¿No pasa que están leyendo un libro, aparecen los protagonistas y en ese instante dicen que ellos deben estar juntos?
Edward fue como ese protagonista. Es tan complicada la forma en la que las cosas suceden, tan poco convencionales y al mismo tiempo tan maravillosa la manera en la que simplemente llega ese alguien y voltea tu mundo por completo.
- Entonces, chica de la hermosa voz... ¿Me leerías un libro? - preguntó nuevamente.
Tenía sus ojos cubiertos por el cristal oscuro de sus lentes. Pero estaba segura de que a pesar de ser ciego, él estaba mirándome. No a mi, él estaba miraba en mí algo que otras personas no habían notado aún.
- Si te leo un libro, ¿me perdonarás? - pregunté.
- Te perdonaré y estaré agradecido el resto de mis días contigo. No siempre se presenta la oportunidad de que una chica con hermosa voz lea un libro para un ciego.
Parpadeé conteniendo mi respiración. Si, el chico ciego acababa de hacer que mi respiración fallara.
- Estoy esperando tu respuesta, Rachelle...
- S...si, sería un placer - casi intente sonreír perdiendo por completo el poco valor que me quedaba. - Sube al auto...
El soltó una pequeña risa burlándose de mí evidente torpeza. Definitivamente no era un buen día y mi coeficiente se deshacía lentamente de mi dignidad.
- Disculpa, ¿puedes apartarte un poco? Te ayudaré a subir a auto.
- Rechelle, no soy tonto. Sé cómo subir a un auto, solo me gusta saber que te hago perder los estribos.
Sonreí sin intentar evitar el carmesí que mis mejillas expulsaban.
Utilizando solamente sus manos para sentir el auto, examine con lentitud cada uno de sus movimientos al rededor de dicho vehículo mientras lo rodeaba hasta llegar a la puerta del copiloto, la cual sin problema alguno abrió y seguidamente entró al auto.
Sin articular palabra alguna, encendí el auto y arranque hacia la salida de la plaza.
- Dime, ¿a dónde quieres ir?
- ¿En qué lugares te inspiras para escribir tus libros?
Lo miré incrédula e igualmente un tanto sorprendida.
- No "escribo libros" - murmuré haciendo comillas con una de mis manos, sosteniendo el volante con la otra. - Este es mi primer libro, y usualmente escribo o leo en el ático de mi casa, justo al lado de él cadaver de mi perro y la voz de mi madre en una grabadora que dice: ¡Levántate mocosa! Ninguno de esos hombres saldrá del libro para casarse contigo.
Escuché su risa inundar el automóvil mientras con su mano inspeccionaba alrededor hasta llegar al cinturón de seguridad.
Al notar lo que él quería, acerque mi cuerpo al suyo y le ayude. Probablemente crean que al terminar de colocarle el cinturón nuestros rostros quedaron a centímetros, tanto que sentía su respiración sobre la mía.
Pero no.
- Rachelle, no quiero incomodarte pero... - aclaró su garganta - tu codo está sobre mis costillas.
Rápidamente me alejé de él volviendo a acomodarme sobre mi asiento y acomodando también mi cinturón de seguridad para así poder encender el auto y comenzar a conducir.
- ¿A dónde quieres ir? - pregunté.
- ¿Me llevarás a donde yo quiera?
- Quizás, depende de él lugar - murmuré sin apartar la mirada del camino.
- ¿En dónde te concentras mejor para escribir? - preguntó nuevamente, retirando los lentes de su cara.
Guardé silencio durante algunos minutos pensando en dar una respuesta concreta. Realmente los lugares en donde mejor me concentraba eran muchos, sin embargo, mientras estaba fuera no pensaba en cómo me acomodaría nuevamente en la gran manzana.
- Porque cerca de El Café De John hay un parque, no muchas personas caminan por ahí - lo escuché decir.
Conocía aquel lugar, y él tenía razón, no muchas personas transcurrían aquel lugar a pesar de ser hermoso si gustaras pasar un rato y descansar o simplemente pasear.
Los siguientes minutos nos mantuvimos el silencio mientras conducía, si, el parque estaba muy cerca, pero él me había pedido leerle un libro y el esos momentos no contaba con uno en mis manos, por lo que antes iría a mi casa por uno.
- Me llevas a tu casa, y es la primera cita. Avanzas rápido, Rachelle.
Con lentitud frené el auto hasta detenerme por completo y voltear a verlo.
- ¿Cita? Comienzo a creer que más que ceguera, también tienes pérdida de memoria a corto plazo. Yo no recuerdo haber mencionado una cita - mencioné sin apartar la mirada de él.
Él sonrió haciendo que sus ojos se achinaran y pequeñas arrugas se formaran a cada lado de ellos. Negó con la cabeza aún sin dejar de sonreír.
No me era incomodo que él no volteara su rostro para "verme" el simplemente se mantenía firme y suspiraba sin dejar de sonreír.
- Tienes razón, no es una cita - suspiró nuevamente - no eres mi tipo.
- Mira quién lo dice. Si hablamos de eso, tú tampoco eres mi tipo, de hecho estás muy lejos serlo - inquirí un poco brusca comenzando a conducir nuevamente.
- Y si seguimos hablando de eso. Mi tipo de chicas son como esas que disfrutan cada momento al máximo, que no están siempre enojadas ni mucho menos que le gritan a un ciego.
- ¡Suficiente!
Detuve el auto una vez más y solté mi cinturón de seguridad.
- Te pedí disculpas ¿cierto? - ataqué alzando la voz - Me siento mal por haberlo hecho, y admito que estuve mal. Pero no sabía que eras ciego, ni siquiera lo imaginé; cuando te vi entrar lo primero que pensé fue en que eras uno de esos chicos que se creen malos, esos que se encuentran en cada esquina. Pero no, me equivoqué en eso. Eres como esos engreídos y odiosos chicos que se creen el centro de atención de todos. Y amigo, si eres así, más que no ser mi tipo, eres todo lo contrario a lo que busco en un chico.
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¿Me leerías un libro?
Teen FictionLe grité a un ciego. Le grité preguntándole si estaba ciego, lo humille sin saber que realmente él no veía nada. Lo busqué para pedirle una disculpa y su respuesta fue simplemente pedirme que le leyera un libro. ¿Creen que leer para un ciego es faci...