Logramos salir del centro, convertidas aún, y encontramos personas que habían quedado atrapadas en los pisos superiores. Los ayudamos a escapar y al llegar a las puertas les expliqué a los policías que debían mantener las rejas cerradas y que por nada del mundo debían entrar.
-¿Quien eres? -preguntó el jefe del operativo, dudando de mi palabra y mirándome como si estuviese loca.
Y no lo culpaba. Iba cubierta de sangre seca, pero sin heridas, llevaba el pelo como un nido de pájaros y apostaba a que mis ojos eran mas escarlata que nunca.
-Eso no importa ahora. Lo que realmente importa es que allí dentro hay personas infectadas con lo que sea que tenían esos animales y matarán al que intente entrar.
-Cortéz -El policía utilizó su radio para comunicarse. -Envía al equipo informático, diles que necesitamos un par de drones. -Luego volvió la vista hacia mi. -Más te vale niña que estés en lo cierto. Sólo te tendré en cuenta porque no voy a mandar a mis hombres a morir allí dentro. Pero si estas jugando conmigo, te juro que...
-Es la pura verdad señor... -Intenté irme, pero me retuvo.
-Dime quien eres y qué eres.
-Por favor, no me pida eso... -le supliqué. -Tendría que mentirle... Y no quiero hacerlo. Estoy aquí para ayudar. Se lo juro.
A juzgar por su expresión, no quería dejarme ir, pero sus compañeros y la situación le aclamaban. No tuvo mas remedio que soltar mi brazo.
Empecé a buscar entre tanto alboroto a mis amigos. Nichi se había ido con Xian y Hawa, y Winter había desaparecido. Luego me ocuparía de ella. En aquellos momentos, solo me importaban Bastian y Alex.
La gente se agolpaba preocupada. Muchos lloraban desconsoladamente, otros solo miraban. Fui hacia el sector de los heridos, habían cortado las calles para que los paramedicos pudiesen atender a los heridos leves y tuviesen espacio para trasladar a los graves. Por cada muerto que veía, sentía millones de puntadas en el pecho. En parte por una culpa horrorosa, en parte por miedo, terror, a que alguno de ellos fuesen los chicos.
Al final de la calle finalmente los vi. Bastian ayudaba a los desorientados y Alex estaba sentado al borde de la acera, con la mirada perdida.
Corrí hacia ellos, llorando de alegría. Estaban vivos, sanos, a salvo...
Salté sobre Bastian, abrazándolo con fuerza, sintiendo todo el peso del miedo que llevaba por dentro desde que Ayla había desaparecido. Lloré, lloré con alivio y con culpa. Lloré cargando cada lágrima con una angustia acuciante, que apretaba mi maltratado corazón.
Mi respiración se agitó, el aire no entraba en mis pulmones, se quedaba a mitad de camino. Mis brazos y piernas se durmieron y comencé a desvannecerme.
-India ¿te encuentras bien? -Bastiann me sostenía, revisando mi cuerpo en busca de alguna herida. -Ven, salgamos de aquí...
Me arrastró como pudo, llevándome lo más lejos posible del gentío. Casi no podía hablar, estaba completamente ida y sin oxígeno en mis pulmones.
-India, por favor, cálmate...
-Esto... es... esto... -balbuceé entre sollozos e inspiraciones ásperas. -es... mi... es...
-Basta, India, por favor. -Mi amigo intentaba ayudarme, pero no podía parar. Estas sufriendo un ataque de pánico, necesitas respirar y calmarte.
Quería escucharlo. Quería parar, pero ya no me sentía dueña de mi propio cuerpo. El fuego retrocedió a tal punto, que volví a la normalidad en un abrir y cerrar de ojos, temblando y sintiendo que me iba a asfixiar.
ESTÁS LEYENDO
Cronicas Elementales: La noche eterna (PARTE 3)
FantasyCuando creí que todo volvería a la normalidad... Cuando creí que podría recuperar todo lo que había perdido... Cuando sentí que podía dejar de temer por todos los que amaba, el peligro se cernía sobre nosotros, una oscuridad como nunca imaginé, una...