8.

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El conducía. En momentos como esos no importaba nada, no importaba si estaba ebrio, no importaba si podía ver el camino. Nada, absolutamente nada era relevante para bajar la velocidad o mucho menos para detenerse.

Paso su mano sobre sus ojos intentando limpiar las lágrimas.

— Como desearía no haber visto nada.

Esa pequeña frase se repetía en su cabeza una y otra vez.

Para Edward no existía nada peor que la traición y las mentiras. Y esa noche, había recibido ambos g golpes al menos tiempo de quien menos lo esperaba.

La pantalla de su teléfono se iluminó indicando que una llamaba entraba.

No contestaré.

Negaba con la cabeza. Quizás un engaño como el de Amber no era la gran cosa para algunos, pero para el si. La chica a quien le entregó sus últimos tres años le había mentido, lo peor era que todos le advirtieron.

"Alejate de ella"

"Yo la amo. Ella es diferente"

— Puras malditas mentiras.

Nuevamente la pantalla se iluminó. Ella insistía en llamarlo y aclarar todo.
Pero esta vez era diferente, el no volvería a caer.

Cerró sus ojos con fuerza para intentar ignorar aquel sonido.

Y lo próximo que escucho, fue un golpe y miró total oscuridad.




Se levantó de su cama abriendo los ojos con temor y sus manos presionaban las sábanas a su alrededor.
Nuevamente había soñado con lo que pasó aquella noche.

Para Edward había sido una noche complicada. Su tía había conocido a Rachelle y la había hostigado con preguntas sobre su "relación" el simplemente se sentía feliz de tener una nueva amiga.

Pero seguía ahí, el vacío seguía ahí.

Rachelle se había ido ya hace algunas horas, según el. Deseaba poder saber que hora era y también deseaba un vaso con agua.

Suspiró pesadamente mientras volvía a recostarse y envolverse en las sábanas para intentar dormir.

(...)

Rachelle se encontraba sentada frente a su escritorio, mordiendo el borrador del lápiz que sostenía con una de sus manos mientras la otra reposaba sobre el escritorio y hacia golpear sus uñas contra la madera.

Intentaba pensar en una trama para su historia, pero le era imposible. Todo lo que había pasado ese día invadía sus pensamientos.

El café, los gritos, el auto y un chico ciego invadiendo su espacio. Eso era lo que pensaba.

(...)

El chico cubrió su boca. No quería que lo escucharan, no dejaría que nadie lo escuchara de esa forma.

Abrazó sus piernas con fuerzas, se había sentado en su cama. Escondió su cabeza en el hueco que se formaba entre sus rodillas.

Por más ridículo que pareciese, ese era el. Él también era un humano, el también sufría pero nadie parecía notarlo.

Mordia su labio inferior ahogando sollozos, su rostro ya hinchado y sus ojos rojos eran pruebas de sus largas noches.

Y siempre era así, noche tras noche.

Decidió llamarla.

— ¡Tía! — gritó con fuerza. — ¡Tía!

Pocos segundos después su tía apareció enrollando en su cuerpo una bata para dormir. Era normal que el la despertara durante las noches.

— Edward... — se acercó a el y se sentó a su lado sobre la cama — Ya pasará, tranquilo...

— Llama a Rachelle, por favor...

— Pero..

— ¡Llamala!

Sin protestar Laura salió de la habitación del chico y fue por su teléfono para llamar a la chica.

— Se que es extraño que te llame a esta hora, pero el necesita hablar contigo. — murmuró la mujer.

— ¿Está todo bien? — la voz de Rachelle se escuchó a través de la bocina del aparato.

— Si, sólo...

¿Que excusa podía dar? Su sobrino tenía pesadillas, necesitaba ayuda y había decidido refugiarse en una chica que conoció ese día. ¿Eso le diría?

— ¿Puede darle el teléfono? Hablaré con el.

Ella no tuvo que decir nada para que Rachelle entendiera que el necesitaba a alguien.

— Dejaré el teléfono en altavoz.

El chico asintió y la mujer salió de la habitación dejando el teléfono frente a el.

— ¿Edward? — la voz de Rachelle llegó a sus oídos.

— ¿Estabas dormida? — preguntó él.

— No, no dormía — ella suspiró — ¿Estás bien?

— No.

— ¿Quieres hablar de eso? — preguntó nuevamente ella.

— Quiero que sigas leyendo para mi, por favor.

— Mañana estaré ahí.

¿Me leerías un libro?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora