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2 años después—

Los pequeños niños disfrutaban de aquel día soleado y como siempre estaban bajo el mismo árbol que los primos del morenito usaban como castillo embrujado. Cada tarde después de terminar las actividades correspondientes del príncipe gustaba de huir con una sonrisa tonta en busca de su castaño favorito para llevarlo a los inmensos jardines del palacio. Podía decir que Zayn disfrutaba de la presencia del niño y no sabía porque, cuando le buscaba en su habitación o en el salón de música su cuerpecito temblaba, su cabeza daba vueltas de solo encontrar esos ojitos melosos y esa sonrisa tan hermosa. Para sus diez años sentía esa sensación de quererle cerca, de abrazarlo y tal vez guardarlo en su armario de la habitación para que nada le pasase.

Pero allí estaban ambos, Zayn sentado con uno de los tantos libros que esperaban ser leídos por él, esos que se acumularon en su habitación porque la madre del pequeño castaño se enteró que la lectura es su tiempo favorito y cada vez que venía al reino para ver a su pequeñín le regalaba unos tres o cuatro como agradecimiento por cuidar a su bebé, ahora el principie no tenía la excusa de no tener nada interesante por leer.

El príncipe se concentraba más y disfrutaba de las letras de solo escuchar las risillas de Liam. Mientras él se entretenía leyendo su rizado jugueteaba a su alrededor, creando coronas de flores para su linda cabecita. Una miradita discreta daba al pequeño solo para contemplar la belleza que poseía esté, algunas veces creía que Liam era una joya y exija tenerlo como todo un príncipe igual a él, así lo ordenaba y los criados lo trataban con la más delicadeza posible.

—¿Qué te parece Zenie?— la vocecita encantadora del castaño logró perder cualquier tipo de atención hacia el libro, alzó la mirada hacia Liam que le mostraba otra corona.

—La has hecho sin flores— comentó viendo el trabajo bien hecho de su niño. Liam asintió y se acercó con cautela hacia él, colocó la corona de hojas y ramas sobre su azabache cabello. —Oye, ¿qué haces?— protestó haciendo una mueca en su rostro.

—Es la corona del rey— dijo Liam colocándose una igual pero con pequeñas violetas, sus mejillas se volvieron carmesí y el moreno podía ver cerezas. —Esta es la mía, ¿te gusta?— pregunto dando paso un brillo precioso en sus ojitos cuando el príncipe asintió como tonto.

—Si, me encanta.

—Tengo hambre— el castañito dulzón hizo un puchero sin abandonar los ojos marrones del morocho.—¿Crees que Lilia haya acabo de hornear galletas?

—No lo sé, tal vez si— Zayn se encogió de hombros y cerró su libro haciendo saltar al pequeño, se levantó del suelo ayudando a Liam, y en vez de limpiar su ropita de la suciedad sacudió la del niño, palmeando suavemente el cuerpo pequeño sacando la tierra. —entremos, pronto anochecerá.

Liam asintió y tomó la mano del príncipe dejándose guiar por el mayor, corrían hacia el gran palacio, Liam sostenía su corona para que no cayese y se arruinara. Zayn ignoró los saludos cordiales de los sirvientes y guardias al pasar y le molestaba que Liam lo hiciera dándole un simple "¡Hola!" Como si ellos fueran de su misma clase, pero dejaba pasarlo.

Las grandes puertas de cristal que daban salida a los jardines se abrieron para los pequeños, la calidez hogareño los golpeo y un suspiro salió de los labios de Liam. El príncipe dejó su libro sobre la mesa que sostenía un jarrón antiguo mientras el dulzón sacaba sus zapatitos, le gustaba estar descalzo por toda la gran casa ya que los pisos estaban bien forrados por alfombras rojas con dorado y la suavidad hacía cosquillas en las plantas de sus pies.

Zayn tiró del menor llevándolo a las infinitas escaleras y luego mareadolo con tantos pasillos del mismo aspecto, al final llegaron a la habitación del príncipe con la intención de quedarse en la gran cama acolchonada y comer galletas con leche hasta la hora de dormir.

Los Deseos del Rey |Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora