Capítulo 3

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No podía dejar que mi mamá viera quien venía por mí a si que decidí subir a la casa de arriba sin que se diera cuenta. Es una casa vieja que mi papá compró hace mucho con el afán de arreglarla pero como es de costumbre jamás lo hizo, así que a los 13 años sin que nadie se diera cuenta decidí arreglar un cuarto para mí donde escapó cada vez que necesito estar sola, no es la gran cosa, no hay muchos muebles más que un pequeño sofá color violeta, un colorido tapete, pósters de mis bandas favoritas y un ventilador. Lo suficiente para pasar un buen rato y olvidarse de todo. Y hasta ahora se a convertido en mi lugar favorito.

Sonó mi teléfono y vi que era Alan, le dije que subiera y acepto aunque estaba un poco confundido.

-Pasa, ponte cómodo.- le dije de forma burlona señalando el pequeño sofá.

-Con gustó. -exclamó  mientras se sentaba. -Ah por cierto, feliz aniversario mi amor. - Me dijo de la forma más seca posible- Y ahora ¿Me quieres explicar que rayos está pasando?

Demonios, nuestro aniversario. Pero si seré idiota, hoy cumplimos un año y tenía una cena en casa de Alan a la que se supone llegaría a las 6:00 pm y bueno son las 9:00 pm.

-El aniversario... Veras.- le conté todo lo que pasó desde que desperté hasta el momento en que él llego aquí.- de verdad lo lamento mucho sé que no es una excusa pero en serio estaba tan emocionada por lo de Leah que lo olvide mi amor.

-No importa Ari, es lo de menos ahora. Entonces no tienes donde quedarte. ¿Cierto?

-Pues no, y estaba pensando que pues si tú me dejas... Ya sabes...

-Pero claro que puedes venir conmigo a casa.- me interrumpió todo emocionado.- esas son las ventajas de trabajar y vivir solo, puedes quedarte el tiempo que quieras. Y dime ¿cómo es que no sabía nada de este pequeño nido? Qué por cierto párese que un arcoíris escupió en tu alfombra.

-Calla bobo- le dije riendo al mismo tiempo que golpee su brazo.- Muchas gracias por dejarme ir a tu casa y pues nadie sabe de este lugar ni siquiera Leah, es como mi escondite secreto, vengo aquí cuando no quiero que nadie me moleste, cuando quiero estar sola. De verdad amo este lugar, aquí puedo desaparecer.

-Muy bien chica invisible. ¿Nos vamos?

-¿Jamas tomarás algo en serio verdad, Alan?- Le dije riendo.

Salimos de la casa y corrimos hacía la camioneta para que mi mamá no nos viera. Corrimos lo suficientemente rápido como para ni siquiera notar si estaba afuera o no. Realmente espero que no.
Durante todo el camino fuimos cantando "Hands to myself" de Selena Gómez. Es nuestra canción favorita.

El inglés de Alan es terrible y su gruesa voz no se queda atrás pero es muy divertido escucharlo cantar, si es que se le puede llamar así.

-Muy bien llegamos.- Me dijo Alan señalando un pequeño apartamento, nada lujoso pero demasiado bueno para un chico de tan solo 18 años.

Entramos y nos sentamos en el primer sofá que encontramos. Después de un largo silencio recordé algo que quería contarle.

-¿Adivina que?- le dije toda emocionada.-

-mmm ¿compraste un nuevo libro?

-Noo, es mucho mejor que eso.

-Déjame ver, has decidido dejar de ser una nerd antisocial y en cambio serás normal y te irás de fiesta con tu sexy novio todas las noches.

- No idiota.- intente sonar molesta pero no podía parar de reír.- Mi mamá ya no me llevará a la escuela, iré en el autobús escolar a la preparatoria!!

-¿Eso es lo que tanto te emociona?  Me das pena pequeña, cualquier chico normal llega a la preparatoria en su propio auto como toda una persona normal.

-Calla tarado. Tú no tienes un auto y ni siquiera vas a la preparatoria.

- Toucheé! Esta vez gana la nerd de la legendaria coleta alta.

-Déjame en paz cabeza hueca.

-Tranquila, yo adoro como te queda ¿sabías?,- me dijo de mirándome de una forma coqueta desde el otro lado de la habitación- Oye y sobre nuestro aniversario creo que sé cómo podemos celebrarlo. - dijo mirándome como un maldito pervertido.-

-¿En qué estás pensado ahora loco?

-Ya veras...

Se acercó a mí y comenzó a besarme de una manera lenta pero sin esa inocencia de siempre, fue entonces cuando creí entender a que se refería con eso de "celebrar" nuestro aniversario, nuestras respiraciones aumentaban cada vez más y noté como sus manos que empezaron en mi nuca ahora  estaban a punto de llegar a mi trasero.

-Alan.- dije lo más claro posible tratando de despegarme de sus labios y disimulando lo agitada que estaba.- no sé si deba...

-tranquila todo está bien. Tengo condones en mi cuarto.- Contesto súper tranquilo sin vergüenza alguna.

Okey "condones" es una palabra muy fuerte para mí aun, y... espera un momento porque tiene de esos en su cuarto. Acaso ya lo tenía planeado o es que... No no, no pienses mal Aria.

-No es eso, es que nunca nadie me ha visto ya sabes... ¿Y si no soy buena? ¿Y si no sé qué hacer?

-tú eres hermosa Ari no tienes de qué avergonzarte y por lo demás no te preocupes.- Me susurró al oído llegando a mi boca de nuevo para callarme de la manera más sexy y sutil posible.

Seguimos besándonos aumentando la velocidad cada vez con más pasión, sentí como su lengua toco mi labio pidiendo entrar a mi boca a lo cual accedí. Sentí como nuevamente sus manos bajaron por mi espalda hasta llegar a mi trasero apretándolo fuertemente y levantándome del mismo para llevarme a la habitación.

Me recostó en la cama colocándose arriba de mi, enrede mis piernas en su cintura y comenzó a meter las manos por debajo de mi blusa hasta que sentí el broche de mi brasier soltarse. Sentí un extraño cosquilleo en mi estomago, cada vez hace más calor. No tenía idea de qué hacer con mis manos, las de él estaban simplemente por todos lados, acariciandome dulce pero apasionadamente. Comenzó a quitar mi blusa y enseguida se quitó la playera. Estábamos piel con piel. Joder es la mejor sensación del mundo. Sentí cómo su respiración aumentaba más y más así que decidí actuar, puse mis manos en su abdomen y baje asta su cinturón logre desabrocharlo al igual que su pantalón, no sé cómo pasó pero estaba a punto de meter mis manos en sus pantalones cuando...

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora