Tus ojos verdes me hipnotizaban.-¿Cuántos años tienes, Tristán?
Preguntaste con el ceño fruncido.- Tengo 21. ¿Por qué lo preguntas?
Tu pregunta me sorprendió.
Y al parecer mi respuesta a ti.- Te ves más joven.
No dejabas de sonreír.
Y tu sonrisa era contagiosa.
