NOTA: Los fragmentos escritos en cursiva son interpretados por Courtney, quien escribe la historia junto a Edward. Recordemos que Rachelle y Edward son los protagonistas de dicho libro.
Mis historia comenzó de la peor forma posible. Lo conocí de la peor manera y aún así, el no me odió.
(...)
- ¿Por qué iba a odiarte?
- ¿Por qué? Mi comentario fue completamente estupido, te trate muy mal y por mi culpa te fuiste del café. - bufé acariciando sus brazos que rodeaban mi cintura.
- En tu defensa, no sabias de mi ceguera - sonrió con satisfacción.
- Calla y deja que siga escribiendo la historia...
(...)
Que forma tan poco convencional de conocer a alguien, ¿no creen? Qué ironía gritarle a un ciego, preguntándole si es ciego.
Que forma tan extraordinaria de comenzar una historia como la mía con el.- Muy bien. Eres su amigo, ¿cierto? ¿Lo conoces? - mordí mi labio inferior un tanto nerviosa.
- Si, y antes de que preguntes. Después de venir a la cafetería, el camina hacia la plaza que está a cinco cuadras de aquí.
- ¿C..como camina? Espera, ¿sabe el camino de memoria? ¿Y si lo atropellan? - inquirí con preocupación.
- Supongo que eres nueva aquí. Escucha, todos en esta parte de la ciudad conocen a Edward, bueno, no todos, pero tiene la suerte de que la mayoría lo hace y siempre se sale con la suya para llegar a donde quiera. No te preocupes. Y si quieres pedirle disculpas, también puedo darte su número de teléfono para que le envíes un mensaje...
Fruncí el ceño mirando completamente incrédula al chico que envolvía su cintura con un delantal rojo. ¿Acaso estaba bromeando?
- Bien, lo siento. Solo quería burlarme un poco, ya sabes... - sonrío rascando su nuca con incomodidad. - Puedes encontrar a Edward en la plaza, normalmente está en la zona de juegos, se encuentra con su hermano menor. Pero si no está ahí, quizás esté en las bancas frente a la fuente de la entrada.
Sonreí en agradecimiento. No podía articular palabra alguna. Al parecer en estos dos años de ausencia si habían cambiado algunas cosas, entre ellas, un chico ciego que la mayoría conoce y al que por cierto, traté muy mal.
Saqué las llaves del auto dentro de mi bolso y desactivé el seguro para poder entrar, ahora lo único que pensaba era en disculparme y limpiar mi conciencia.
No tarde ni cinco minutos conduciendo cuando ya estaba aparcando mi auto en el estacionamiento frente a la plaza. Suspiré un tanto resignada y nuevamente practiqué mi discurso.
- Oye, mira... No, lo siento... Escucha; no fue mi intención haberte tratado de esa forma, ni mucho menos gritarte, pero es que yo no sabía que en verdad eras ciego, y no he tenido una buena mañana, no es que la hayas vuelto peor, bueno, quizás si, pero es que...
- Tranquila, te perdono...
Solté un grito al escuchar aquella voz a mi lado, presionando sin querer el claxon del auto. Una carcajada estalló nuevamente a mi lado fuera del auto, escuchando también como daba un pequeño golpe en la puerta de mi auto intentando controlar su ataque de risa.
Quizás no era un típico chico malo.
- Muy bien, búrlate de mi. - bufé volteando los ojos mientras nuevamente abrochaba el cinturón de seguridad.
- No me burlo de ti, me río de tu patético discurso para pedirme disculpas. No necesitabas decir todo eso, no me molesté ni ofendí.
- Claro, lo dices después de que salieras de la cafetería e hicieras que todos me odien por haberte gritado. ¿Algo más, señor risas?
- Tienes una hermosa voz, ¿puedo saber el nombre de la chica con hermosa voz?
- Definitivamente, hoy no es mi día. Gracias por perdonarme, ahora, si no te molesta, debo irme, tengo muchas cosas que hacer. - gruñí encendiendo el auto.
- ¿Cosas como cuales? - él se apoyó de codos sobre la ventana, haciendo que su rostro se acercara a mi mejilla.
- Cosas como las que no te interesan, Edward.
- ¡Perfecto! Sabes mi nombre, ahora yo debo saber el tuyo - pude sentir como suspiraba sobre mi piel, provocando un escalofrío en mi.
- ¿Si te digo mi nombre me dejarás ir?
- Si.
- Rachelle, mi nombre es Rachelle.
- Muy bien, Rachelle de voz hermosa, ¿qué tipo de cosas debes hacer?
- Dijiste que me dejarías ir - apoyé mi frente sobre mis manos que tomaban el volante con fuerza, perdiendo la poca paciencia que me quedaba. - debo escribir un ensayo, mejor dicho, debo escribir un libro para una editorial. ¿Feliz? Ahora, por favor apártate de mi auto y deja que me vaya.
- ¿Escribes libros? - ignoró por completo mi petición.
- Si, ahora apártate.
- Entonces supongo que también lees, ¿cierto? - inclinó su cuerpo hacia adelante acercándose aún más.
- Creo que tu pregunta es incoherente. Claro que leo, si no lo hiciera ¿por qué habría de escribir? Es fundamental, los escritores inspiran a otros a escribir.
- Entonces, a cambio de mi perdón quiero que hagas algo. - murmuró muy cerca de mi oído.
- Creí que ya... - suspiré nuevamente para mantener la calma. - ¿Qué quieres que haga?
- Rachelle, mi chica de hermosa voz, ¿Me leerías un libro?
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¿Me leerías un libro?
Teen FictionLe grité a un ciego. Le grité preguntándole si estaba ciego, lo humille sin saber que realmente él no veía nada. Lo busqué para pedirle una disculpa y su respuesta fue simplemente pedirme que le leyera un libro. ¿Creen que leer para un ciego es faci...