Ni un momento de paz

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Luego de la reunión, la casa quedo vacía. Hawa y Nichi habían desaparecido, luego de tener una breve charla con Xian, esta se había disculpado con mi padre y se marcho también, con ese andar tan extraño y ligero que siempre tenía. Mis amigos se dispusieron a trabajar, Alex bastante caído a decir verdad. Sean había sido el primero en retirarse. Supuse, no quería pasar un minuto más cerca de tanta tensión en su contra.

Recostada en mi sillón, cerré los ojos, cansada. No existía un momento de paz, aparentemente. Todo parecía retorcerse nuevamente, poniendo en alerta mi paranoia. Después de lo sucedido en ¿otra realidad? ¿El pasado? No sabía cómo mencionarlo en mi mente siquiera, pero lograba que me pusiera enferma de solo pensar que Noah podría correr el mismo riesgo nuevamente.

Aun me sentía inexperta, aun creía que no estaba lista para tomar decisiones importantes y mucho menos guiarlos a todos a un nuevo enfrentamiento. La última vez casi acabo con todo, y al volver, nos había expuesto.

Y ese era un tema aparte, con el que no tenía idea de cómo lidiar. ¿Qué ocurriría realmente si la gente supiera quienes éramos? Si mis compañeros de clase supieran que la del video que circulaba por la red era yo. Probablemente, no sería tan genial como cuando Tony Stark le conto al mundo que era Iron Man. No, definitivamente no tendría esa suerte.

Pase el resto del día jugando con mi hermanito. Sus sonrisas lograban disipar cualquier temor, haciéndome creer por tan solo un momento que nuestras vidas eran normales otra vez. O que nunca habían cambiado.

Al despertar, tuve un momento de ignorancia casi perfecto. Luego caí en la realidad. Ayla tenía un comportamiento errático y extraño, sumado a un lapsus en el que nadie sabía que le había sucedido. El mundo estaba a punto de descubrir a las guardianas, la naturaleza se agitaba, queriéndonos decir algo y Sean solo quería mantenerse lejos de mi.

Genial.

Baje a desayunar sin sorprenderme por la presencia de Xian. Era habitué ya.

-Buenas. –salude sin ánimos. Tome un cuenco, lo llene con cereales y leche y me senté en la barra de desayuno. Noah aun no se despertaba, de lo contrario, ya lo tendría colgado de mí, exigiendo sus galletas.

-Te ves un poco… -Xian parecía analizar sus palabras a fin de encontrar un adjetivo concreto y correcto, que se aplicara a mi aspecto.

-¿Medio zombie? ¿Desanimada? ¿A punto de explotar? Escoge, cualquiera es correcta. O las tres al mismo tiempo, da igual. –respondí.

-Vamos a descubrir que ocurre. Ya verás. Saldremos de esta. –intento infundirme confianza, pero no surtió efecto. Necesitaba hechos, no frases casi trilladas.

-No te preocupes, al rato se me pasa.

Mi celular vibro contra el frio mármol, reclamando atención. Era Bastian.

-¿Tan temprano andas molestando? –bromeé.

-No pude evitar pensar toda la noche en las distintas posibilidades que hablamos ayer. Hice mi investigación, como has de suponer. Encontré algo un poco inquietante. –respondió mi amigo, sin preámbulos.

-¿Qué?

-Hay una leyenda que habla sobre una batalla entre el bien y el mal. Entre las fuerzas originarias de la vida misma. Básicamente dice que tarde o temprano las fuerzas entraran en colisión y todo lo que se encuentre en medio se irá al tacho. Así de simple.

-No entiendo. ¿Las fuerzas serian la naturaleza y esta cosa a la que aun no le hemos puesto nombre?

-Exacto.

-Pero Bass, eso no me dice nada que no pueda imaginarme.

-Lo sé, pero esa fue mi punta. Continúe investigando, y resulta ser que, teóricamente, según los creyentes, existe una fecha precisa en la que esta batalla va a librarse. Algo así como otra especie de apocalipsis. Solo que, si los buenos pierden, los resultados serian algo que llaman “la noche eterna”. Luego se volvía todo muy reiterativo y no había más información sobre el tema. Por ahora. Voy a continuar mi búsqueda, pero creo que es un poco preocupante.

Cronicas Elementales: La noche eterna (PARTE 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora