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Dos años después

Bajo la sombra del gran árbol se encontraba Liam sentado sobre una manta dorada, viedo con admiración al moreno que peleaba con espada en mano. Zayn se movía agilmente esquivando a su contrincante Richard, el sonido del metal golpearse hacia sonar al compás del viento y los cantarines pajarillos. Aveces Liam soltaba un jadeo cuando la espada del mayordomo rozaba el rostro de su príncipe y aunque supiera que desde los diez años Zayn practicaba no podía evitar preocuparse cuando los entrenamientos eran más duros de lo inusual.

Los dedos blanquecillos cubiertos de lunares plateados jugaban con las hierbas del suelo, arrancandolas para hacerse cosquillas en los brazos. Era verano el calor invadía como infierno el reyno que hasta el rey prefería trabajar al aire libre, el viento era más fresco y relajante. El castaño tomó a su alcanze las flores blancas y comenzó a crear una de esas coronitas que hacía cuando niño, esas que ponía sobre sus rizos para verse bonito y así gustarle más a su morenito. Sonreía hacia el príncipe cuando él lo llamaba para que viese que una vez más había vencido a su contrincante, su corazón latía salvajemente de sólo ver esos ojos avellanas mirarle con ternura mientras alzaba la espada indicando que le dedicaba el combate en su nombre.

Richard dio por finalizada la clase, ayudó a retirar la armadura al menor dejándole respirar libremente. Zayn corrió hacia al niño con una sonrisa boba, se arrodilló frente a él tomando la mano y beso los nudillos sin apartar la mirada. Las mejillas de Lee están rojas de la pena, no importa cuántas veces la alteza le besé siempre se pondrá nerviso, tan inocente.

—Estuviste fantástico— felicitó Liam, colocó la corona sobre la cabeza y sonrió para el azebache.

—Gracias— sutilmente se acercó esta vez plantandole un beso en la mejilla. —¿Que haces aquí?— preguntó quitando el cabello húmedo de su frente —Creí que Borhan cuidaria de ti— dijo algo molesto, el quería velar por Liam pero las actividades no podían ser saltadas.

—Le pedí un par de libros pero demora mucho— hizo puchero ante la mirada de regaño por parte de Zayn —¡Me aburro allí dentro! No me gusta estar encerrado— reprochó cruzando sus brazos sobre el pecho, inflo sus mejillas carmesí, tan lindo.

—No me interesa Liam, no estas en condiciones— el príncipe se puso de pie y tiro del menor hacia sus brazos.

—Sólo fue un pequeño mareo, Zenie— su vocecita se escucho decaída, no quería regresar a la habitación. —Mi piel se está haciendo más pálida y hace que me sienta tan débil bajo el sol.

—No fue por el mareo Liam, sabes que no puedes salir— el castañito chillo en el aire, el mayor lo había cargado pasando los brazos bajo su espalda y rodillas. Aveces se preguntaba como podía tener tanta fuerza cuando ambos tenían la misma edad y él se cansaba de sólo caminar.

Liam no tuvo más que resignarse, sabía que estar dentro de cuatro paredes que rodeaban la amplia hambitacion era únicamente por dos razones, razones que odiaba. La risa melódica del chiquitín hacia enojar un poco el alteza, tal vez escapar de la habitación no fue tan mala idea; el viento corría haciendo levantar un poco el bluson que el menor tenía y Zayn fruncia el ceño cuando las miradas curiosas de los guardias pasaban por el cuerpo del niño en busca de más piel.

Cerdos

Los brazitos del dulzón rodearon el cuello ajeno cuando comenzaron a subir por las infinitas escaleras alfombradas, escondió su carita bajo el mentón dejando un besito alli mismo. Zayn soltó un jadeo antes eso y es que como no resistirse ante tal belleza que poseía su pequeño castaño, Liam podía ser tan traviesamente inocente, actitud que volvía loco al alteza. Llegaron a la habitación del príncipe, el menor iba preguntar porque lo había llevado allí pero se distrajo al sentir las suaves sábanas debajo suyo, Zayn se acostó aún lado, abrazándolo por la cintura y darle caricias en su vientre, últimamente el príncipe estaban de meloso con él, no había día en no diera un rose en su pancita. Igual, no le molestaba, más bien le encantaba esa faceta del morocho, se sentía tan mimando y consentido, tener toda la atención del príncipe para él solo aseguraba que Zayn le amaba.

—Zayn— ronroneo el chiquitín bajo las manos grandes del mayor acurrucándose cómodo.

—Mhn— el azabache deslizó su mano hasta la cadera del chico y apretó, atrayéndolo más hacia él, teniendo contacto contra la piel salpicada de lunares plateados, estos empezaron a brillar como si la presencia del alteza los encendiera.

—¿Cómo se sentirá dar el primer beso?— Liam dijo en un murmullo casi inaudible, sus mejillas se calentaron tomando el conocido carmesí, extendiéndose hasta los pómulos.

—¿Quién ah corrompido tu mente?— preguntó roncamente Zayn, se alejó un poco del menor encontrándose la mirada mielosa, cayendo rendido ante él.

—Borhan, él me pregunto si mis labios habían tocado los tuyos— hizo un pucherito en sus labios cereza, colocó su cabeza en el pecho del mayor, sintiendo la respiración viajar y el latir tranquilo del corazón.

—Cualquier cosa que intente no te dejaras, tus labios son míos, bebé, todo tú me pertenece— Liam asintió.

—¿Será lindó cuando nos besemos?— preguntó inocentemente el castañito mientras jugaba con las cuerdas de la camisa de Zayn, aleteo sus pestañas mirando al príncipe entre ellas.

—Más que lindó, ¿sabes porqué?.

—¿Por qué?— plantó un beso sobre el pecho del moreno, se levanto conectando ambas miradas, sonrió tímido cuando Zayn lo hizo también.

—Porqué nos queremos, si hay amor todo entre nosotros dos será especial— aseguró. Sus dedos tocaron las pecas plateadas en las mejillas de su niño, viéndolo con fascinación, se preguntaba dónde provenía la belleza de Liam, era precioso, cada detalle de él era perfecto.

—Entonces no puedo esperar— chilló el pequeño, se escabullido al cuello del mayor, provocando que su melena rizada cepillara la nariz del príncipe, Zayn rio y lo abrazo, aspirando el aroma, era adictivo.

Los Deseos del Rey |Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora