en realidad era. Siempre sonreía, siempre estaba alegre, con una juventud, no notable en su aspecto pero si en su increíble personalidad. Mis padres estaban siempre muy ocupados, por lo que durante el año, cuando tenía que ir al colegio siempre estaba con mi niñera en casa pero durante el verano iba a casa de mis abuelos, y me encantaba.

-Esta tarde va a venir, bueno, aquel amigo de la familia del que te hablé, ¿Recuerdas, cariño?- asentí agarrando una galleta de chocolate del plato que había en la encimera sentándome sobre un taburete.-Bueno, iba a traer a su nieto, e iban a dar una vuelta con el abuelo por el campo, ¿Quieres ir con ellos?-preguntó sonriendo. Lo pensé.

-No…- dije negando con la cabeza- no los conozco, me da vergüenza.- Mi abuela asintió comprendiendo.

-Bueno, no te preocupes cariño, de todas formas vendrán a tomar un té, así que arréglate un poquito.- asentí con una sonrisa y corrí escaleras arriba.

Después de ponerme mi vestido favorito escuché la puerta abrirse y voces charlando animadamente. Bajé las escaleras con cierta timidez hasta llegar abajo.

Me acerqué y sonreí, viendo a un hombre algo más mayor que mi abuela que reía con mi abuelo y a un chico de unos quince años increíblemente guapo. Nuestras miradas se encontraron y me sonrojé sistemáticamente apartando la mirada.

-Tú debes de ser Andrea- dijo aquel hombre sonriente. Asentí.

-El es el señor Luh, y su nieto Derek.-dijo mi abuelo sonriendo.

Mientras tomábamos el té nuestros respectivos abuelos hablaban de cosas que en su momento me resultaban tremendamente aburridas, pero quería parecer mayor, por lo que intenté parecer atenta durante toda la conversación. Derek y yo cruzábamos miradas de vez en cuando, pero yo siempre era la primera en apartarlas.

A pesar de ser cuatro años más mayor que yo, me arrepentí al no haber aceptado la propuesta de mi abuela cuando los vi marcharse por la puerta, me habría gustado conocer a Derek…

*Cuatro años después*

-¡Andrea! ¡Baja un momento!- dijo mi abuela.

-¡Un momento!- contesté, terminando de arreglarme. Me miré en el espejo, contenta con el resultado. Había cambiado mucho en los últimos años. Mi pelo negro había crecido, estaba muy largo y, esta mal que yo lo diga pero, modestias aparte, muy bonito. Mi cuerpo se había desarrollado y a parte de ciertos defectos que todas las adolescentes logramos encontrar en nuestros cuerpos, estaba contenta con el resultado de la pubertad. El conjunto que llevaba era veraniego, bastante lindo y el sencillo maquillaje que me había aplicado destacaba mis ojos marrones. Sonreí.

Bajé las escaleras dando saltitos llegando finalmente hasta abajo donde encontré al señor Luh sonriente que hablaba con mi abuela.

-¡Andrea! ¡Pero que guapa estás! ¡Cuánto has crecido! ¿Qué edad tienes ya?- preguntó acercándose a mi con una sonrisa y abrazándome con delicadeza. Sonreí ruborizándome levemente.

-Muchas gracias, tengo quince.-contesté.- ¿Cómo esta usted?

-Pues muy bien, afortunadamente, hace varios años que no te veía.- sonrió.

-Él y Derek se quedarán a comer- dijo mi abuela sonriendo. Asentí, ¿Derek? ¿De que me sonaba aquel nombre?

-¿Recuerdas a Derek, mi nieto?- preguntó el señor Luh.- Bueno, fue hace mucho, es normal.- Asentí de nuevo. Por supuesto que le recordaba. Bueno, en realidad tenía una imagen muy vaga, habían pasado muchos años, solo conseguía acordarme de lo atractivo que me pareció, pero no exactamente de su rostro ni de el.- Tiene que estar llegando ya, tarda mucho en arreglarse, ¿Sabes?- solté una risita.

One ShootsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora